Cuando un profesional de la salud mental prescribe la administración de medicación psiquiátrica a su paciente, lo hace con un objetivo determinado (a modo de ejemplo, tal objetivo puede ser la reducción de los síntomas). Se considera que fracasa el tratamiento primario en lograr su objetivo cuando se evidencia falta de respuesta al tratamiento por parte del paciente. Desde este punto, es tarea del profesional la implementación de herramientas alternativas a la medicación que puedan coadyuvar al tratamiento. Investigadores han encontrado que la psicoterapia se muestra eficaz para las personas que sufren ansiedad y depresión que no han experimentado beneficios en tratamientos con medicación psiquiátrica (Gloster et al., 2020). De hecho, se ha encontrado que los medicamentos no producen mejores resultados que la psicoterapia en estos grupos (Weitz et al., 2015), y en muchos casos, a los pacientes ni siquiera se les da la opción de psicoterapia, recetándoles medicamentos, incluso cuando tienen mayor riesgo.
Entre el 30% y el 40% de las personas sometidas a tratamiento, no responden de la forma esperada por los profesionales. Al sufrimiento propio de su condición se suman una calidad de vida disminuida y mayores tasas de mortalidad y suicidio.
Las pautas disponibles sobre las opciones de tratamiento secundario tienden a ser farmacológicas; por lo general, dirigen a los médicos a descartar diagnósticos erróneos, aumentar la dosis de la medicación actual o cambiar a una clase de medicación diferente. Aunque la psicoterapia puede sugerirse como un tratamiento aditivo, los autores afirman que se necesita una base más empírica para usar la psicoterapia como una opción de respuesta para la falta de respuesta al tratamiento primario.
Metodología
El equipo de investigadores revisó ensayos controlados aleatorios publicados (ECAs) sobre psicoterapia para pacientes que no responden al tratamiento primario, con trastornos del estado de ánimo y ansiedad.
Los autores de este estudio se propusieron “determinar si la psicoterapia es una opción viable para la falta de respuesta al tratamiento, identificar cualquier señal prometedora y al mismo tiempo identificar las necesidades de investigación adicional”.
Para la pregunta principal de la investigación, se incluyeron dieciocho ECA con pacientes con trastornos primarios del estado de ánimo y/o ansiedad asignados a psicoterapia después de la falta de respuesta al tratamiento inicial (ya sea por sí solo o combinado con medicación).
Los miembros del equipo de investigación extrajeron medidas de resultado primarias (sintomatología) y secundarias (bienestar/funcionamiento) de los estudios individuales mientras evaluaban su calidad general y riesgo de sesgo. Los análisis estadísticos compararon los grupos de tratamiento con los controles y probaron la influencia de los moderadores (por ejemplo, tipos de terapia) y otros predictores (por ejemplo, duración del tratamiento) en los resultados del estudio.
Hallazgos
En primer lugar, los investigadores encontraron que de los 401 estudios publicados que examinaron los resultados de tratamiento adicional en pacientes que no respondieron (ya sea psicoterapia o farmacología), solo el 20% examinó la psicoterapia como una opción. El 80% utilizó exclusivamente intervenciones farmacológicas/médicas. Las psicoterapias incluidas en los estudios fueron diversas (cognitivo-conductual, psicodinámico e interpersonal, gestión de la atención, entre otras). Algunos de los estudios utilizaron psicoterapia de manera conjunta con medicamentos.
Los investigadores encontraron un impacto general de moderado a grande de la psicoterapia sobre la falta de respuesta al tratamiento tanto en la sintomatología como en la calidad de vida/funcionamiento. Sin embargo, esto último se midió en menos del 50% de los ensayos incluidos en este estudio. Los análisis sobre la calidad de los estudios mostraron una amplia variación en la perspectiva de los autores y un sesgo de publicación significativo que favorece los estudios con resultados positivos sobre los resultados de los síntomas.
No se encontraron diferencias significativas en los resultados entre la ansiedad o los trastornos del estado de ánimo, los tipos de psicoterapia o el tipo de tratamiento previo con el que los pacientes ingresaron en el ensayo (solo medicación, psicoterapia, o su combinación). Los investigadores no encontraron ningún predictor significativo (como por ejemplo datos demográficos, o duración del tratamiento del estudio) sobre los resultados generales de los ensayos con psicoterapia.
Por otro lado, encontraron que cuanto más tiempo estuvo un paciente en su tratamiento original, mayor fue el efecto del nuevo tratamiento (es decir, psicoterapia).
La psicoterapia afectó positivamente la calidad de vida/funcionamiento de los pacientes, sin que se haya encontrado sesgo de publicación para estos resultados. Sin embargo, el tratamiento de pacientes con trastornos primarios del estado de ánimo tuvo efectos menores sobre estos resultados de bienestar que aquellos con trastornos de ansiedad. La duración del nuevo tratamiento no pareció predecir mejores resultados.
Conclusiones
Los resultados indican que la psicoterapia es un tratamiento eficaz para reducir los síntomas y mejorar el bienestar de estos pacientes, señalan los autores. A su vez destacan que, en comparación con los estudios sobre tratamientos nuevos con medicación, los estudios sobre psicoterapia fueron muy pocos por lo que destacan la necesidad de realizar más investigaciones de calidad en el área.
Sugieren que la escasez de dicha investigación podría deberse a una menor financiación para los ensayos de psicoterapia que para los enfoques farmacológicos. También refleja la tendencia en la práctica clínica de abordar cada vez más los problemas de salud mental con medicamentos psicotrópicos que no incluyen la psicoterapia.
Debido al mayor riesgo de discapacidad funcional, los hallazgos que sugieren el efecto positivo de la psicoterapia sobre el funcionamiento y la calidad de vida son particularmente importantes. Los autores también plantean que muchas psicoterapias no priorizan principalmente la reducción de síntomas, sino que se centran en cómo los pacientes se relacionan con sus síntomas y viven con más significado. Para ello, recomiendan que las investigaciones futuras incluyan medidas que vayan más allá de la sintomatología. Para poder comparar los estudios entre sí en el futuro, a los autores les gustaría que los investigadores informaran su definición de “falta de respuesta” de una manera más homogénea.
“Dado que ninguna terapia funciona para todos los pacientes, es probable que las opciones de tratamiento necesiten incluir opciones de individualización, similares a la medicina personalizada. Esto requerirá más información sobre qué funciona, cómo, y para quién después de la falta de respuesta al tratamiento inicial,” aclaran finalmente.
Referencias bibliográficas:
- Gloster, A. T., Rinner, M. T. B., Ioannou, M., Villanueva, J., Block, V. J., Ferrari, G., Benoy, C., Bader, K., & Karekla, M. (2020). Treating treatment non-responders: A meta-analysis of randomized controlled psychotherapy trials. Clinical Psychology Review, 75, 101810. https://doi.org/10.1016/j.cpr.2019.101810
- Weitz, E. S., Hollon, S. D., Twisk, J., van Straten, A., Huibers, M. J. H., David, D., DeRubeis, R. J., Dimidjian, S., Dunlop, B. W., Cristea, I. A., Faramarzi, M., Hegerl, U., Jarrett, R. B., Kheirkhah, F., Kennedy, S. H., Mergl, R., Miranda, J., Mohr, D. C., Rush, A. J., … Cuijpers, P. (2015). Baseline Depression Severity as Moderator of Depression Outcomes Between Cognitive Behavioral Therapy vs Pharmacotherapy: An Individual Patient Data Meta-analysis. JAMA Psychiatry , 72(11), 1102-1109. https://doi.org/10.1001/jamapsychiatry.2015.1516
Fuente: Mad in America