Una importante revisión (Popova, Lange, Shield, Burd, & Rehm, 2019) ha encontrado que los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) son de 10 a 40 veces mayor en ciertos grupos susceptibles, que en la población general. Estos grupos incluyen niños bajo cuidado del Estado, personas en servicios correccionales o servicios de educación especial, poblaciones aborígenes y personas que usan servicios clínicos especializados (clínicas genéticas y clínicas para discapacidades del desarrollo o atención psiquiátrica). Este estudio utilizó datos de 69 estudios que representan a 17 países de América del Norte y del Sur, Europa, Asia y Australasia.
Los TEAF son graves afecciones, permanentes e incapacitantes, que afectan a personas de todos los orígenes raciales, étnicos y socioeconómicos. Son causados por el alcohol consumido durante el embarazo. El alcohol es una sustancia tóxica que puede atravesar fácilmente la placenta, lo que resulta en un daño permanente al cerebro y otros órganos del embrión y el feto en desarrollo. Aproximadamente uno de cada 13 bebés expuestos prenatalmente a cualquier nivel o tipo de alcohol desarrollará TEAF; alrededor de 630.000 bebés nacen con TEAF en el mundo cada año.
Inicialmente el diagnóstico se basó en parámetros físicos que incluían anomalías faciales y retraso del crecimiento, con evidencia de retraso en el desarrollo o deficiencia mental. Cuarenta años de investigación han demostrado que los efectos más profundos de la exposición prenatal al alcohol están en el cerebro en desarrollo y los efectos cognitivos y de comportamiento que conllevan. La exposición al alcohol afecta el desarrollo del cerebro a través de numerosas vías en todas las etapas, desde la neurogénesis hasta la mielinización. Se ven afectados diversos comportamientos que van desde las funciones ejecutivas hasta el control motor (Riley, Infante, & Warren, 2011).
Uno de cada 13 bebés expuestos prenatalmente a cualquier nivel o tipo de alcohol desarrollará TEAF
La prevalencia estimada de TEAF en los grupos susceptibles antes nombrados varió de 10 a 40 veces más alta que la prevalencia de TEAF global de 7.7 por 1000 en la población general. Por ejemplo, la prevalencia de TEAF entre los niños bajo cuidado del Estado fue 32 veces mayor en los Estados Unidos y 40 veces más alta en Chile; la prevalencia entre los adultos en el sistema correccional canadiense fue 19 veces mayor; y la prevalencia entre las poblaciones de educación especial en Chile fue 10 veces mayor.
La Dra. Svetlana Popova, autora principal, señaló la necesidad de que los Estados adopten políticas públicas que reconozcan y aborden este problema a nivel mundial. Asimismo, sostuvo que deben implementarse controles de rutina en la atención clínica para identificar a las personas con TAEF dentro de los grupos susceptibles, con el fin de brindarles el apoyo apropiado y realizar intervenciones tempranas. Por otro lado, remarcó que las mujeres deben abstenerse completamente de consumir cualquier tipo de alcohol durante todo el embarazo y cuando intentan quedar embarazadas.
Esta revisión estuvo restringida por el número limitado de estudios, algunos de los cuales eran muy antiguos y tenían deficiencias metodológicas. Los países deben realizar estudios epidemiológicos rigurosos para comprender el tamaño y la gravedad de este grave pero prevenible trastorno del desarrollo neurológico relacionado con el alcohol.
Referencias:
Popova, S., Lange, S., Shield, K., Burd, L., & Rehm, J. (2019). Prevalence of fetal alcohol spectrum disorder among special subpopulations: a systematic review and meta-analysis. Addiction. https://doi.org/10.1111/add.14598
Riley, E. P., Infante, M. A., & Warren, K. R. (2011). Fetal alcohol spectrum disorders: an overview. Neuropsychology Review, 21(2), 73-80. https://doi.org/10.1007/s11065-011-9166-x
Fuente: Science Daily