Un estudio reciente encontró que las personas con ansiedad social demuestran niveles más altos de ira acompañada de una tendencia más fuerte a reprimirla. Según la investigación, el apego inseguro temprano podría explicar por qué tienden a reprimir su ira (Conrad et al., 2021).
El trastorno de ansiedad social (TAS) se define por un miedo implacable a la interacción social que se caracteriza por la preocupación de que el comportamiento propio sea juzgado negativamente por otros. Algunos estudios han sugerido que la tendencia a reprimir el enojo se fundamenta en que al demostrarlo la persona corre el riesgo de provocar un juicio negativo de parte de los demás. También hay evidencia de que las personas con ansiedad social demuestran niveles más altos de apego preocupado, un estilo de apego inseguro definido por una combinación desafortunada de preocupación por el rechazo y deseo de conexión.
Metodología
La investigación del equipo de Rupert Conrad parte de considerar que los niños pequeños aprenden a manejar sus emociones, y el estrés en particular, a través de sus relaciones con los cuidadores principales. Los investigadores entonces propusieron que los problemas de manejo de la ira podrían ser el resultado de un vínculo de apego inseguro temprano.
Para averiguarlo reclutaron a 321 adultos con TAS y 94 sujetos de control sin diagnósticos de salud mental. Todos los participantes completaron cuestionarios que incluían evaluaciones de fobia social, depresión, estilo de apego, estado y rasgo de ira y expresión de ira.
Resultados
En comparación con los sujetos de control, los adultos con trastorno de ansiedad social:
- Eran menos propensos a tener un estilo de apego seguro (un tipo de apego que implica una visión positiva de uno mismo y de los demás).
- Eran más propensos que los controles a tener un estilo de apego temeroso (un estilo de apego definido por una visión negativa de sí mismos y la evitación de la intimidad).
- También tenían más probabilidades presentar un estilo de apego preocupado, (un estilo de apego caracterizado por la preocupación por el rechazo y la dependencia de los demás), en línea con estudios anteriores.
- Tenían niveles más altos de rasgo de ira, lo que sugiere una mayor tendencia general a mostrar ira en una situación determinada.
- Mostraron un estilo de expresión de ira que implicaba contener y ocultar su ira.
Además, el apego seguro, el apego preocupado y la supresión de la ira fueron todos predictores de TAS. Juntas, estas tres variables explicaron aproximadamente el 21% de la variación en las puntuaciones de fobia social.
Finalmente, la supresión de la ira medió en parte el vínculo entre el apego preocupado y la ansiedad social, proporcionando apoyo a la hipótesis inicial de los investigadores. Los autores del estudio señalan que el apego preocupado a menudo es acompañado con una paternidad inconsistente, y las personas con este estilo de apego tienden a creer que la falta de afecto que reciben es el resultado de sus propias deficiencias. La incapacidad de regular adecuadamente la ira entre las personas con TAS puede deberse a una crianza insensible en la que el cuidador no le enseñó al niño cómo regular su estrés.
Los hallazgos de esta investigación destacan la importancia de enseñar a los pacientes con TAS estrategias saludables para regular su ira. Ocultar emociones puede ser agotador mentalmente, además de frenar a los pacientes durante la terapia.
Se ha descubierto que tanto la supresión de la ira como los estilos de apego influyen en los resultados del tratamiento entre los pacientes con TAS. A la luz de la evidencia de que el apego se puede modificar a través de la terapia cognitivo-conductual, los resultados terapéuticos podrían mejorarse educando a los pacientes sobre los estilos de apego y enseñándoles habilidades positivas para el manejo de la ira.
Referencia bibliográfica: Conrad, R., Forstner, A. J., Chung, M.-L., Mücke, M., Geiser, F., Schumacher, J., & Carnehl, F. (2021). Significance of anger suppression and preoccupied attachment in social anxiety disorder: a cross-sectional study. BMC Psychiatry, 21(1), 116. https://doi.org/10.1186/s12888-021-03098-1
Fuente: Psypost