¿Cómo se siente alguien que lleva 1, 10 ó 20 años junto a una pareja que sufre ansiedad crónica, o cualquier otro desorden de salud mental? ¿Cómo se prepara una persona para convivir con y trabajar al lado de la enfermedad de su ser amado?
Las parejas de las personas que padecen trastornos de ansiedad (o cualquier otro trastorno) también se ven afectadas por el sufrimiento de su ser querido. Ellas necesitan a su vez apoyo, información y estar en contacto con un profesional, no sólo con el objetivo de brindar la mejor ayuda posible desde su lugar, sino también para cuidar de sí mismas.
El esposo de Cecily Kellogg padece ansiedad crónica, y ella escribió un artículo muy interesante al cual tituló: “5 formas en que permanezco felizmente casada con un esposo con ansiedad crónica”. En él, expone su experiencia personal y espera que pueda ser de ayuda para otras personas en situaciones parecidas.
A continuación les ofrezco una traducción del artículo original publicado en la revista TIME:
No somos perfectos, pero así es cómo hacemos que funcione.
Algunas semanas atrás, mientras revisaba la correspondencia, mi corazón cayó hasta mis pies. Recibí una carta del IRS . No era algo crítico pero de todos modos consideré esconder la carta de mi esposo.
Mostrarle una carta del IRS causaría un espiral de ansiedad. Yo tenía trabajo que hacer y no tenía tiempo de ayudarlo con eso. Esto probablemente suena egoísta, pero en los veintidós años que hemos estado juntos, pasé por ese proceso un millón de veces.
Hoy le pregunté cómo lidiaba con la ansiedad antes de la medicación (ahora está tratado, y procesa el estrés mucho mejor). Él me dijo:
“La ansiedad es como esos sueños donde vas caminando por la calle en tu ciudad y de repente te das cuenta de que estás desnudo y descalzo. Aparece sin avisar. Estás bien y después ves algo en un reporte de noticias al azar. Inmediatamente, pensás en tus propios problemas. El estómago se te sale por la garganta. Tu corazón comienza a golpear y retumbar, y te das cuenta que estás teniendo un ataque de ansiedad.”
Él continuó diciendo, “También hay un aspecto compulsivo donde sentís que tenés que hacer algo AHORA, urgentemente, sobre el problema – un sentimiento de que la inacción hará que el mundo se acabe y que el cielo se caiga y que los árboles estallen en llamas.”
¿Cómo te mantenés felizmente casado con alguien con ansiedad?
- Acepto la ansiedad
En los inicios de nuestra relación, me enojaba mucho con mi esposo por sus “locuras” constantes. No dejaba de pensar, “¡Sal de esto!” Pero aquí está la cosa: las personas con ansiedad tienen una reacción física y química a las circunstancias. No pueden salir de su trastorno así como vos no podrías deshacerte del cáncer. Dejá de golpear tu cabeza contra esa pared.
- Me di cuenta de que no es mi responsabilidad curarlo
Cuando amas a alguien, querés hacerlo sentir mejor. Querés arreglarlo. La ansiedad no es un problema fácil de arreglar y vos no sos el terapeuta.
No es tu trabajo solucionarlo. Podés ofrecer consuelo y apoyo pero nada que digas o hagas sacará a alguien de su ansiedad. Una vez que dejás ir el anhelo de curarlo, entonces vas a encontrar que tanto vos como tu pareja se sienten mejor.
- Entiendo que no es mi culpa
Gran parte de la ansiedad de mi marido está ligada a asuntos financieros. Si yo olvido pagar un ticket de estacionamiento y eso genera multas, él se altera mucho y empieza a preocuparse de que nuestro auto sea remolcado.
Seguramente me va a decir que tenemos que encontrar un lugar para estacionar el auto que no sea la calle, para proteger el auto. Incluso aunque sea un único ticket que fácilmente podemos pagar online. Si bien no pagar el ticket fue MI culpa, su respuesta ansiosa NO lo es. Distinguir ese hecho te va a ayudar a mantener tu cordura.
- Acepto mis reacciones y frustración
Algunas veces, tal vez quieras tirar la toalla e irte porque la ansiedad de tu pareja es frustrante. Está bien sentirte de esa manera. A veces yo tengo que alejarme después de alcanzarle a mi marido el número de su psiquiatra.
- No olvido cuidar de mi misma
¿Conocés esa indicación que se da en los aviones sobre ponerte tu propia máscara de oxígeno primero, y después ayudar al que está al lado? Esto es muy importante cuando estás tratando con una pareja, incluso si no sufren de ansiedad.
Cuando empiezo a sentirme abrumada por el estrés y su ansiedad, me aseguro de llamar a mis amigos para pasar un rato o ir a ver una película por mi cuenta. Ésto me da un poco de alivio, así puedo ayudarlo sin resentimientos.
La buena noticia de estar casado con alguien con ansiedad es que hoy hay tratamientos disponibles que ayudan.
Con la ayuda de la terapia, mi esposo es muy diferente de lo que era sin ella. Pero yo todavía necesito practicar los consejos que compartí más arriba. No somos una pareja perfecta, pero ¿adivina qué? Estamos felizmente casados, incluso en los días malos.
Fuente: Time