La sociedad está alarmada con la cantidad de noticias y testimonios sobre maltratos y suicidios a causa del fenómeno Bullying. Pero, ¿qué es el Bullying? Este término viene de la palabra en inglés “bull” que significa toro, es decir que se podría traducir como “torear”. Sin embargo en el contexto descrito significa “agredir o humillar a otra persona. Insultar, divulgar rumores, lastimar físicamente o ignorar intencionalmente a alguien también son formas de bullying”.
Actualmente, este fenómeno se ha hecho muy común en las escuelas, donde algunos niños se muestran realmente despiadados con sus pares. Especialistas en el tema, aseguran que debe mejorarse la prevención en las aulas y capacitar adecuadamente a los docentes. Con relación a este tópico, la psicóloga Adriana Denegri, docente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) e integrante del Centro de Orientación Familiar platense de la Dirección General de Cultura y Educación (DGCE) bonaerense, afirmó que:
“Algunos maestros no fijan tanto la mirada en las situaciones” de violencia entre alumnos. “A veces, hay cierto descuido. No de todos los docentes, claro”, dijo. “Pero no siempre la escuela es capaz de registrar estos fenómenos, a pesar de que es un buen lugar para registrarlos. Sucede que el chico que lo padece lo silencia. Y como se trata de los alumnos más retraídos, los menos ruidosos y conflictivos, son aquéllos de los que menos se ocupan los docentes y los equipos psicológicos”.
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Es importante remarcar que no todos los Bullys (acosadores) tienen el mismo perfil psicológico. Entender cuáles son los posibles factores detrás de esta conducta puede ayudar a reducir los efectos de dicha problemática. Esta fue una de las causas por la cual Jack Westman y Victoria Costello, se dedicaron a escribir el libro The Complete Idiot’s Guide to Child & Adolescent Psychology (Guia de la psicología de niños y adolescentes para completos idiotas), donde exponen los 5 factores que se pueden considerar como predictores para la conducta bullying:
1. Castigo físico
Investigadores de la Universidad de Tulane estudiaron los efectos de los azotes en niños, utilizando una población mixta de 2.500 niños de entre de 3 y 5 años de edad. Un grupo incluía: 45 por ciento de niños que, según sus madres, no habían sido castigados físicamente en el último mes; 28 por ciento lo habían sido 1 o 2 veces, y 26 por ciento de niños que habían sido castigados físicamente más de dos veces. Las estadísticas resultantes del estudio revelan que: el 50 por ciento de los niños a la edad de 5 años son más agresivos si fueron castigados físicamente más de dos veces en el último mes. Este estudio se destaca de las investigaciones anteriores ya que sólo midió el castigo físico y no midió actos de negligencia, como el uso de alcohol o drogas y la violencia o agresión entre sus padres.
2. Percibir conductas agresivas en los adultos:
Sin embargo, algunos niños que no fueron físicamente castigados, fueron calificados como agresivos en el estudio. El hecho de que los niños hayan presenciado conductas agresivas emanadas de sus padres, produjo mayor agresividad. Tales padres tienden a usar la fuerza en vez de medios de cooperación para resolver conflictos. Gritan, en lugar de hablar calmadamente o de discutir pacíficamente algún asunto o problema (por ejemplo, le quitan el control remoto a algún familiar de sus manos, en vez de preguntar o negociar pacíficamente). Según los investigadores, sí hay muchos conflictos sin resolver en la casa, los padres pueden modelar conductas agresivas, las cuales el niño puede internalizar. Pero, más allá de los ambientes inmediatos, como la escuela o la casa, estudios demuestran que la pobreza y los altos niveles de crimen en el vecindario, también pueden influir negativamente en los niños.
3. Televisión violenta
Un dibujo animado típico, tiene en promedio un acto violento cada tres minutos. Muchos niños pequeños y adolescentes pasan más horas viendo televisión que en la escuela ¿Qué repercusiones puede tener sobre los niños? Existen diferentes estudios correlacionales y algunos experimentales que demuestran la relación entre ver programas de TV violentos y conductas agresivas. En el laboratorio del reconocido investigador Albert Bandura, se creó especialmente un programa de televisión donde un adulto actuaba violentamente, pateando o golpeando a un muñeco de plástico llamado Bobo. Ese muñeco fue entregado a dos grupos de niños para que jugaran: uno había visto previamente el programa y el otro no. Aquellos que vieron el programa violento fueron más propensos a imitar la conducta del personaje, actuando violentamente hacia Bobo, en comparación con los otros niños.
Debido a estos resultados las cadenas televisivas infantiles han presentado campañas para prevenir el Bullying
4. Problemas procesando las emociones
En 1990, científicos investigaron si alguna deficiencia cognitiva podría contribuir a niveles de conducta agresiva. Los resultados revelaron que los niños agresivos responden frecuentemente con conductas agresivas, ya que, a diferencia de sus pares, no tienen la habilidad de comprender a otras personas. Ellos fallan en interpretar precisamente las intenciones de las otras personas y, cuando alguien les hace algo o los mira de cierta forma, ellos tienden a responder agresivamente.
Otro estudio investigó si se podría hacer algo para ayudar a los sujetos jóvenes a sobreponer sus deficiencias y ser menos agresivos. A través de un análisis correlacional, se pidió a los adolescentes de un centro de corrección juvenil que prestaran especial atención a signos/señales no hostiles en sus entornos sociales, y cuando percibieron con precisión actitudes hostiles ante ellos, se les enseñó a utilizar respuestas alternativas. Los supervisores del centro de corrección juvenil, fueron encuestados luego de terminar el programa y reportaron menos agresiones y menos impulsividad en aquellos adolescentes que acudieron al entrenamiento.
5. Parte de un trastorno psiquiátrico más serio
Un meta-estudio longitudinal de 11 familias reveló que este trastorno de conducta pone al niño en alto riesgo de convertirse en un hombre antisocial y hasta psicótico. Además, diversos estudios en jóvenes demuestran una alta relación entre los problemas de conducta y el posterior desarrollo del trastorno de esquizofrenia. Los psicólogos utilizan el término externalización o “acting out” para describir problemas de conducta tempranos.
Los autores aseguran que no todos los bullys, niños y niñas con desórdenes de conducta, desarrollarán esquizofrenia en su adultez. Pero es importante darles una pronta atención para evitar futuros problemas.
Es necesario que la población en general comprenda cabalmente el fenómeno del bullying. Debemos detener el bullying, otorgando a estos niños el tratamiento que necesitan, para así evitar que ellos y otros niños se conviertan en futuras víctimas.
Si su hijo, pariente o algún conocido sufre de bullying, advierta a los maestros o encargados. También puede solicitar más ayuda en GRUPOCIPED o consulte a un especialista.