¿Podés imaginarte un poco de qué se tratará este artículo?
En nuestra defensa (la tuya y la mía), diré: el que nunca haya buscado en internet un posible diagnóstico para un conjunto de síntomas, que arroje la primera piedra.
Tener esta posibilidad a mano puede ser de ayuda y, con la misma facilidad, puede ser la herramienta más dañina, sobre todo si quien la utiliza sufre de ansiedad, o tiende a la ansiedad. ¿Por qué? Porque el buscador arrojará como diagnósticos para un dolor de cabeza tanto la carencia de descanso apropiado, como estrés o un tumor cerebral, a la vez que sugerirá posibles tratamiento que varían desde los remedios naturales (generalmente inocuos, pero no siempre), hasta el consumo de medicamentos que se extienden bajo prescripción médica. El problema empieza a aparecer cuando decidimos depositar mayor confianza en la información que recabamos de internet, que en nuestros médicos tratantes. De hecho, según un estudio, para el año 2007, los estadounidenses dijeron que tenían más fe en Internet que en los medios de comunicación masivos o en las agencias gubernamentales de salud” (Ye, 2011).
Desarrollaremos este tema a partir de un estudio reciente cuyo enfoque de investigación fue el posible vínculo entre la autoestima y la cibercondría (Bajcar & Babiak, 2019).
Cibercondría
Para los hipocondríacos, cualquier síntoma físico puede indicar que se padece una grave enfermedad, incluso sin que existan signos médicos de un problema. Esto es conocido como ansiedad extrema por la salud. Para algunas personas, la búsqueda de información médica en Internet se asocia con una exacerbación de la ansiedad por la salud (Fergus, 2013). La “cibercondría” se refiere a la ansiedad excesiva por la salud generada por búsquedas online, dice el Dr. Kelli Harding, un psiquiatra que estudia la ansiedad por la salud. Este padecimiento repercute en el desarrollo del trabajo, las relaciones sociales y el funcionamiento general de la persona.
Muchos investigadores han estudiado el tema. Con base en ellos podemos señalar que la cibercondría se refiere a la búsqueda excesiva y repetida de información médica en Internet y puede considerarse como un uso problemático de Internet relacionado con la salud. Se asocia positivamente con la ansiedad por la salud y los síntomas obsesivo-compulsivos.
Además, las investigaciones sugieren que el uso excesivo o problemático de Internet, así como las preocupaciones de salud y las conductas compulsivas están presentes entre las personas con baja autoestima. Otra investigación (Bajcar & Babiak, 2019) encontró que la autoestima predijo directamente la cibercondría y que la ansiedad por la salud y los síntomas obsesivo-compulsivos mediaron paralelamente la relación entre la autoestima y la cibercondría. Estos hallazgos sugieren que la baja autoestima, la ansiedad por la salud y los síntomas obsesivo-compulsivos pueden considerarse factores de vulnerabilidad para la cibercondría. Además, el modelo de mediación inversa indicó que la cibercondría potencialmente predice la autoestima tanto directamente como a través de la ansiedad por la salud y los síntomas obsesivo-compulsivos (Bajcar & Babiak, 2019).
La literatura existente sugiere que la baja autoestima es un factor de riesgo para problemas relacionados con Internet, como pasar demasiado tiempo en línea (Armstrong, Phillips, & Saling, 2000), dificultad para controlar el uso de Internet (Widyanto & Griffiths, 2011), uso problemático de Internet ((Bulut Serin, 2011); (Durak & Senol-Durak, 2014); (Kim & Davis, 2009); (Mei, Yau, Chai, Guo, & Potenza, 2016)), uso patológico de Internet ((Niemz, Griffiths, & Banyard, 2005); (Sideli, La Cascia, Sartorio, & Tripoli, 2017)), e incluso adicción a Internet ((Tsai et al., 2009); (Aydm & San, 2011); (Bozoglan, Demirer, & Sahin, 2013); (Ivanova, 2013); (Błachnio, Przepiorka, Senol-Durak, Durak, & Sherstyuk, 2017)).
