Según el Estudio Internacional de Asma y Alergia en la infancia (ISAAC, por sus siglas en inglés), en México, Chile y Argentina la prevalencia de dichas enfermedades está entre el 5-10%. Por otro lado, en Uruguay, Panamá y Paraguay está entre el 15-20%. Y por último, Perú, Costa Rica y Brasil reflejan porcentajes todavía más altos (Lezcana & Arancibia, s.f.).
Un estudio reciente observó que los pacientes con asma y rinitis alérgica presentan mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales. La investigación fue publicada en Frontiers in Psychiatry.
Aunque estudios anteriores han vinculado a las alergias con ciertos trastornos psiquiátricos y emocionales, pero este es el primero en encontrar una conexión entre las alergias comunes y el riesgo general de desarrollar trastornos psiquiátricos.
El asma, la rinitis alérgica y la dermatitis atópica se encuentran entre unas de las enfermedades alérgicas más comunes y tienen el apodo de “las tres A”. El Dr. Nian-Sheng Tzeng, del Tri-Service General Hospital en Taiwan y autor principal del estudio, notó algo inesperado sobre éstos pacientes:
“Como clínico, observé que algunos pacientes con “las tres A” parecían sufrir emocionalmente. Por eso, quería clarificar si estas enfermedades alérgicas estaban asociadas con trastornos psiquiátricos.”
Al realizar la búsqueda bibliográfica, Tzeng y sus colegas encontraron estudios previos que reportaban vínculos entre las enfermedades alérgicas y trastornos psiquiátricos específicos o problemas emocionales. Por ejemplo, un estudio realizado en Dinamarca encontró que los niños con enfermedades alérgicas tenían más problemas emocionales, conductuales y de hiperactividad (Hammer-Helmich, Linnenberg, Obel, Thomsen, Mollehave & Glumer, s.f.).
Sin embargo, no todos los estudios previos encontraron tales vínculos. Una investigación realizada en Taiwan sugiere que la rinitis alérgica es menos común en pacientes con esquizofrenia, por ejemplo (Chen, Lee & Lin, 2008). Era claro para Tzeng y su equipo que se necesitaba más investigación.
A pesar de los numerosos estudios que encontraban un vínculo positivo (podés revisar la lista de referencias del estudio de Tzeng), nadie había estudiado la relación entre “las tres A” y el riesgo general de desarrollar trastornos psiquiátricos. Para examinar una muestra grande de personas, los investigadores utilizaron una vasta base de datos de quejas a seguros médicos de Taiwán, cubriendo un período de 15 años.
Los científicos identificaron 46.647 personas en la base de datos que presentaban enfermedades alérgicas y 139.941 que no las padecían. A diferencia de estudios anteriores, se incluyeron pacientes de todas las edades. Encontraron que, durante este período de 15 años, 10.8% de las personas con enfermedades alérgicas desarrollaron trastornos psiquiátricos, comparadas con solo el 6.7% del grupo control. Esto se traduce a un riesgo 1.66 veces mayor de desarrollar dichos trastornos en personas con enfermedades alérgicas.
Al observar los datos con mayor detenimiento, se encontró que las personas con un diagnóstico de dermatitis atópica tenía un riesgo menor de desarrollar trastornos mentales, mientras que aquellos que presentaban asma y rinitis alérgica tenían un riesgo mayor. Otro dato interesante que se pudo observar fue que ciertos medicamentos (prednisolona oral) para controlar el asma se asociaban con un menor riesgo de desarrollar trastornos mentales en pacientes con asma.
Además, los autores pudieron ver que los sujetos de menos de 20 años tenían menor riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos. A partir de esto, hipotetizaron que podría deberse a que el seguimiento fue de 15 años y los sujetos podrían no haber alcanzado la edad de aparición de los trastornos psiquiátricos más relevantes para los pacientes de enfermedades alérgicas. Sin embargo, es necesario realizar más estudios para aclarar la asociación entre la edad y el riesgo de desarrollar dichos trastornos.
¿Cómo se explica esta relación?
Aunque los mecanismos subyacentes a la asociación no son claros, los autores creen que las citocinas proinflamatorias juegan un rol clave, ya que algunos estudios han encontrado relación entre éstas y los trastornos depresivo, bipolar, de ansiedad, demencia, sueño y alimentación (Köhler, Freitas, Stubbs, Maes, Solmi, Veronese, de Andrade, Morris, Fernandes, Brunoni, Herrmann, Raison, Miller, Lanctôt & Carvalho, 2017; Rosenblat & McIntyre 2017; Farhad, Amini, Khalilian, Barekatain, Mafi, Barekatain & Rafei, 2014; Holmes, El-Okl, Williams, Cunningham, Wilcockson & Perry, s.f; Raevuori, Lukkariniemi, Suokas, Gissler, Suvissari & Haukka, 2016; Succurro, Segura-Garcia, Ruffo, Caroleo, Rania, Aloi, De Fazio, Sesti & Arturi 2015; Troester, Palfner, Schmidberger, Olschewski & Avian, 2015). Y tomando en cuenta que las alergias y el asma también involucran inflamación, es posible que contribuyan al desarrollo de trastornos mentales en estos pacientes también. A su vez, explican los autores, el estrés causado por los trastornos podría ocasionar síntomas físicos.
Sin embargo, el estudio de Tzeng no examinó las potenciales causas de este fenómeno y solo investigaciones futuras nos podrán ayudar a identificar los mecanismos involucrados.
Limitaciones del estudio
Los autores del estudio ponen a nuestra consideración las siguientes limitaciones:
- No todos los datos necesarios estaban disponibles en la base de datos utilizada y no fue posible evaluar la severidad, severidad de la debilidad, parámetros de laboratorio o funcionamiento pulmonar de los pacientes con asma.
- No se incluyeron en los datos otros factores como ser genéticos, psicosociales y ambientales.
- En cuanto a los pacientes que compraban los medicamentos de venta libre para tratar el asma, sus automedicaciones no estarían reflejadas en la base de datos utilizada para esta investigación. Sin embargo, aunque no hay estudios que den cuenta de las tasas de automedicación para estas enfermedades, en Taiwán existen ciertas condiciones que hacen que la mayoría de las personas las pidan en el hospital o clínicas del National Health Insurance (NHI).
Por último, Tzeng agrega: “Nos gustaría que los clínicos que atienden pacientes con enfermedades alérgicas sepan que podrían tener un riesgo mayor de trastornos psiquiátricos. Evaluar su condición emocional y monitorear su salud mental podría ayudar a evitar problemas psiquiátricos posteriores.”
Fuente: Frontiers