¿Sabías que el deporte puede ser un espacio donde se transmita y se eduque a nuestros hijos en valores de deportividad como el juego limpio, el respeto por el otro y las diferencias o la importancia de la cooperación para llegar a un bien común? La pregunta es: ¿cómo puede el deporte educar en valores a nuestros hijos si los estándares de rendimiento impuestos, las exigencias y presiones a las que están sometidos los deportistas son cada vez más altas?
A continuación te presentamos algunas herramientas básicas para pensar no sólo en el deporte como un espacio de transmisión y educación en valores sino también como una herramienta que contribuya al desarrollo social y al bienestar psicológico y emocional de los niños.
El deporte como espacio de educación en valores
Tradicionalmente el deporte se ha considerado como un medio apropiado para aprehender valores y como un medio de desarrollo personal y social. A su vez, la concepción del deporte ha ido variando a través del tiempo, de modo que la jerarquización e interpretación de los valores deseables y que se transmiten a través de la práctica deportiva también se ha modificado.
En la actualidad, el deporte y la actividad física infantil se han convertido en medios para un fin: la alta competencia; y los valores que promueve la sociedad actualmente son el sustento de este fin: exitismo, individualismo, fama, entre otros. Estos valores, en deporte infantil, se observan en la existencia de programas de especialización deportiva a edad temprana, la selección de talentos y la filosofía de ganar a cualquier precio; esto se traduce en la adaptación del mundo del niño a mundo del adulto a partir de adecuar el deporte infantil a las reglas de la competencia y no de la competencia al niño.
Además, estos valores y programas generan violencia en el deporte y en la escuela, altos niveles de estrés y presión para los niños, trabajo infantil, falta de compañerismo y respeto hacia el otro, incremento de las tasas de deserción en el deporte y por tanto aumento de personas sedentarias, abolición del Fair Play (juego limpio) como filosofía institucional, etc.
Desde esta perspectiva, entonces, el desafío más grande que enfrentan los profesionales de la salud, de la educación y de las Ciencias del deporte es pensar en acciones tendientes a contrarrestar estos derivados de la sociedad actual a fin de promover la salud, el bienestar y el fortalecimiento de valores como el juego limpio, la cooperación, respeto, responsabilidad, honestidad, compañerismo y sentido de pertenencia a un grupo.
Para ello, no sólo cabe pensar al deporte como promotor de salud y bienestar y generar acciones pertinentes al desarrollo y promoción de valores en los niños, sino también capacitar a los encargados de dichas tareas (entrenadores, preparadores físicos, comisión directiva, etc.) a fin de producir un cambio en la filosofía institucional.
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Imagen: Dark Dwarf (Flickr)