Hasta cierto punto, todos poseemos un deseo inherente de cultivar rasgos de personalidad positivos (como ser extrovertidos, optimistas y carismáticos) y minimizar rasgos negativos (como el pesimismo y el neuroticismo).
Una nueva investigación descubrió que las personas que trabajan activa y constantemente para cambiar aspectos de su personalidad, en muchos casos, logran con éxito los resultados que desean (Hudson, Briley, Chopik, & Derringer, 2019).
Para llegar a esta conclusión, los investigadores reclutaron a 377 estudiantes universitarios en la Universidad de Illinois y la Universidad Estatal de Michigan que participaron en un estudio de 15 semanas. Primero se les pidió que completaran una prueba corta de personalidad que midió las cinco dimensiones centrales de la personalidad: extraversión, amabilidad, estabilidad emocional, conciencia y apertura a las experiencias. Después de completar la encuesta, se les pidió a los participantes que eligieran cuál de estas dimensiones les gustaría cambiar durante el período de prueba de 15 semanas.
Dependiendo de lo que eligieron, los participantes recibieron “desafíos” semanales, enviados por el equipo de investigación, que estaban destinados a impulsarlos fuera de sus zonas de confort en las dimensiones de personalidad que querían cambiar. Por ejemplo, alguien que quería ser más extrovertido podría verse desafiado a presentarse con alguien nuevo. O bien, se le puede pedir a una persona que quiera mejorar su estabilidad emocional que pase al menos una hora haciendo algo que disfrute.
Los investigadores solicitaron que los participantes volvieran a tomar la prueba de personalidad todas las semanas durante el período de prueba de 15 semanas. También enviaron nuevos desafíos cada semana, con diferentes niveles de dificultad. Por ejemplo, por el rasgo de la extraversión, un desafío fácil les pedía a los participantes ir a un lugar público donde las personas compartieran y se mezclan y saludar a alguien nuevo, mientras que un desafío difícil requería que los participantes “se presentaran con alguien nuevo y les preguntaran al menos dos preguntas sobre ellos.”
A través de este diseño, los investigadores probaron si los participantes podían cambiar sus personalidades al participar en los desafíos. Curiosamente, descubrieron que funcionaba. Los participantes que deseaban cambiar los rasgos de extraversión, conciencia, amabilidad y estabilidad emocional, todos mostraron una mejora en estas dimensiones de la personalidad durante el período de prueba de 15 semanas. La apertura a las experiencias fue la única dimensión de personalidad para la cual el ejercicio no funcionó (de hecho, las personas que intentaron ser más abiertas a las experiencias en realidad terminaron menos abiertas que cuando comenzaron).
Los investigadores también encontraron que el cambio de personalidad no tenía mucho que ver con la dificultad de los desafíos que las personas aceptaban. Lo que más importaba era completar constantemente los desafíos, independientemente de su nivel de dificultad.
Los investigadores concluyen que estos hallazgos proporcionan “evidencia de que hacer cambios de comportamiento activos que alineen los comportamientos de uno con los rasgos deseados es una estrategia viable para cambiar de forma volitiva la propia personalidad. Aunque esto parece ser un pronóstico prometedor para aquellos que podrían buscar programas diseñados para ayudarlos a cambiar sus rasgos, nuestros hallazgos enfatizan una advertencia importante: simplemente desear un cambio y formular planes no es suficiente; es necesario llevarlos a cabo.”
Referencia:
Hudson, N. W., Briley, D. A., Chopik, W. J., & Derringer, J. (2019). You have to follow through: Attaining behavioral change goals predicts volitional personality change. Journal of Personality and Social Psychology, 117(4), 839-857. https://doi.org/10.1037/pspp0000221
Fuente: Psychology Today
1 comentario
Sobre el artículo proponer alguna reflexión. ¿Hasta qué punto la evaluación está sesgada dado que el paciente ha estado trabajando en un sentido conocido? Entiendo que hacer ejercícios en que el esfuerzo activo se pone en aumentar las relaciones sociales no puede disociarse de un pensamiento orientado a los contactos sociales, a la extroversión… por lo menos mientras dure el periodo de etrenamiento, y esto me lleva a la siguiente cuestión ¿Hasta qué punto este entrenamiento realmente produce cambios duraderos? La reflexión sobre la base del conocido tópico de que un cambio de hábitos durante 21 díes se hace estable, queda desconfirmado por la experiencia en muchas situaciones, especialmente porqué el sujeto debe seguir manteniendo un esfuerzo más o menos intenso para mantener los nuevos hábitos (las dietas contra la obesidad, las rutinas de ejercícios, el dejar de fumar…) indica que no se ha producido un cambio estable, o por lo menos no tan estable como lo es un rasgo de personalidad. Gracias
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