Sabemos que la actividad física nos hace bien, sin necesidad de contar con una pila de estudios que respalden tal hecho (si bien existe gran cantidad de evidencia al respecto), sin embargo, somos capaces de justificar la carencia de movimiento corporal por no tener tiempo, estar cansados o sentir vergüenza. Y, en estos momentos, las medidas de restricción ambulatoria con motivo de la pandemia por COVID-19 pueden sumarse a los modos de justificar la disminución de la actividad física.
Contar con el apoyo o acompañamiento de otras personas puede funcionar como impulso para iniciarse uno en la actividad física e incluso tal apoyo social tiene la capacidad de promover la actividad física al atenuar el dolor, según los hallazgos de un estudio reciente (Stevens et al., 2020).
¿Por qué es importante?
El sedentarismo y la inactividad física han sido asociados a múltiples comorbilidades físicas no hereditarias, como el síndrome metabólico, la diabetes de tipo 2, hipertensión, entre otras. También se halló relación entre la carencia de actividad física y ciertas condiciones de salud mental, al punto que se ha propuesto la actividad física como tratamiento coadyuvante para la depresión, el deterioro cognitivo, la ansiedad, el déficit de atención e hiperactividad, la disminución de emociones negativas, alteraciones del sueño, por nombrar unos pocos.
Por su parte, el apoyo social también ha sido vinculado a varios resultados de salud, incluida la participación en la actividad física. Hay evidencia de su efecto atenuador sobre el dolor, y esto podría explicar su vínculo con la mayor realización de actividad física.
Metodología
Los investigadores analizaron las respuestas 12.517 personas, en la encuesta de ingresos del hogar y dinámica laboral en Australia (HILDA), una encuesta representativa a nivel nacional de residentes australianos. El estudio también incluyó una submuestra de 927 participantes que informaron sufrir dolor crónico.
La encuesta HILDA se realiza anualmente en oleadas, y los investigadores actuales estaban interesados en las evaluaciones del apoyo social tomadas en el ola 15, las evaluaciones del dolor en la ola 16 y los niveles de actividad física en la ola 17. Con estas medidas, el equipo pudo analizar el efecto indirecto del apoyo social de los participantes (medido en la ola 15), en sus niveles de actividad física (ola 17), a través de sus niveles de dolor (ola 16).
Hallazgos
En primer lugar, tanto para la muestra completa como para la submuestra de participantes con dolor recurrente, se encontró que el apoyo social predice una disminución del dolor en el futuro y que el dolor predice menor actividad física. Es importante destacar que el análisis de mediación encontró un efecto del apoyo social en el ejercicio físico a través de la disminución del dolor.
Además, se probó un modelo longitudinal que incluía el dolor informado por los sujetos y los niveles de actividad física al inicio del estudio (ola 15). Nuevamente, en ambas muestras, los participantes con mayor apoyo social experimentaron menos dolor subsiguiente y el dolor predijo una disminución del ejercicio físico.
Con base en estos resultados, los autores señalan que las intervenciones diseñadas para mejorar los sistemas de apoyo social de las personas pueden ser beneficiosas para aumentar su actividad física. Los beneficios serían particularmente más significativos para las personas que informan escasa actividad física debido a una condición que les causa dolor.
Limitaciones
El presente estudio no incluyó evaluaciones de diferentes tipos de apoyo social, o diversos tipos de actividad física. Los autores señalan que es necesario incluir estos aspectos en investigaciones futuras para aclarar los hallazgos actuales.
Concluye el equipo de investigación que estos hallazgos no solo se suman al cuerpo de evidencia según el cual incorporar y sostener hábitos de conductas saludables es beneficioso para la salud, sino que también revelan que el apoyo social puede beneficiar indirectamente a la consecución de tal fin. En tiempos de distanciamiento social, videollamadas, mensajes de texto y audio, podrían ser herramientas idóneas para contar con los beneficios del apoyo social.
Referencia bibliográfica: Stevens, M., Cruwys, T., & Murray, K. (2020). Social support facilitates physical activity by reducing pain. British Journal of Health Psychology, 25(3), 576-595. https://doi.org/10.1111/bjhp.12424
Fuente: Psypost