Con el pasar de los años, las personas podemos desarrollar múltiples afecciones crónicas, también conocidas como multimorbilidades. El estilo de vida y los hábitos revisten una importancia inigualable si pensamos en que la mayoría de las personas mayores tienen pareja, y en que los cambios en la salud afectarán inevitablemente la dinámica de la pareja. Es decir, nos encontramos en un escenario donde a la forma en que los individuos afrontan sus propios problemas de salud se le suma el modo en que estas mismas condiciones crónicas son afrontadas por la pareja, en conjunto. Al aumentar las demandas diarias propias y del cónyuge, pueden existir un costo mental, según una investigación de la Universidad de Michigan (Polenick, Birditt, Turkelson, Bugajski, & Kales, 2019).
El estudio encontró que los síntomas de depresión aumentaron con el tiempo entre las personas casadas que tenían dos o más afecciones crónicas que requerían diferentes tipos de autocuidado, como una dieta especial y medicamentos para enfermedades del corazón junto con una terapia para reducir el dolor para la artritis.
Cuando sucedía que tanto el esposo como la esposa tenían problemas de salud crónicos y necesitaban diferentes tipos de cuidado personal de parte de sus parejas, a los esposos les fue peor. Sus síntomas de depresión fueron significativamente mayores, pero este efecto no se encontró en las esposas.
Para el estudio, los investigadores utilizaron datos de un estudio a largo plazo de más de 1110 parejas mayores casadas de sexos opuestos, de 2006 a 2014. Se centraron en afecciones que tienen objetivos de tratamiento similares centrados en reducir el riesgo cardiovascular: diabetes, enfermedades cardíacas, hipertensión y accidente cerebrovascular, y aquellos con objetivos y necesidades de tratamiento que son diferentes de cada una de las otras afecciones: cáncer, artritis y enfermedad pulmonar.
Si bien menos del 10% de las mujeres y menos del 7% de los hombres en el estudio tenían niveles de síntomas de depresión lo suficientemente graves como para sugerir la necesidad de tratamiento, la depresión de nivel inferior es importante para las personas mayores, los médicos, los cuidadores y los hijos adultos, dijo la Dra. Courtney Polenick, quien dirigió el estudio.
Tanto en los esposos como en las esposas, el aumento de los síntomas depresivos no comenzó hasta unos años después de la primera evaluación de su salud y bienestar.
“Nuestros resultados sugieren que hay una ventana en la que, si uno o ambos manejan condiciones complejas que no tienen objetivos de autogestión similares, es posible intervenir y prevenir el desarrollo o empeoramiento de la depresión,” dijo Polenick.
“Este podría ser el momento para que las parejas, y quienes los cuidan, enfaticen comportamientos de estilo de vida ampliamente beneficiosos que ayuden a mantener la salud mental y física”.
Por ejemplo, una mujer que hace frente tanto a la hipertensión arterial como a la artritis necesita hacer cambios en su rutina de ejercicios, pero su esposo sin tales condiciones podría comprometerse a hacer esos cambios junto con ella. O una persona con diabetes que hace la mayor parte de la cocina y tiene un cónyuge con cáncer, podría adoptar un menú más saludable para ambos.
La autora resalta el hecho de que las esposas no experimentaron mayor aumento en la depresión cuando las necesidades de salud de sus esposos diferían de las propias. Mientras tanto, los esposos cuyas afecciones requerían cuidados personales diferentes a las de sus esposas, sí experimentaron un aumento adicional en los síntomas de depresión.
Según Polenick, entre los nacidos antes de 1965, las esposas pueden estar más acostumbradas a tomar la iniciativa en el cuidado de la salud y el bienestar emocional tanto propio como de sus esposos.
Pero cuando los esposos tienen esposas que están lidiando con diferentes demandas de salud que las suyas, los esposos pueden experimentar menos apoyo del habitual, lo que empeora su estrés y su salud mental.
“Este es un recordatorio para dar un paso atrás y ver lo que su pareja está enfrentando, para aprender sobre sus condiciones de salud, ser conscientes de ello a diario y que los hijos adultos y los médicos hagan lo mismo,” destacó. “Tener esa conciencia y ayudarse mutuamente a manejar los problemas de salud mientras se observan signos de depresión, puede ayudar a ambos miembros de una pareja con el tiempo.”
Referencia bibliográfica:
Polenick, C. A., Birditt, K. S., Turkelson, A., Bugajski, B. C., & Kales, H. C. (2019). Discordant Chronic Conditions and Depressive Symptoms: Longitudinal Associations Among Middle-Aged and Older Couples. The Journals of Gerontology. Series B, Psychological Sciences and Social Sciences. https://doi.org/10.1093/geronb/gbz137
Fuente: Psychcentral