El desarrollo de la Autocompasión está tomando más y más relevancia en el campo de la psicología clínica y científica, mostrando ser una habilidad útil para lidiar con los momentos difíciles por los que todos los humanos atravesamos en algún momento de nuestras vidas.
La autocompasión implica tratarse a uno mismo con amabilidad, el reconocimiento de que compartimos la “humanidad” y el permanecer atentos plenamente (mindful) cuando consideramos los aspectos “negativos” de nosotros mismos.
La investigación en psicología indica que es más fácil cambiar comportamientos que cambiar actitudes y creencias. Parte de lo que caracteriza a las terapias de Tercera Ola (entre las que se encuentra DBT, Terapia Dialéctico-Comportamental) es la Activación Conductual. En otras palabras, hay un foco en cambiar comportamientos en lugar de cambiar actitudes.
Es más fácil cambiar comportamientos que cambiar actitudes y creencias
Aquí está uno de los modos predominantes en que ésto se manifiesta en DBT (Terapia Dialéctico-Comportamental): Una cliente con odio extremo hacia sí misma y mucha culpa se niega a hacer cosas que son nutritivas, de cuidado y compasión hacia sí misma. El argumento sería algo así: “No me lo merezco, me sentiría culpable, tengo que cuidar de todos los demás, es siempre mi culpa de todos modos, merezco ser castigada”. Es fácil para los demás seguir este argumento desafiándolo e incluso dar el argumento opuesto: “¿Por qué piensas de esa manera? Por supuesto que te lo mereces, no puedes cuidar de todo el mundo, no hables más así ni digas esas cosas”. El diálogo de “no me lo merezco/sí, lo mereces” puede volverse muy agotador. Si alguna vez participaste en uno de estos diálogos, te darás cuenta de lo hablo.
Parte del set de habilidades para tolerar el malestar tiene que ver con tratarse a uno mismo con compasión. Más específicamente, involucrarse en comportamientos que son auto-calmantes, tranquilizantes, respetuosos de la tristeza y de reconocimiento suave y gentil de los aspectos dolorosos y difíciles de la vida, en general ayuda a la gente a atravesar los momentos más duros. Las personas que no hacen esto lo suficiente y se tratan a sí mismas duramente tendrán momentos aún más duros al atravesar los obstáculos de la vida. Un momento difícil se torna mucho más doloroso si le sumamos el mal trato hacia nosotros mismos. Y, además, sabemos que auto-atacarse no es un modo muy efectivo de resolver problemas.
Un momento difícil se torna mucho más doloroso si le sumamos el mal trato hacia nosotros mismos
Si te sientes extremadamente miserable y quisieras sentirte mejor, quizás tengas que cambiar tu comportamiento a pesar de los “argumentos” que están en tu cabeza. Si pudieras tratarte con amabilidad y compasión, ser comprensivo y lograr reconocer tus miedos y heridas más profundas, ¿por qué no lo harías?. Si esto hace tu vida más fácil, más “vivible” y más esperanzadora, ¿por qué no lo harías? Argumentar sobre “merecer o no merecer” ciertamente no está haciendo nada para ayudarte.
Para poder sentirte diferente, tienes que actuar y comportarte como si la auto-compasión y la amabilidad importaran. Quizá tengas que tolerar algo de culpa, ponerle límites a tu tiempo o incluso decir “no” a las demandas de los otros. El punto es ponerse en movimiento y empezar a actuar de modos que sean dignos y merecedores de ti mismo. Con el paso del tiempo, tus actitudes podrían cambiar a medida que tu conducta cambia. Y, además de sentirte mejor porque te estás comportando como si tuvieras más auto-respeto, tendrás más recursos para afrontar aquellas ocasiones en las que otras personas te ponen en situaciones demandantes o asumen que estás dispuesto a ser tratado pobremente.
(texto original en inglés de Renee Hoekstra/ Traducción y adaptación: Paula José Quintero)