Irving Kirsch es profesor de psicología e investigador, y ha generado bastante revuelo en los ámbitos académicos con sus investigaciones en torno a antidepresivos y placebos. A continuación les dejamos una nota publicada en Huffington Post, y al final agregamos algunos comentarios.
Antidepresivos: ¿Las drogas nuevas del emperador?
Irving Kirsch, Ph.D
Traducción y comentarios por Fabián Maero.
Los antidepresivos se proponen como una solución mágica para curar la depresión. Pero, ¿ lo son realmente? Yo solía pensar que sí. Como psicólogo clínico, solía derivar a los clientes deprimidos a colegas psiquiatras para que recibieran una receta. Pero en la última década, los investigadores han descubierto evidencia de que no lo son. Pareciera que hemos sido engañados. La depresión no es una enfermedad del cerebro, y los productos químicos no la curan.
Darme cuenta de que la cura química de la depresión es un mito comenzó en 1998, cuando Guy Sapirstein y yo nos propusimos evaluar el efecto placebo en el tratamiento de la depresión. En lugar de hacer un estudio nuevo, decidimos recolectar los resultados de estudios anteriores en los que los placebos han sido utilizados para tratar la depresión y analizarlos en su totalidad. Lo que hicimos se denomina “metaanálisis”, y es una técnica común para dar sentido a los datos cuando se han realizado un gran número de estudios para responder a una pregunta en particular.
Es raro que un estudio se centre en el efecto placebo – o sobre el efecto del simple paso del tiempo, para el caso. Entonces, ¿dónde íbamos a encontrar nuestros datos de estudios de placebo y estudios de no-tratamiento? Terminamos encontrando nuestros datos sobre placebo en los estudios clínicos de antidepresivos. En total, analizamos 38 ensayos clínicos publicados en los que participaron más de 3.000 pacientes con depresión. Lo que encontramos fue una gran sorpresa. Resultó que el 75 por ciento del efecto antidepresivo también fue obtenido con la utilización de placebos – pastillas de azúcar que no tienen ingredientes activos que se utilizan para controlar los efectos de la esperanza y la expectativa en los ensayos clínicos. En otras palabras, la mayor parte de la mejora observada en pacientes tratados con antidepresivos era un efecto placebo.
Peor aún, parecía que incluso el pequeño efecto de la droga podría haber sido en realidad un efecto placebo: estos estudios son, en teoría, de doble ciego. Esto significa que ni los pacientes ni sus médicos debían saber si se les había dado el medicamento real o un placebo. Pero al final, resultó que la mayoría de ellos fueron capaces de averiguar si habían recibido uno o el otro, sobre todo aquellos que habían recibido el fármaco real. Los antidepresivos tienen efectos secundarios, y cuando un paciente experimenta estos efectos secundarios, se dan cuenta que están en el grupo de fármacos en lugar del grupo de placebo. Saber esto podría ser responsable de la pequeña ventaja aparente de fármaco sobre el placebo.
Como se pueden imaginar, nuestro estudio fue muy controversial. ¿Cómo podrían estos medicamentos, que representan alrededor del 15 por ciento o todas las recetas en los EE.UU., ser placebos? Los antidepresivos estudiados habían sido aprobados por la FDA. Si no eran más que placebos, ¿por qué la FDA los aprueba?
Para responder a estas preguntas, mis colegas y yo usamos la Ley de Libertad de Información para obtener los datos que las compañías farmacéuticas habían enviado a la FDA en el proceso de obtener la aprobación de sus medicamentos. Lo que encontramos fue aún más impactante de lo que nuestro estudio de 1998 había mostrado. La diferencia entre el fármaco y el placebo fue incluso menor en los datos enviados a la FDA que en la literatura publicada. Más de la mitad de los ensayos clínicos patrocinados por las compañías farmacéuticas no mostraron diferencia significativa alguna entre fármaco y el placebo. Lo que encontraron fueron diferencias en los efectos secundarios, como náuseas y disfunción sexual, producida por los antidepresivos, y la FDA determinó más tarde que los ISRS, el tipo más común de los antidepresivos, en realidad aumentan el riesgo de suicidio en niños, adolescentes y adultos jóvenes.
Entonces, ¿por qué la FDA aprueba estos medicamentos? Todo lo que requieren es que haya dos ensayos que muestren una diferencia estadística entre el fármaco y el placebo. Una farmacéutica podría haber llevado a cabo 10 ensayos, y la mayoría de ellos podrían haber fracasado en demostrar resultados positivos. Sin embargo, si en dos pruebas demostraran haber tenido éxito, el antidepresivo puede ser aprobado. E incluso en estos dos ensayos con éxito, no importa cuán grande sea el efecto de la droga. Puede ser lo suficientemente pequeño como para no hacer una diferencia real en las vidas de las personas. No tiene que ser clínicamente significativo, sólo tiene que ser estadísticamente significativo.
Afortunadamente, hay alternativas al tratamiento con drogas peligrosas y altamente ineficaces . La psicoterapia funciona, y algunos tipos de terapia han demostrado ser mucho más eficaz que los antidepresivos en el largo plazo. El ejercicio físico también funciona, y al menos para las personas con depresión leve, también hay libros de autoayuda como “Sentirse Bien” de David Burns, que han sido probados en ensayos clínicos y han demostrado ser eficaces. Así que si te estás sintiendo deprimido, quizá no necesites pastillas para sentirte mejor. En su lugar, habla con tu clínico acerca de los tratamientos alternativos más seguros y eficaces.
Las investigaciones de Kirsch han sido controversiales, por decir lo mínimo, y han tenido un considerable impacto en el mundo académico y en las políticas de salud, principalmente por este motivo: si bien podemos encontrar críticas a las medicaciones psiquiátricas sin mucha dificultad en internet, pero las de Kirsch son críticas con base empírica, no especulativa, no se lidia con opiniones, sino con una interpretación bastante sólida de los datos.
De todos modos, no han faltado críticas válidas a sus investigaciones, en particular a su metodología (por ejemplo, aquí); es un tema complejo y la discusión dista mucho de estar terminada, por lo cual insistimos con un punto: si estás tomando antidepresivos, no los dejes ni modifiques sin consultar con tu clínico antes. Aún no hay datos definitivos sobre a qué personas pueden serle útiles o necesarios los antidepresivos, por lo cual toda decisión al respecto debe ser consultada con un psiquiatra. Existen varios tratamientos psicológicos con distintas perspectivas que han demostrado ser tan eficaces para depresión como los antidepresivos a corto y a largo plazo (hemos mencionado algunos aquí , y en este link hay una lista más detallada), por lo cual quizá también quieras considerar preguntar a tu psicólogo o psiquiatra sobre alguno de ellos, sobre qué tan eficaz es en tu caso y qué podrías esperar al respecto.