“Hola Avonte, es mamá. Ven a las luces parpadeantes Avonte.”
Este ha sido el mensaje que muchos de los peatones de Nueva York oía salir a todo volumen de las furgonetas de la policía de New York, durante los últimos días, como parte de un esfuerzo gigantesco para localizar a un niño de 14 años de edad, llamado Oquendo Avonte. Desde que desapareció hace casi dos semanas después de vagar lejos de su escuela en Long Island, Nueva York, la policía y algunos voluntarios han tomado diversas medidas para encontrar a Oquendo: han distribuido volantes, recorrido las instalaciones de tránsito, e hicieron anuncios en los vagones del metro. Ahora, están poniendo una grabación de la voz de su madre, en un intento de encontrarlo a salvo.
Tratar de encontrar a cualquier niño puede ser una tarea gigantesca, a veces sin resultados. Pero la policía y los voluntarios están tomando medidas extras, no convencionales, para encontrar a Oquendo porque su caso es diferente: Oquendo tiene autismo severo. “Nos preocupamos por este tipo de situaciones todo el tiempo,” dice el Dr. Gary Goldstein, miembro del consejo científico de Autism Speak y presidente del Instituto Kennedy Krieger: “Esto pasa muy seguido en esta comunidad en particular.”
Vídeo de: DNAInfo.com
De hecho, muchos de los rasgos que caracterizan al autismo también incrementa las probabilidades de que los niños con esta condición se pierdan y que, cuando lo hacen, no haya un final feliz. El centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en 2011 señalaba que “deambular”, la tendencia de algunos individuos de alejarse de las zonas seguras, es un aspecto “potencialmente mortal” de los trastornos del espectro autista. La agencia espera que la definición de este término ayude a facilitar la recolección de más datos y aumentar la conciencia pública en torno al tema.
El 49% de los niños con autismo han intentado escaparse de un ambiente seguro.
Sin embargo, algunas investigaciones sobre la prevalencia del deambular en los niños con autismo ya existe. Un estudio del año 2012, desarrollado por el Instituto Kennedy Krieger concluyó que el 49% de los niños con autismo han intentado escaparse de un ambiente seguro (como su casa o la escuela), un promedio cuatro veces más alto que el de los hermanos no-autistas de los participantes. Sumado a esto, los datos de La Asociación Nacional del Autismo señalan que las principales causas de muerte y lesiones en los niños con autismo son el ahogamiento y los accidentes de tráfico. Más a menudo que los niños que no tienen autismo. Y ambos accidentes se deben a la deambulación: Entre el 2009 y 2011, el 91% de las muertes entre los niños con autismo que deambulaban fue causado por ahogamiento.
Típicamente, dice Goldstein, el deambulamiento es el resultado de un niño viendo algo que le intriga (a menudos son atraídos por el agua) o tratando de huir de una situación incómoda (como un espacio lleno de gente, ruidoso o brillante). Y debido a que el autismo se caracteriza por la “fijación persistente” el niño que intente huir se centrará en ese objetivo hasta que lo alcance. “Si se ponen en su cabeza que quieren salir corriendo, van a seguir intentándolo una y otra vez hasta que finalmente lo hacen”, dice Goldstein. “El hecho de que no están hablando, no quiere decir que no son lo suficientemente listos como para engañar a alguien e ir por lo que quieren.”
“Él no lo sabe. Él no conoce el miedo.”
De hecho, como un puñado de casos recientes de alto perfil, los casos de desaparición de niños autistas son muy comunes. A principios de este año, Alyvia Navarro, de siete años de edad, saltó de la casa de su abuela en Wareham, Massachusetts, y fue encontrada ahogada en un estanque cercano. En el 2011, Robert Wood, de ocho años de edad, se alejó de un parque y fue encontrado una semana después acurrucado en un arroyo lejano. Y en Brooklyn un adolescente llamado Francisco Hernández, Jr. pasó 11 días escondido en el metro de Nueva York antes de ser encontrado. Este último incidente inspiró más tarde una película.
En el caso de Oquendo, todavía no está claro por qué se escapó o si su supervisión es la responsable. Una cámara de vigilancia de la escuela lo muestra hablando con un oficial de seguridad en la puerta de la misma antes de darse la vuelta y salir del edificio a través de una puerta lateral abierta. Ahora que se ha ido, tratar de encontrar a un muchacho que mide 1.61 metros y que llevaba una camisa de rayas grises con un pantalón negro, ha mostrado a este momento ser extremadamente difícil. Oquendo no es verbal, es decir, que no respondería a alguien que lo llame por su nombre, y tiende a alejarse de los estímulos. Su madre, Vanessa, describió a su hijo como un chico que tiene “la capacidad mental de un niño de siete u ocho años de edad.”
“Él no se plantea: ‘Puedo salir lastimado en la calle, alguien me puede agarrar y llevarme’”, declaró la mamá del niño a la prensa a principios de esta semana. “Él no lo sabe. Él no conoce el miedo.”
“Una estrategia muy original e inteligente.”
La policía de Nueva York está tomando algunas medidas que han caracterizado otras búsquedas de niños con autismo. Las autoridades hacen un esfuerzo especial para buscar rincones aislados, pequeños y cerrados donde un niño pueda estar escondido. También tienden a evitar el uso de sirenas o perros, para no provocar el miedo del niño. Se aconseja que cualquiera que vea a Oquendo no lo intercepte. En cambio, la ley le pide a las personas que llamen a las autoridades y sigan al niño. Y mientras que Goldstein nunca ha escuchado que se haya utilizado la voz de una madre antes, la describe como una estrategia muy original e inteligente.”
Aparte de la supervisión constante y una mayor seguridad, los padres y los profesores tienen pocas opciones para lograr mantener a los niños de alto riesgo y que no se extravíen. Actualmente el Instituto Kennedy Krieger está buscando financiamiento para las pulseras GPS que Goldstein espera ofrecer como un medio más fiable para localizar a los niños como Oquendo cuando se pierdan. Por ahora, sin embargo, la búsqueda de Oquendo continúa.”Sólo tengo que encontrar a mi hijo porque él necesita a su familia, no puede valerse por sí mismo ahí afuera”, dijo su madre. “Esta es la cosa más difícil, tener a tu hijo desaparecido y no poder traerlo a casa contigo.”
Este artículo fue originalmente publicado en The Verge y ha sido traducido y adaptado para Psyciencia por David Aparicio y Alejandra Alonso.
Imagen: NYPOST