El metaanálisis más reciente ha resumido los datos sobre la asociación positiva de la ansiedad por la salud con la cibercondría (McMullan, Berle, Arnáez, & Starcevic, 2019). Según el modelo cognitivo-conductual de la ansiedad por la salud (Warwick & Salkovskis, 1990); (Cooper, Gregory, Walker, Lambe, & Salkovskis, 2017); (Paul M. Salkovskis & Warwick, 2001), las creencias disfuncionales generales sobre la salud, las evaluaciones erróneas de los síntomas no amenazantes como una amenaza grave para la salud y la intolerancia de cualquier incertidumbre relacionada con la salud puede provocar ansiedad sobre la salud, así como intentos de reducirla a través de la búsqueda de seguridad, es decir, la búsqueda de la seguridad de una buena salud (J. S. Abramowitz & Braddock, 2006). En el marco del modelo cognitivo-conductual, la ansiedad por la salud puede llevar a la cibercondría como una forma de comportamiento de búsqueda de seguridad (Fergus, 2014); (Fergus & Dolan, 2014). Por lo tanto, los individuos con mayor angustia y preocupación por la salud también pueden buscar de manera intensiva y repetida información relacionada con la salud en Internet (Hadjistavropoulos, Craig, & Hadjistavropoulos, 1998) para obtener tranquilidad y comodidad psicológica (Baumgartner & Hartmann, 2011); (Muse, McManus, Leung, Meghreblian, & Williams, 2012); (Singh, Fox, & Brown, 2016). Sin embargo, la tranquilidad que se brinda es probablemente temporal, lo que incita a una persona a buscar más información médica, lo que, en efecto, puede reforzar el temor a la enfermedad (Kobori & Salkovskis, 2013); (P. M. Salkovskis & Warwick, 2001). Esto sugiere que la actividad online excesiva relacionada con la salud, es decir, la cibercondría podría desempeñar un papel en resultados contraproducentes como la exacerbación de la ansiedad por la salud (Starcevic & Berle, 2013); (Poel, te Poel, Baumgartner, Hartmann, & Tanis, 2016); (Muse et al., 2012); (Singh et al., 2016); (Fergus, 2013).
Starcevic & Berle, (2013) sugieren que los síntomas obsesivo-compulsivos también son relevantes para la cibercondría. Varios estudios empíricos han apoyado esta afirmación con resultados que muestran correlaciones moderadas entre la ciberondría y los síntomas obsesivo-compulsivos (Fergus, 2014); (Fergus & Russell, 2016); (Norr, Allan, Boffa, Raines, & Schmidt, 2015); (Bajcar, Babiak, & Olchowska-Kotala, 2019).
Las personas que experimentan pensamientos obsesivos relacionados con la salud, como sobreestimar los efectos nocivos de síntomas benignos, temer una enfermedad grave y experimentar sentimientos de urgencia por lograr tranquilidad relacionada con la salud, pueden mostrar una tendencia hacia la cibercondría (Norr et al., 2015); (Fergus, 2014). Es probable que las personas con síntomas obsesivo-compulsivos busquen excesivamente contenido médico con el objetivo de reducir la gravedad de los pensamientos intrusivos y no deseados, y tratar de prevenir una enfermedad anticipada. Dichos comportamientos pueden interpretarse como intentos de obtener datos relacionados con la salud supuestamente reconfortantes para recuperar un sentido de seguridad y control (Halldorsson & Salkovskis, 2017); (Norr et al., 2015); (Fergus & Russell, 2016).
Tanto la ansiedad por la salud como los síntomas obsesivos-compulsivos a veces se denominan “trastornos crónicos de control” (Starčević, 1990) p. 346), lo que denota principalmente la dificultad de lidiar con la ambigüedad y la incertidumbre (Deacon & Abramowitz, 2008). Algunos autores afirman que la ansiedad por la salud y los síntomas obsesivo-compulsivos se derivan del patrón compartido de pensamientos intrusivos y conductas repetitivas y con propósito, y pertenecen a un amplio espectro de trastornos obsesivo-compulsivos (J. Abramowitz, 2005); (J. S. Abramowitz & Braddock, 2006); (Solem et al., 2015).
Otros, sin embargo, indican que los dos constructos son distintos debido a las diferencias en la evaluación de los pensamientos obsesivos y las reacciones de comportamiento ante su aparición (Starcevic, 2014); (Hedman et al., 2017). Las personas ansiosas por la salud tienden a tratar sus síntomas como auténticamente amenazantes y aceptan como relevantes sus pensamientos sobre la enfermedad. A menudo experimentan la urgencia de buscar una consulta médica para tranquilizarse sobre su buena salud o para curar la presunta enfermedad. En contraste, los síntomas obsesivo-compulsivos a menudo se perciben como infundados y sin sentido y, a veces, son resistidos por el individuo ((Starcevic, 2014), para revisión).
Investigaciones recientes sobre la cibercondría indicaron correlaciones desde moderadas a relativamente altas entre la ansiedad por la salud, los síntomas obsesivo-compulsivos y la cibercondría, sin embargo, todavía existe una cantidad significativa de diferencias no superpuestas entre estas construcciones (Fergus & Russell, 2016); (Norr et al., 2015); (Mathes, Norr, Allan, Albanese, & Schmidt, 2018).
