Un reciente estudio publicado en Psychiatry Research ha revelado que el alprazolam está vinculado a un mayor riesgo de eventos suicidas. Esta tendencia no es exclusiva de este medicamento; otros benzodiacepinas como el diazepam y el lorazepam también mostraron una asociación similar con el riesgo de suicidio. Sin embargo, el buspirone, un ansiolítico no perteneciente a la familia de las benzodiacepinas, presentó una asociación significativamente más débil con este riesgo.
El estudio fue liderado por Robert Gibbons, de la Universidad de Chicago, quien encontró que el riesgo de suicidio aumenta en un 5 % por cada mes de tratamiento con alprazolam.
Riesgos asociados al tratamiento con benzodiacepinas
El estudio realizó un análisis detallado sobre la duración y la dosis de estos medicamentos. Los investigadores destacaron en sus conclusiones:
“El alprazolam estuvo asociado con más del doble de riesgo de intentos de suicidio. Un análisis de la duración del tratamiento con la dosis modal (0.5 mg) reveló un aumento del 5 % en eventos suicidas por cada mes adicional de tratamiento. Análisis paralelos con benzodiacepinas de acción prolongada (diazepam) y de acción corta (lorazepam) encontraron asociaciones similares, mientras que el ansiolítico no benzodiacepínico, buspirone, mostró un riesgo significativamente menor y ningún aumento en pacientes con antecedentes de intentos.”
Este hallazgo subraya la importancia de considerar tanto la duración del tratamiento como el tipo de medicamento utilizado al manejar trastornos de ansiedad y otros problemas relacionados.
Implicaciones para la práctica clínica
El vínculo entre las benzodiacepinas y el riesgo de suicidio resalta la necesidad de que los profesionales de la salud sean extremadamente cautelosos al recetar estos medicamentos, especialmente en pacientes con historial de intentos de suicidio o vulnerabilidad emocional. Aunque son eficaces en la reducción de la ansiedad, los riesgos asociados a su uso prolongado deben ser monitoreados cuidadosamente.
Alternativas como el buspirone podrían ofrecer una opción más segura para pacientes que necesitan tratamiento a largo plazo, aunque se requiere más investigación para confirmar estas diferencias de riesgo.
Reflexión final
El estudio contribuye a un debate crucial sobre el equilibrio entre los beneficios y riesgos de los tratamientos farmacológicos para la ansiedad. A medida que surgen más investigaciones, es fundamental que pacientes y profesionales trabajen juntos para encontrar estrategias de tratamiento que minimicen los riesgos y promuevan el bienestar integral.
Referencia: Gibbons RD, Hur K, Lavigne JE, Mann JJ. Risk of suicide attempts and intentional self-harm on alprazolam. Psychiatry Res. 2024 May;335:115857. doi: 10.1016/j.psychres.2024.115857. Epub 2024 Mar 11. PMID: 38493738.
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