Dentro de las creencias populares, la idea de que los astros influyen en nuestra personalidad y de que la posición de los mismos al nacer puede usarse para predecir nuestro futuro está bastante arraigada. En Estados Unidos, por ejemplo, alrededor del 25% de la población considera que la posición de los planetas puede afectar nuestras vidas. Tan popularizado está el uso de la astrología que en algunos bares encontramos anuncios de “Noche de vino y astrología” como publicidad, por ejemplo. Parece que, más allá de su capacidad real de predicción, hoy la astrología vende.
Si bien no podemos hablar de la astrología como algo único, existen algunas creencias compartidas por las distintas variantes, como la idea de que la carta natal de una persona (la posición de los astros en el momento de su nacimiento) proporciona información importante sobre su vida y carácter. Los astrólogos, apoyándose en esta creencia, pronostican aspectos relacionados con nuestra personalidad y el futuro. Aunque se considera a la astrología una pseudociencia, diversos investigadores han puesto a prueba algunos de sus postulados. Esto tiene mucha lógica desde disciplinas como la psicología, donde uno de los objetivos centrales es explicar y predecir el comportamiento. No es nuevo el interés en estudiar las posibles relaciones entre aspectos de la personalidad y el momento del nacimiento. Hartmann et al. (2006), por ejemplo, estudiaron si había relación entre la fecha de nacimiento y diferencias individuales en personalidad e inteligencia, no encontrando tales relaciones en una muestra poblacional de varios miles de personas.
Pero si la evidencia no es favorable a la astrología, es decir, no predice mucho, ¿por qué tanta gente se ve representada por sus caracterizaciones? Una explicación que podemos dar desde la psicología científica es el Efecto Forer, que es la tendencia a aceptar como válidas descripciones vagas, ambiguas e imprecisas sobre nosotros y nuestra personalidad.
Pero vayamos a lo que nos ocupa aquí. Presentamos un estudio que puso a prueba a 152 astrólogos y la afirmación enunciada anteriormente sobre la carta natal. Es decir, evaluaron la capacidad de predicción que estos astrólogos tuvieron a partir de un test que contenía afirmaciones sobre la vida de personas reales y sus cartas astrales, pero también información incorrecta.
¿En qué consistió el estudio?
Se administró un test que contenía información real sobre una persona. El test contenía 12 preguntas de opción múltiple y fue diseñado con la ayuda de 6 astrólogos colaboradores, indagando en lo que ellos preguntarían si quisieran averiguar con precisión la carta natal de una persona. En caso de que alguien, por curiosidad o para evaluar sus capacidades como astrólogo, desee hacerlo, puede probar aquí.
Para hacer más atractiva la prueba, se ofreció una suma de dinero a quien pudiese acertar 11 de las 12 preguntas durante el estudio. Antes de comenzar el mismo, un 25% de los astrólogos creían que conseguirían el premio. No se incluyó en el estudio a astrólogos sin experiencia; solo se consideraron a aquellos con práctica.
A continuación, pueden ver algunos de los ejemplos que se brindaron sobre las personas:
Junto con la información sobre cada persona real, se les mostró cinco cartas natales, una verdadera y las otras cuatro basadas en lugares de nacimiento, fechas y horarios aleatorios. La labor de cada astrólogo fue entonces identificar la carta correcta de entre las falsas. Se usaron dos estilos de cartas, “Placidus” y “Signos completos”, ambos muy utilizados en la astrología occidental. Algunas de las preguntas que debían responder eran como la de la imagen (¿Cuál de estas cree usted que es la carta natal de la persona que dio las respuestas anteriores?).
Ningún astrólogo acertó más de 5 de las 12 preguntas. En términos estadísticos, no hubo diferencia entre la cantidad de experiencia por parte suya.
Suponiendo que una persona respondiera al azar, es decir, sin ningún tipo de habilidad en el tema, obtendría aproximadamente un 20% de respuestas correctas. Siguiendo esta lógica, si los astrólogos respondieran con un nivel de acierto tan solo del 33% (4/12 respuestas correctas), sería, aún con un porcentaje bajo, una prueba sólida a favor de la capacidad de predicción de esta “herramienta”. Incluso si la mayoría respondiera mal, pero un pequeño grupo tuviese mayores aciertos, constituiría también evidencia de que este subgrupo posee mayor capacidad que sus pares en la predicción de aspectos relevantes de la vida de las personas.
