La empatía es una de las capacidades cognitivas – afectivas que más interés ha despertado en los últimos años. No sólo se habla de ella en la literatura científica sino también en los medios de divulgación general, los cuales resaltan la importancia a nivel social y laboral de la capacidad de reconocer, comprender y sentir las emociones que los otros viven.
Con el desarrollo de los instrumentos de investigación cerebral, los científicos se han preocupado por entender qué sucede en las estructuras neuronales de aquellas personas que tienen más dificultades a la hora de ponerse en la piel de los otros.
Una investigación de la revista Psychoneuroendicinology, estudió el efecto de la hormona testosterona y sus descubrimientos nos ofrecen valiosa información sobre cómo los altos niveles de esta hormona podrían intervenir con las conexiones cerebrales comprometidas con el procesamiento de las emociones.
La investigación agruó a 16 mujeres jóvenes y las dividió en tres grupos:
Al primer grupo se les tomó imágenes cerebrales con la resonancia magnética, mientras ellas observaban imágenes de areas del rostro e identificaban en tres segudos qué expresión expresaba la imágen. El segundo grupo hizo lo mismo, con la diferencia de que recibieron dosis orales de testosterona, la cual elevó 10 veces el nivel de la hormona en el torrente sanguíneo. El último grupo también hizo la misma tarea pero se le administró una dosis de placebo.
Las mujeres que recibieron las dosis de testosterona tuvieron más dificultades a la hora de interpretar las expresiones faciales de las imágenes, cometieron más errores interpretativos y sus imágenes cerebrales mostraron una importante reducción de las conexiones entre el giro inferior frontal —área relacionadas con el procesamiento emocional de las otras personas— él área motor suplementaria y él cortez del cíngulo anterior, dos regiones conocidas por su relación con la regulación y acción de las propias emociones.
Los investigadores detallan que sus resultados demuestran que los altos niveles de testosterona afectan la conectividad de áreas cerebrales importantes en el procesamiento emocional, lo que dificulta la interpretación de las emociones de las otras personas y por consiguiente reduciría la capacidad de empatía.
Estudios previos han encontrado que los niños en el espectro autista podrían haber sido expuestos a altos niveles de testosterona durante su gestación y esta investigación refuerza la hipótesis de que los procesos cognitivos afectados por la testosterona podrían afectar el procesamiento emocional de aquellas personas con TEA, principalmente a la hora de comprender las señales emocionales no verbales.
Fuente: Psypost