El suicidio y las autolesiones son uno de los problemas de salud más serios a nivel mundial. Existen diferentes intervenciones psicológicas de prevención especialmente diseñadas para prevenir las autolesiones — uno de los factores de riesgo más importantes. Sin embargo la evidencia de estos programas todavía no es muy clara.
Para probar su efectividad, un equipo de investigadores ingleses desarrolló un estudio publicado en The Lancet, que incluyó a 518 pacientes que habían ingresado al mismo hospital luego de haber cometido un intento suicida. Los pacientes fueron divididos aleatoriamente en dos grupos: uno recibió una intervención psicológica breve; el otro recibió el tratamiento adicional (TAU).
Lamentablemente la intervención no demostró una efectividad significativa
Los pacientes del grupo de intervención breve recibió el protocolo “volitional help sheet” (VHS) que contenía una serie de declaraciones condicionales de tipo “sí”, “entonces” elegidas por los investigadores para ayudar a los participantes a identificar estrategias alternativas de afrontamiento cuando se sintieran desbordados por la ideación suicida.
Luego se evaluaron y categorizaron los datos en tres categorías:
- El porcentaje de participantes que fue re-hospitalizado por autolesiones.
- El número de veces que cada persona volvió a ser hospitalizada por las autolesiones (recurrencia).
- La estimación del costo-beneficio de la intervención breve (VHS).
Los resultados
Lamentablemente la intervención no demostró una efectividad significativa. No hubo diferencia entre aquellos que recibieron la intervención y el grupo control en el porcentaje de los participantes que fueron re-hospitalizados y tampoco hubo diferencia en la recurrencia de hospitalización de cada sujeto.
Aun con estos resultados los autores siguieron investigando con la esperanza de encontrar una utilidad para esta intervención en un subgrupo de la muestra de participantes. En este nuevo análisis se encontró una leve mejoría en los pacientes que habían ingresado previamente al hospital. No obstante, este último dato tiene que interpretarse con mucha precaución hasta que hayan otros estudios que puedan replicarlo.
Otros investigadores fueron más severos con este tipo de intervenciones. Una de ellas es Katrina Witt quien escribió un comentario en The Lancet que sostiene que este tipo de intervenciones pueden provocar efectos nocivos como el incremento de la rumiación del pensamiento suicida y la repetición de las autolesiones, al funcionar como recordatorios inútiles sobre las experiencias negativas en el periodo previo a la autolesión.
Investigar sobre la efectividad de las intervenciones de prevención de las autolesiones y el suicidio no es una tarea fácil
Las revisiones tampoco han sido muy favorables con las intervenciones a largo plazo. El año pasado el reconocido centro Cochrane publicó los resultados de un extenso metanálisis de 55 estudios y 17,699 personas que encontró que las intervenciones para prevenir las autolesiones de la Terapia Cognitivo Conductual y la Terapia Dialéctica Conductual eran de “baja calidad”, lo que significa que no se sabe con precisión cuál es la efectividad de dichas intervenciones.
Investigar sobre la efectividad de las intervenciones de prevención de las autolesiones y el suicidio no es una tarea fácil, especialmente cuando no se tiene un contacto directo y controlado con las personas en riesgo. Lo que explica en gran parte porque las investigaciones que disponemos son de evidencia limitada.
Ahora más que nunca debemos seguir investigando, afinando y mejorando las intervenciones psicológicas en la prevención del suicidio. La mejores intervenciones no aparecen de la nada, exigen mucha investigación, mucho trabajo y saber que en el camino se encontrarán muchos altibajos. Pero esta es la responsabilidad que tenemos si queremos ofrecer la mejor ayuda posible para los cientos de miles de personas que intentan suicidarse.
Fuente: Mad in America