Nuevas investigaciones sugieren que suavizar las arrugas del ceño y eliminar las señales exteriores de envejecimiento, podría realmente hacernos sentir mejor y aliviar los síntomas depresivos.
Antecedentes
Aunque esto suene raro (y un poco superficial), la conexión deriva de un cuerpo de investigaciones significativo. La idea de que las expresiones físicas de emoción influencian nuestra experimentación de sentimientos va hasta Charles Darwin, quien estudió las emociones tanto en animales como en humanos de varias culturas. Darwin se refirió a los músculos del ceño como los “músculos de la aflicción” y los conectó con los sentimientos de tristeza.
La investigación fue presentada por el Dr. Eric Finzi, director médico del Chevy Chase Cosmetic Center de Maryland (Centro Cosmético de Chevy Chase), en la reunión anual del American College of Neuropsychopharmacology (Universidad Americana de Neuropsicofarmacología) en Diciembre.
Aunque investigaciones posteriores han mostrado que la conexión va en ambos sentidos (puedes sentir lástima y llorar, o al revés), la expresión física de una emoción parece ser un importante disparador de sentimientos; por ejemplo, fruncir el ceño puede iniciar un ánimo deprimido, mientras que sonreir deliberadamente puede elevar dicho ánimo, al menos temporalmente. Otros estudios también han mostrado que las personas encuentran los chistes más graciosos cuando ponen un lápiz entre sus dientes longitudinalmente, lo que fuerza una sonrisa, que cuando lo sostienen apuntando hacia afuera.
Este nuevo estudio es el segundo en comparar el Botox con un placebo, aunque los resultados todavía no han sido revisados exhaustivamente como para ser publicados en una revista científica. Sin embargo, ya existen estudios y una prueba controlada pequeña, que sugieren que es prometedor.
La investigación y sus resultados
Los 84 participantes del estudio padecían de depresión severa que, en promedio, tuvo una duración de 2 años y falló en responder completamente a los antidepresivos. Los pacientes recibieron al azar uno de los dos tratamientos: Botox para suavizar las líneas del entrecejo o una inyección placebo en la misma región facial. Además se los evaluó 3 y 6 semanas después. Al final del estudio, alrededor del 27% de los que recibieron el tratamiento con Botox reportaron remisión completa de su depresión, comparados con sólo el 7% de los que recibieron el placebo.
Es posible también que el Botox este afectando a la depresión de una forma más biológica, como por ejemplo a través del sistema inmune, que puede estar alterado durante la depresión. Sobre esto, Finzi explicó que otros estudios, que utilizaron dosis mayores de Botox, no han encontrado efectos sistemáticos significativos, y que eso lo lleva a creer que el efecto básico podría ser ayudar a las personas a verse a sí mismos más felices.
“Varios cuerpos de evidencia de grupos independientes, ninguno de los cuales fue fundado por compañías farmacéuticas, muestran que en un gran porcentaje de pacientes, obtiene una mejora muy significativa de sus síntomas de depresión”, dice Finzi.
Críticas
Sin embargo, se ha argumentado sobre esto que las emociones deberían ser mostradas.
Finzi piensa que con cada medicina hay potenciales efectos secundarios, así que es siempre importante tener en cuenta los riesgos y beneficios que acarrea.
“En este caso, el riesgo es que podría ser un poco más difícil llorar y sentirse triste, pero si estas deprimido ese no es un riesgo para nada, eso es lo que deseas”, dice él. “Si un ser querido muere, vas a sentirte muy mal por esa pérdida así tengas Botox o no, es solo que este puede disminuir la amplitud del sentimiento de tal manera que no toma todo tu ser.”
Finzi dice que el Botox cambia tu humor al controlar las expresión que las personas son capaces de hacer. El músculo entre las cejas, el músculo corrugador superciliar, es el centro de expresión del enojo, el miedo y la tristeza.
“Si pones Botox allí, haces que sea más difícil para tu cara expresar una emoción negativa y por ende, que sea más difícil que tu cuerpo la sienta. No lo hace imposible, es solo un camino. Pero es un camino en el cerebro que puede dirigirse específicamente a este músculo emocional negativo en particular”, explica Finzi.
Debe recordarse que, debido a que hay muy pocas investigaciones sobre el tema, es demasiado pronto para sugerir que el Botox podría ser el próximo tratamiento para la depresión. Además debemos considerar cuán duraderos serían los efectos del Botox tanto a nivel físico como emocional y que posibles “efectos secundarios” podría dejar a nivel psíquico (como la adicción al botox que parecen tener muchas celebridades). Sin embargo, es intrigante la conexión mente-cuerpo que sugieren los resultados, que tal vez podría abrir nuevos caminos para aliviar los síntomas depresivos.
Fotografía: Steven Depolo (Flickr)
Fuente: Healthland; PRI