El New York Times entrevistó a trabajadores de la salud de diferentes partes de Latinoamérica sobre su experiencia en esta pandemia por coronavirus. Sus respuestas te estremeceran.
Astrid Vázquez, Médica general, Reynosa, México:
Todos los días veo salir a mis compañeros con el corazón fruncido, conteniendo las lágrimas, con la quijada apretada. Todos los días veo a mis pacientes sufrir, sus ojos reflejan un miedo y ansiedad enormes. Todos los días veo a los familiares de mis pacientes enfrentándose a la muerte de una forma distinta, más inesperada que nunca, cruel.
Te enfrentas al dolor, a la frustración, al enojo, a la impotencia y no tienes tiempo para la recuperación.
Tan solo el encierro te pone ansioso, irritable; ha hecho que pienses que estás más solo que nunca. Que si existía algún asomo de ideación suicida, lo lleves a cabo. El encierro ha hecho que las mujeres y niños violentados tengan mayor exposición a sus agresores. El encierro ha hecho que nos olvidemos de quienes están afuera, de quienes no pueden quedarse en casa, de quienes viven al día, de quienes salieron de su país en busca de un poco de tranquilidad.