¿Tu día no comienza hasta que tomás esa necesaria, imprescindible y merecida taza de café, un poquito más fuerte y más amargo de lo que otros toleran? ¿Te preguntaste por qué te gusta tanto su sabor? O, si sos de los fieles adeptos a las cervezas, ¿qué hace que las prefieras antes que un dulce y vistoso daiquiri de frutillas?
Un grupo de investigadores (Zhong et al. 2019) buscó variaciones en los genes del gusto que pudieran explicar nuestras preferencias en cuanto a las bebidas, porque entender esas preferencias podría indicar formas de intervenir en las dietas de las personas. Pero el estudio mostró que las preferencias por las bebidas amargas o dulces no se basan en variaciones en nuestros genes del gusto, sino más bien en genes relacionados con las propiedades psicoactivas de estas bebidas.
Para este estudio, las bebidas se clasificaron en dos grupos: uno de sabor amargo y otro de sabor dulce. El primer grupo incluyó café, té, jugo de pomelo, cerveza, vino tinto y licor. En el grupo de los dulces se incluyeron bebidas endulzadas con azúcar, bebidas endulzadas artificialmente y jugos que no eran de pomelo. Esta clasificación de sabor ha sido validada previamente.
La ingesta de bebidas se recolectó mediante recordatorios o cuestionarios dietarios de 24 horas. Los científicos contaron la cantidad de porciones de estas bebidas amargas y dulces consumidas por aproximadamente 336.000 personas en el Biobanco del Reino Unido. Luego hicieron un estudio de asociación genómica del consumo de bebidas amargas y del consumo de bebidas dulces. Por último, buscaron replicar sus hallazgos clave en tres cohortes de EE. UU.
Según los investigadores, este estudio sugiere que las variantes genéticas relacionadas con el consumo de alcohol, el consumo de café y la obesidad fueron determinantes genéticos primarios del consumo de bebidas amargas y dulces.
“A la gente le gusta la forma en que el café y el alcohol los hacen sentir. Por eso los beben. No es el sabor”, explicó Marilyn Cornelis, profesora asistente de medicina preventiva de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, y una de las autoras del estudio. Pero sí se encontró una variante en un gen, llamado FTO, vinculado a las bebidas azucaradas. Las personas que tenían una variante en el gen FTO, la misma variante anteriormente relacionada con un menor riesgo de obesidad, sorprendentemente prefieren las bebidas endulzadas con azúcar. “Es contraintuitivo”, dijo Cornelis. “El FTO ha sido un gen misterioso, y no sabemos exactamente cómo está vinculado a la obesidad. Es probable que desempeñe un papel en el comportamiento, que estaría vinculado al control de peso”.
“Por lo que sabemos, este es el primer estudio de asociación genómica del consumo de bebidas basado en la perspectiva del gusto”, dijo Victor Zhong, el primer autor del estudio y becario postdoctoral en medicina preventiva en Northwestern. “También es el estudio de asociación de genoma más completo hasta la fecha sobre el consumo de bebidas”. Los investigadores señalaron, finalmente, que aún falta determinar si las variantes genéticas relacionadas con la percepción del gusto están asociadas con el consumo de bebidas.
Referencia del estudio:
Zhong, Victor W., Alan Kuang, Rebecca D. Danning, Peter Kraft, Rob M. van Dam, Daniel I. Chasman, and Marilyn C. Cornelis. 2019. “A Genome-Wide Association Study of Bitter and Sweet Beverage Consumption.” Human Molecular Genetics, May. https://doi.org/10.1093/hmg/ddz061.
Fuente: Science Daily