Según las investigaciones en el asunto, el 75% de las personas con anorexia nerviosa se recupera parcialmente, y solo el 21% se recupera por completo u obtiene una remisión permanente. Un enfoque terapéutico basado en la familia es la intervención preferida para el tratamiento de la anorexia nerviosa. Sin embargo, la terapia no funciona para todos y resalta la necesidad de una intervención holística más amplia para promover el bienestar emocional, la resistencia y el establecimiento de una vida significativa (Accurso, Sim, Muhlheim, & Lebow, 2019).
Para el estudio, los investigadores de la Universidad de California en San Francisco entregaron una encuesta en línea a 387 padres.
De ellos, ochenta y tres por ciento tenían hijos con anorexia nerviosa y 6% con anorexia nerviosa atípica, una variante que ocurre en pacientes que no tienen bajo peso. Los padres restantes tenían hijos con otros trastornos alimenticios.
“Este estudio nos recuerda que debemos trabajar más para ayudar a las personas con anorexia nerviosa que no responden al tratamiento estándar”, dijo la Dra. Erin C. Accurso, directora clínica del Programa de Trastornos de la Alimentación de la UCSF, profesora asistente en el Departamento de psiquiatría y primera autora del estudio.
“La recuperación total significa que los pacientes pueden encontrar alegría en su vida diaria, libre de los efectos físicos y psicológicos causados por una dieta restrictiva”.
La recuperación parcial se definió como una mejora, pero aún sintomática en al menos un área: salud física, pensamientos y comportamientos de trastornos alimentarios, funcionamiento social o estado de ánimo.
Entre el 21% (81 individuos) que se recuperaron por completo, el 94% había logrado mantener su recuperación dos años después. “Desafortunadamente, los pacientes que solo lograron una recuperación parcial continuaron luchando y fueron mucho más susceptibles a las recaídas,” señaló Accurso.
Estudios anteriores han encontrado que alrededor del 50% de los pacientes con anorexia nerviosa se recuperaron por completo, pero este estudio tuvo una preponderancia de pacientes con enfermedad en curso.
En el estudio actual, aproximadamente la mitad había recibido terapia residencial, hospitalización parcial o tratamiento ambulatorio intensivo, y dos tercios recibieron tres o más tipos de tratamientos psicológicos. Según los informes, más del 60% recibió tratamiento familiar, que es reconocido como el más eficaz para la anorexia nerviosa adolescente.
“La anorexia nerviosa es una afección compleja con la tasa de mortalidad más alta de cualquier trastorno psiquiátrico,” dijo Accurso. “Sabemos que las familias son el recurso más importante en la recuperación, por lo que el tratamiento familiar es el estándar de oro para la anorexia nerviosa adolescente. Sin embargo, el tratamiento no funciona para todos. Los padres nos dicen que la recuperación debe abordarse de manera más integral, con tratamientos que se extiendan más allá de los síntomas del trastorno alimentario para enfocarse en el bienestar emocional, la flexibilidad cognitiva y el establecimiento de una vida significativa.”
Los autores también señalaron que los padres están desafiando la definición de recuperación en este campo.
“Descubrimos que los padres tienen una visión mucho más amplia de la recuperación, que incluía el bienestar psicológico y la construcción de una vida digna de vivir. Los investigadores están perdiendo la marca al definir la recuperación por peso y/o síntomas del trastorno alimentario en ausencia de estos otros factores.”
Los padres reforzaron las observaciones de los médicos de que la recuperación física y conductual, que incluye la reanudación de los hábitos alimenticios regulares, precede a la recuperación cognitiva, en la que los pacientes ya no están plagados de miedo extremo al aumento de peso y la distorsión de la imagen corporal.
En el estudio, los participantes anoréxicos eran una cohorte homogénea con una edad promedio de 18 años y una historia de cinco años del trastorno. El noventa por ciento eran mujeres, el 94% eran blancas y el 90% vivían en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido o Australia.
En un estudio de seguimiento, Accurso y sus colegas analizarán cómo la restauración del peso, incluido el peso objetivo establecido por el médico de un paciente, impacta el proceso de recuperación.
Referencia bibliográfica:
Accurso, E. C., Sim, L., Muhlheim, L., & Lebow, J. (2019). Parents know best: Caregiver perspectives on eating disorder recovery. The International Journal of Eating Disorders. https://doi.org/10.1002/eat.23200
Fuente: Psychcentral