La afasia es un trastorno del lenguaje caracterizado por una dificultad en la comprensión o en la producción del lenguaje. Se considera que es producto de un daño neurológico adquirido (Serrano, Martelli, Harris, Tufró, Ranalli, Taragano, Tamaroff, Alegri, 2005). Puede ser causada por una lesión en el área de Broca, ubicado en el lóbulo frontal, cerca de la corteza motora que controla las áreas de la cara encargadas del habla; o el área de Wernicke, ubicada en el lóbulo temporal, que une sonidos con lo visual (Rathus, 2007).
En el año 1865, Paul Broca observó que, luego de una lesión en un área específica del lóbulo frontal izquierdo (área de Broca), una persona presentaría dificultad para formar palabras, aunque comprendería el discurso de otros y podría cantar canciones populares. Una lesión en el área de Broca se evidenciaría entonces por un discurso lento y laborioso, donde se utilizan oraciones simples.
Por otro lado, en 1874 Carl Wernicke descubrió que una lesión en un área concreta ubicada en el lóbulo temporal izquierdo (área de Wernicke) resultaría en un discurso sin sentido, aunque la persona si podría producir palabras. Es decir, una persona con lesión en dicha área podría tener dificultad entendiendo el discurso (ya sea el suyo o el de otros) y su propio discurso no tiene sentido (Rathus, 2007, Myers, 2006).
También se descubrió otra área cerebral que se encarga de recibir la información visual y recodificarla en forma auditiva, para que el área de Wernicke pueda deducir el significado. Estamos hablando de la circunvolución angular, que nos sirve para poder leer en voz alta. Las fibras nerviosas se encargan de conectar ambas áreas (Myers, 2006).
A partir de estos datos, Norman Geschwind (citado en Myers, 2006) ofreció la siguiente explicación: al leer en voz alta las palabras son grabadas en el área visual, de allí se reenvían a la circunvolución angular que las codifica; luego son trasladadas para su comprensión en el área de Wernicke y, por último se envían al área de Broca que se encarga de crear la palabra hablada. Una lesión en cualquiera de estos niveles produce formas diferentes de afasia (Myers, 2006).
Como se dijo anteriormente, el tipo depende de en qué área se produjo la lesión (además existen diversas clasificaciones, de diferentes autores), así podemos encontrar a la afasia de Broca, la afasia de Wernicke (descritas anteriormente) afasia anómica, la afasia de conducción (dificultad para repetir), la afasia transcortical motora y sensorial (dada por una falla en la conexión entre el centro motor y sensorial) se caracteriza por la conservación de la capacidad de repetir palabras y frases y la afasia global, donde tanto la comprensión como la producción del lenguaje se ven afectados (Serrano y cols. 2005; Sabe, Courtis, Saavedra, Prodán, Luján Calcagno, Melián, 2008; Ardila, 2006).
Se han observado casos de niños con un funcionamiento normal previo que luego presentan epilepsia y afasia. Se cree que la afasia puede darse como consecuencia de descargas epilépticas en las áreas encargadas del lenguaje, produciendo lo que se conoce como síndrome de Landau-Kleffner (Nieto Barrera, López Alcaide, Candau Fernández-Mensaque, Ruiz del Portal Bermudo, Rufo Campos, Correa Charro, 1997).
También existe la afasia progresiva primaria, caracterizada por un deterioro progresivo que se da predominantemente en el lenguaje, mientras que otras facultades mentales (memoria, habilidades viso-espaciales, conducta, habilidades de la vida diaria) se ven intactas, lo que la diferenciaría de las afasia relacionadas con la demencia (Serrano y cols. 2005).
La afasia también puede producirse debido a un ACV, traumatismos craneoencefálicos, tumores, infecciones, enfermedades nutricionales y metabólicas o enfermedades degenerativas como la demencia (Ardila, 2006).
Fuentes:
- Myers, D. (2006), Psicología 7ma edición. Editorial Médica Panamericana: Madrid
- Rathus, S. (2007), Psychology. Principles in practice. Holt, Rinehart and Winston: U.S.