Bianca Pallaro para La Nación:
Según las cifras publicadas por la Dirección General de Estadísticas y Censos del gobierno porteño, analizadas y clasificadas por LA NACION DATA, el mayor número de divorcios en la ciudad de Buenos Aires se produce cuando el cónyuge tiene entre 35 y 44 años y cuando el matrimonio tiene una duración de 10 años en adelante.
No tiene nada que ver con la “crisis de los cuarenta”:
En diálogo con LA NACION, Pedro Herscovici, médico psiquiatra especializado en terapia familiar y de pareja, y miembro de la Asociación de Psicoterapia Sistémica de Buenos Aires, explicó que la causa de este fenómeno “no tiene que ver con lo que algunos llaman la crisis de los 40, sino con que la gente tiende a separarse cuando se casa joven porque el crecimiento en paralelo está menos asegurado”. Y agregó: “Indudablemente hay más tendencia a divorciarse porque hay etapas evolutivas que se desarrollan de forma dispareja”.
Sobre los conflictos matrimoniales: ¿se arreglan o se modulan?
Mucho se ha escrito sobre la comunicación marital y la importancia de la satisfacción a ese nivel. Las parejas producen diferentes estilos para encarar sus diferencias. Algunos evitan peleas, otros pelean mucho mientras que otros acuerdan en el desacuerdo. Ningún estilo aparece necesariamente mejor que otro si funciona para ambos. La mayoría de las diferencias matrimoniales no se terminan “resolviendo” sino que en el mejor de los casos se modulan afectivamente de manera adecuada. El mal manejo de las inundaciones emocionales producidas por los inevitables conflictos matrimoniales es uno de los mejores predictores de divorcio de la pareja. El divorcio emocional se genera cuando prima un sentimiento negativo que diluye lo positivo. Cierto tipo de negatividad acumulada que no se modula es letal, pues editará lo presente, lo pasado y lo futuro.
Lee el artículo completo en La Nación y podrás apreciar los gráficos que prepararon y que comparan las tasas de divorcios de los últimos años y matrimonios.