El Parkinson es un trastorno neurodegenerativo crónico que conduce, con el tiempo, a una incapacidad progresiva, a consecuencia de la destrucción de las neuronas pigmentadas de la sustancia negra. Aunque aún se desconoce cómo se origina este deterioro neuronal, factores genéticos, envejecimiento acelerado, daño oxidativo o toxinas ambientales podrían ser los responsables.
Este proceso neurodegenerativo provoca problemas físicos como temblores, rigidez muscular, lentitud en los movimientos voluntarios e involuntarios, y principalmente dificultad para comenzar y terminar dichos movimientos. Una nueva investigación realizada por la Dra. Colleen G. Canning de la Universidad de Sídney, Australia, y publicada el mes pasado en el número online de Neurology®, la revista médica de la Academia Americana de Neurología, confirma la importancia del ejercicio para las personas que padecen esta enfermedad.
Fueron estudiadas 231 personas con Parkinson idiopático, a quienes se les dio atención habitual o participaron en un programa de ejercicios. El programa de ejercicios mínimamente supervisado incluyó 40 a 60 minutos de sesión de equilibrio y fortalecimiento de las piernas, con una frecuencia de tres veces a la semana durante seis meses. En promedio un 13 % de las sesiones de ejercicio fueron supervisadas por un fisioterapeuta, informaron los investigadores, y fueron realizados por los pacientes en sus hogares.
Confirma la importancia del ejercicio para las personas que padecen esta enfermedad
Las caídas son un problema común para las personas con Parkinson. “Las lesiones resultantes, el dolor, las limitaciones de la actividad, y el miedo de caer otra vez realmente pueden afectar la salud de las personas y su bienestar,” dijo Canning. Comparados con el grupo control, el número de caídas de los participantes que hacían ejercicios se redujo en un 70 % en aquellos que presentaban un Parkinson menos severo, pero no en quienes tenían una enfermedad más grave.
Quienes tomaron parte en el programa de ejercicios obtuvieron mejores resultados en las pruebas de movilidad y el equilibrio, tenían menos miedo a las caídas y manifestaron tener mejor estado de ánimo y calidad de vida, concluyó la investigadora.
“Estos resultados sugieren que los programas de ejercicios con mínima supervisión destinados a reducir las caídas en personas con Parkinson deben comenzar temprano en el proceso de la enfermedad”, dijo Canning.
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Fuente: Psychcentral.com