Riesgos de la cibercondría
Los motores de búsqueda web tienen el potencial de aumentar las preocupaciones médicas. Un estudio mostró que la escalada está asociada con la cantidad y distribución de contenido médico visto por los usuarios, la presencia de terminología en las páginas visitadas y la predisposición de los usuarios a aumentar sus preocupaciones en lugar de buscar explicaciones más razonables para las dolencias. También demostró la persistencia de la ansiedad posterior a la sesión después de las conductas en cuestión (White & Horvitz, 2009).
Además de inducir a la ansiedad, la cibercondría puede resultar realmente onerosa si quien la presenta exige que se le realicen pruebas médicas costosas, como resonancias magnéticas y tomografías computarizadas, u otras que también las ponen en riesgo de otras afecciones. A su vez, los cibercondríacos podrían estar más inclinados a comprar tratamientos falsos online, agrega Harding. “Es molesta la cantidad de sitios web que ofrecen datos y terminan vendiendo cosas. Quieren que tengas miedo. No existe una regulación al respecto.”
Por otro lado, estudios han señalado que herramientas como las aplicaciones de smartphones utilizadas para evaluar el perfil de riesgo de los lunares mostraron una gran variabilidad en su capacidad para diagnosticar con precisión el melanoma (Rat et al., 2018). El hecho de que tales aplicaciones sean a menudo gratuitas hace que las personas de bajos ingresos se encuentren en una desventaja particular, ya que probablemente sustituyan la visita a un médico por una aplicación que brinda información incorrecta.
Cómo evitar la cibercondría
Si sos propenso a la ansiedad por la salud, hay ciertas cosas que podés hacer para evitar la cibercondría.
- Solicitá un turno con tu médico. Si estás algo obsesionado durante más de un par de días, hacé una cita con el médico. “Los médicos son muy buenos para saber cuándo algo es muy serio”, dice Harding. “Hay una gran área gris de dolores y molestias de los que nunca conoceremos realmente la causa”, y ahí es donde los ciberdondríacos se meten en problemas. Tené presente que los síntomas comunes son comunes, que no todos los dolores de cabeza son tumores cerebrales.
- Agendá citas regulares para visitar a los médicos en intervalos frecuentes. Llevale todas tus inquietudes al médico. Y si decidís hacer algún tipo de prueba genética para enfermedades, hacelo con un médico, agrega Harding. De lo contrario, la incertidumbre generada por la información recolectada en internet sólo alimentará la ansiedad por la salud.
- Silenciá todos los comerciales sobre medicamentos. Las compañías farmacéuticas están legalmente obligadas a enumerar todos los posibles efectos secundarios de los medicamentos, pero cuando se transmiten por televisión, o como propaganda en videos de Youtube, pueden producir ansiedad, dice Harding, y agrega que tomar conciencia de lo que te pone ansioso es la mitad de la batalla para superar la cibercondría.
- Desvinculate del mundo virtual. La salud comprende una cadena continua de conductas que llevan a un estilo de vida saludable, y por eso es importante mantenerse al tanto de la información sobre el asunto, pero con tanta información proveniente de fuentes tan diversas podemos frustrarnos u obsesionarnos. La preocupación constante por la salud es agotadora, y nada de esto es de ayuda pues el valor de la información que recabemos dependerá de la seriedad de la fuente de la cual la obtengamos. Harding nos anima a dejar celulares y computadoras de lado y a que salgamos a vivir la vida. “La distracción es a menudo algo maravilloso cuando se trata de evitar problemas de salud”.
- Quédate con sitios web creíbles. Evita los blogs y los grupos de apoyo online, dice Harding, que son excelentes para las personas recién diagnosticadas, pero terribles para los demás. En su lugar, consultá sitios web confiables, como los que terminan en .gov y .edu. Lo primero que deberías mirar son los desarrollos en investigación científica, ya sea que tengas un diagnóstico médico o que necesites consejos para la salud diaria. Pero tené en cuenta que la ciencia no es perfecta, y preparate para encontrar hallazgos revisados, contradictorios e incluso retractados. Un ejemplo icónico de esto es el de aquel estudio que supuestamente encontró un vínculo entre el autismo y las vacunas, y que luego de ser investigado se encontró que sus resultados fueron fraudulentos, que hubieron transgresiones éticas, falsificación de datos e intereses ocultos. Esto fue seguido de las pertinentes acciones legales y la retractación de quienes habían apoyodo los resultados fraudulentos. Sin embargo, aquella información sin sustento científico, aún hoy repercute nocivamente con los movimientos antivacunas a nivel mundial.