Entonces, si la carta natal de una persona da información certera sobre aspectos relacionados con su personalidad y vida, es lógico suponer que quienes saben leer este instrumento respondan mejor que el azar. Este razonamiento no es solo de quienes armaron el test, sino también de los astrólogos que respondieron, quienes mostraron confianza en cuanto a la cantidad de respuestas correctas que darían. Veamos ahora qué fue lo que efectivamente sucedió.
Resultados
Para los resultados, se excluyeron los de aquellos astrólogos sin experiencia y también a quienes consideraron que sus resultados no superarían al azar (2,4 respuestas correctas de 12). Solo se incluyeron a quienes consideraron que sus respuestas serían mayores que el azar. Dentro de este grupo, los astrólogos con menor experiencia creían que responderían correctamente 5/12 preguntas (en promedio), mientras que los más experimentados estimaban acertar 10/12 (en promedio). Fue claro el mayor nivel de confianza de los astrólogos con más experiencia.
A pesar de su alto grado de confianza, ningún astrólogo acertó más de 5 de las 12 preguntas. En términos estadísticos, no hubo diferencia entre la cantidad de experiencia por parte suya. Podría suponerse que a mayor experiencia, mejores predicciones; pero los resultados tampoco apoyaron esta suposición. Tener más experiencia leyendo cartas natales no implica hacer mejores predicciones.
Podríamos indagar si, a pesar de resultados indistinguibles del azar, las respuestas fueron consistentes entre sí. Respecto a este punto, los datos tampoco beneficiaron a los participantes. Hubo muy poco acuerdo sobre a qué persona correspondía cada carta natal. Si bien este fue mayor entre los astrólogos más experimentados, solo coincidieron el 28% de las veces. Tengamos en cuenta que si hubieran elegido al azar, el acierto habría rondado el 20%, es decir, muy poca diferencia entre sí.
Conclusiones
La astrología es una disciplina con muchos estilos. Es importante destacar que, más allá de que el estudio mencionado abordó solo dos, ninguno posee evidencia científica. Quienes diseñaron el test armaron una prueba justa para la astrología, y por eso incluyeron a 6 astrólogos en el diseño del mismo. Es decir, no podemos adjudicar desconocimiento a quienes armaron el estudio.
Cualquiera de nosotros podría haber hecho ta-te-ti a la hora de seleccionar opciones y habría logrado resultados similares a los de astrólogos con experiencia
Si la carta natal fuese una herramienta capaz de predecir aspectos de la personalidad de un sujeto, las respuestas de “especialistas” en la materia habrían sido superiores al azar. Esto no sucedió. Cualquiera de nosotros podría haber hecho ta-te-ti a la hora de seleccionar opciones y habría logrado resultados similares a los de astrólogos con experiencia. Entre ellos no hubo diferencia tampoco entre los años de práctica, siendo similares en ambos casos, ni tampoco acuerdo en cuanto a las cartas seleccionadas. Lo que sí hubo fue confianza excesiva.
Nada de esto debería sorprendernos. Como mencioné anteriormente, la astrología no posee evidencia científica. No obstante, en vista de que mucha gente la considera para tomar decisiones en su vida, y cuando no, algún profesional de la psicología la usa a pesar de las limitaciones que posee; este tipo de estudios puede ser de utilidad para no tomar tan en serio lo que se afirme desde allí y considerar explicaciones como las del efecto Forer, que dentro de la psicología tiene mayor sustento empírico.
Fuente: Clear Thinking
Referencias:
Forer, B. R. (1949). The fallacy of personal validation: a classroom demonstration of gullibility. The Journal of Abnormal and Social Psychology, 44(1), 118–123. https://doi.org/10.1037/h0059240
Hartmann, P., Reuter, M., & Nyborg, H. (2006). The relationship between date of birth and individual differences in personality and general intelligence: A large-scale study. Personality and Individual Differences, 40(7), 1349-1362.