Muchas investigaciones han sido realizadas con su foco en los efectos los ejercicios físicos. Así, les hemos contado sobre su impacto para tratar condiciones como el estrés postraumático, el TDAH, o el Parkinson. También hablamos de sus efectos al momento de reducir episodios de migrañas, para preservar la memoria y controlar el estrés cotidiano. E incluso escuchamos a Wendy Suzuki explicar cómo puede, de manera inmediata, mejorar nuestro estado de ánimo, concentración y a la vez protegernos de enfermedades como el Alzheimer, la demencia y la depresión.
En esta ocasión, un ensayo aleatorio controlado publicado en Frontiers in Psychiatry, aporta evidencia de que un programa de ejercicio aeróbico regular reduce la psicopatología en personas diagnosticadas con esquizofrenia. Y parece tener un impacto particular en los llamados “síntomas negativos”, tales como la apatía o pérdida se sentimiento emocional, que no mejoran con tratamientos con medicación estándar.
Los autores de este estudio, liderados por Peng-Wei Wang de Kaohsiung Medical University Hospital en Taiwan, sostienen que si bien los antipsicóticos son esenciales para tratar la esquizofrenia, puede que otras intervenciones sean necesarias para alcanzar mejores resultados.
Para el ensayo, los investigadores reclutaron a 62 pacientes quienes habían sido diagnosticados con esquizofrenia al menos un año antes, y que habían tenido una dosificación de medicamentos antipsicóticos estable por al menos tres meses. Los participantes fueron ubicados al azar en un grupo de ejercicio aeróbico (30 minutos de ejercicio aeróbico vigoroso, teniendo en cuenta la frecuencia cardíaca máxima de cada participante), o a un grupo control que realizó ejercicios de estiramiento (25 minutos de flexibilidad, tonificación y equilibrio), con una meta de cinco sesiones a la semana por 12 semanas. No todos los participantes pudieron cumplir con el requerimiento mínimo de tres sesiones por semana durante esos tres meses, pero 24 de los integrantes del grupo de ejercicios y 22 del grupo control sí completaron el estudio. (No hubieron diferencias significativas en cuanto a género, edad de inicio de la esquizofrenia, o dosis media de antipsicóticos entre los dos grupos.)
Un psiquiatra que no sabía de la ubicación en cada grupo, usó una escala de evaluación de síntomas de esquizofrenia estándar para entrevistar y evaluar a todos los participantes: al principio del estudio, al finalizar las 12 semanas de intervención, y tres meses después. El grupo control no mostró mejorías en síntomas positivos (por ejemplo, alucinaciones y delirios) o negativos, ni en la psicopatología general, durante el estudio ni en el periodo de seguimiento.
En contraste, el grupo de ejercicios aeróbicos presentó, durante las 12 semanas de intervención, un decrecimiento en su psicopatología en general y en los niveles de síntomas positivos y negativos. Tres meses después, estas mejorías se habían mantenido (y, en el caso de síntomas negativos, continuaron mejorando). Además, cuanto más severos eran sus síntomas negativos y psicopatología general al principio del estudio, mayores fueron sus mejorías al final. Esto llevó a los autores a concluir que el ejercicio aeróbico podría ser una buena intervención no farmacoterapéutica para pacientes con esquizofrenia tratados con antipsicóticos.
Existen múltiples explicaciones posibles para estos efectos: el ejercicio vigoroso puede aumentar los niveles del neurotransmisor glutamato (otro trabajo ha encontrado que aumentar la función del glutamato puede mejorar los síntomas negativos de la esquizofrenia); niveles elevados del factor neurotrófico derivado del cerebro (involucrado en la reparación de células cerebrales dañadas e impulsa el crecimiento de nuevas. Bajos niveles de este factor están asociados con los síntomas de la esquizofrenia); y también ayuda a regular el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA), el sistema de respuesta al estrés. La disfunción del eje HPA es una característica importante en la esquizofrenia, señalan los autores.
Este estudio ha dejado ciertos interrogantes que deberán ser evacuados en futuras investigaciones, por ejemplo, ¿es suficiente un programa de 12 semanas para producir efectos duraderos, y para el aumento de las mejorías? Los investigadores no tomaron registro de cuánta actividad física realizó el grupo aeróbico en los tres meses que pasaron entre el programa de 12 semanas y la evaluación final. Puede que si los participantes siguieron ejercitándose, esto haya sido relevante para el mantenimiento y aumento de las mejorías. Aunque sin importar cuál haya sido la situación, mantener una rutina de ejercicios no es mala idea, sobre todo conociendo sus grandes beneficios para la salud.
Referencia del estudio: Peng-Wei Wang, Huang-Chi Lin, Chwen-Yng Su, Ming-De Chen, Kuo C. Lin, Chih-Hung Ko and Cheng-Fang Yen. Effect of Aerobic Exercise on Improving Symptoms of Individuals With Schizophrenia: A Single Blinded Randomized Control Study. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2018.00167