- Volvé a las bases. Los pilares de la salud son comer saludablemente y mantenerse activo. En general, podemos mantenernos saludables incorporando estos hábitos. Si estás lidiando con alguna enfermedad crónica es particularmente importante que, más allá de las investigaciones que decidas hacer por tu cuenta, evalúes y tomes cualquier decisión sobre tratamientos con tu médico.
- Si realmente tenés cibercondría, considerá la terapia cognitiva conductual y la interconsulta con un psiquiatra para evaluar si resulta apropiado incorporar medicación que ayude a superar la ansiedad y las tendencias obsesivas compulsivas, sugiere Harding.
Tratamiento de la cibercondría
En la actualidad no existen terapias específicas para la cibercondría. En el contexto de un modelo cognitivo-conductual, los hallazgos del estudio citado en este título sobre relaciones entre la autoestima, la ansiedad por la salud, los síntomas obsesivo-compulsivos y la cibercondría dan luz sobre un curso para posibles intervenciones. La cibercondría abarca procesos cognitivos, como los pensamientos obsesivos sobre la salud y las conductas disfuncionales, como el uso perjudicial de internet relacionado con la salud, pueden tener consecuencias negativas en diferentes áreas de la vida de un individuo (Davis, 2001). Dado que la terapia cognitivo-conductual (TCC) es una intervención óptima para los correlatos de la cibercondría, es decir, baja autoestima (Fennell, 1997); (Waite, McManus, & Shafran, 2012), ansiedad por la salud (Olatunji et al., 2014); (Cooper et al., 2017), problemas obsesivo-compulsivos (Olatunji, Davis, Powers, & Smits, 2013), y el uso patológico de Internet (Davis, 2001); (Spada, 2014), es posible que las intervenciones de TCC adecuadas para estos trastornos también puedan generar resultados positivos para la cibercondría. Es probable que, mientras se trabaja para mejorar la autoestima, el riesgo de otros trastornos psiquiátricos se reduzca. En consecuencia, una mayor autoestima podría estar relacionada con una menor cibercondría, tanto directa como indirectamente, mediante la reducción de la ansiedad general por la salud y los problemas obsesivo-compulsivos.
Al igual que en los hallazgos anteriores, los resultados actuales implican una comorbilidad de disfunciones asociadas con la cibercondria. Posiblemente, la cibercondría junto con otros trastornos podrían formar un síndrome psicopatológico más amplio. El tratamiento de estas disfunciones potencialmente evitará la aparición de la cibercondría. El tratamiento individualizado de TCC podría facilitar una recuperación más rápida.
Con base en la relación inversa entre la cibercondría y la autoestima, es posible que las intervenciones de TCC dirigidas a los problemas relacionados con Internet puedan aportar resultados deseados en el tratamiento de la cibercondría como un tipo de uso excesivo de Internet (Fergus & Dolan, 2014). Hacer frente a las búsquedas excesivas en Internet de información relacionada con la salud puede ser beneficioso para mejorar la autoestima y podría reducir posibles implicaciones clínicas de la cibercondría (es decir, la ansiedad por la salud y los síntomas obsesivo-compulsivos).
La relación inversa entre la cibercondría y la autoestima también implica que tomar medidas preventivas contra la primera puede ayudar a reducir el riesgo de diversos trastornos mentales. Desde la perspectiva individual, mejorar la alfabetización en salud electrónica de los usuarios sería práctico y ventajoso para todos y cada uno de los usuarios de Internet (Norman & Skinner, 2006). Los proveedores de servicios de salud online podrían desempeñar un papel especial en la prevención de la cibercondría al facilitar la comprensión de los usuarios sobre el contenido, avisar sobre fuentes no confiables y regular la provisión de información de salud en internet. En una escala que abarque todo el sistema, la creación de servicios profesionales de salud online administrados por profesionales médicos, miembros del sistema de atención médica y agencias gubernamentales también podría prevenir la aparición de la cibercondría (Robertson, Polonsky, & McQuilken, 2014).
Se necesita más investigación para aclarar qué trastornos psicológicos contribuyen a la aparición y el mantenimiento de la cibercondría. Antes de determinar la dirección de la terapia para la cibercondría, es necesario determinar la gravedad de sus síntomas. También se debe controlar el diagnóstico de variables no psicológicas, como la edad, el sexo, la accesibilidad a Internet y el tiempo dedicado a las actividades en línea. Finalmente, se deben monitorear los cambios tanto en el contenido de Internet como en la alfabetización de Internet, ya que estos pueden exacerbar los comportamientos cibercondríacos.
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