La semana pasada empecé a ver la serie The Following, un thriller criminal que nos relata el maquiavélico plan del psicópata y asesino serial Joe Carroll, el cual utiliza su encantadora y manipuladora personalidad para formar un grupo de personas dispuestas a asesinar y hacer lo que sea, incluso dar su vida, por el. Este asesino serial sacado de la ficción me hizo preguntarme si la ciencia tiene una respuesta sobre los aspectos neurobiológicos de los psicópatas. Y me encontré con un nuevo estudio publicado en JAMA Psychiatry que aborda esta cuestión y nos ofrece una pista sobre los procesos y activaciones neuronales de las personas diagnosticadas con este complejo trastorno de la personalidad.
La psicopatía afecta aproximadamente al 1% de la población general de los Estados Unidos y representan del 20 a 30% de los hombres y mujeres de la población carcelaria. Al compararlos con el grupo control, se encontró que los psicópatas son responsables de una cantidad desproporcionada de delitos repetitivos y violencia contra la sociedad.
Para realizar la investigación, el equipo de investigadores de la Universidad de Chicago y la Universidad de Nuevo México, utilizaron resonancia magnética funcional (IRMf) para evaluar la actividad cerebral de 80 prisioneros masculinos que tenían entre 18 y 50 años de edad, mientras respondían a una serie de escenarios donde las personas eran intencionalmente heridas. Algunos de estos prisioneros cumplieron con los criterios diagnósticos para la psicopatía del Cuestionario de Psicopatía Hare, mientras que el resto participó del grupo control.
Una marcada falta de empatía es la característica principal de los individuos con psicopatía
¿Cuales fueron los resultados? Se encontró que los psicópatas tienen una deficiencia en su “cableado neuronal” que nos permite preocuparnos por las demás personas.
Los participantes en el grupo de alta psicopatía exhibieron significativamente menos activación en el área ventromedial de la corteza prefrontal, corteza orbitofrontal lateral, amígdala y la materia gris periacueductal del cerebro, pero más actividad en el estriado y la ínsula, en comparación con los participantes del grupo control, según el estudio.
La alta respuesta de la ínsula en los psicópatas fue un hallazgo inesperado, ya que es una región que está implicada críticamente en la emoción y en la resonancia simpática. Por el contrario, la disminución de la respuesta en la corteza prefrontal ventromedial y la amígdala es un descubrimiento coherente con la literatura neurocientífica. Esta última región es importante para la monitorización del comportamiento en curso, la estimación de las consecuencias y la incorporación del aprendizaje emocional en la toma de decisiones morales, y desempeña un papel fundamental en la preocupación empática y valorar el bienestar de los demás.
Jean Decety, codirector de la investigación y reconocido investigador por sus aportes sobre las bases neurobiológicas de la empatía explicó:
“Esta es la primera vez que las conexiones neuronales asociadas con el procesamiento empático han sido examinadas directamente en sujetos con psicopatía, especialmente en respuesta a la percepción de otras personas que sienten dolor o angustia.”
Los investigadores creen que la respuesta neuronal a la angustia de los demás, como por ejemplo el dolor, produce una respuesta aversiva en el observador que puede actuar como un disparador para inhibir la motivación para buscar la pronta ayuda.
Los resultados de esta novedosa investigación pueden tener una implicación directa en la psicología clínica, dado que podrían ayudar a mejorar los instrumentos de evaluación y, por lo tanto, de tratamiento.
Fuente:UChicagoNews