La justicia social es más importante para la salud mental que la terapia y la medicación, declaró el Dr. Dainius Pūras, vocero de salud de la ONU. ¿Por qué? Porque la austeridad, discriminación, desigualdad e inseguridad laboral no sólo son perjudiciales para la salud mental, también la suscitan.
De hecho, un nuevo estudio encontró que las personas expuestas a la adversidad psicosocial a lo largo de toda su vida pueden presentar un deterioro en la capacidad de producir los niveles de dopamina necesarios para hacer frente a situaciones de estrés agudo. Este estudio podría ofrecer una explicación sobre por qué la exposición a largo plazo a traumas y abusos psicológicos aumenta el riesgo de enfermedad mental y adicción (McCutcheon, Bloomfield, Dahoun, Mehta, & Howes, 2019).
“Ya sabemos que la adversidad psicosocial crónica puede inducir vulnerabilidad a enfermedades mentales como la esquizofrenia y la depresión,” dijo el Dr. Michael Bloomfield, autor principal del estudio, miembro de excelencia y líder del Grupo de Investigación de Psiquiatría Traslacional en University College de Londres. “Lo que nos falta es una comprensión mecanicista precisa de cómo se incrementa este riesgo.”
Para abordar esta pregunta, los investigadores utilizaron una técnica de imagen llamada tomografía por emisión de positrones (PET) para comparar la producción de dopamina en 34 voluntarios expuestos a un estrés agudo.
La mitad de los participantes tuvo una exposición alta al estrés psicosocial durante su vida, mientras que la otra mitad tuvo baja exposición.
Todos ellos realizaron la tarea de estrés de imágenes de Montreal, que incluyó recibir críticas mientras procuraban completar la aritmética mental.
Dos horas después de esta tarea de estrés, los participantes fueron inyectados con pequeñas cantidades de un marcador radiactivo que permitió a los científicos ver la producción de dopamina en sus cerebros utilizando PET. Los escaneos revelaron que en aquellos con baja exposición a la adversidad crónica, la producción de dopamina era proporcional al grado de amenaza que percibía la persona.
Sin embargo, en personas con alta exposición a la adversidad crónica, la percepción de amenaza se exageró y su su producción de dopamina se vio afectada.
Los investigadores descubrieron que otras respuestas fisiológicas al estrés también se amortiguaron en este grupo. Por ejemplo, sus niveles de presión arterial y cortisol no aumentaron tanto como en el grupo de baja adversidad en respuesta al estrés, explicaron.
“Este estudio no puede probar que el estrés psicosocial crónico cause enfermedades mentales o abuso de sustancias más adelante en la vida al reducir los niveles de dopamina,” advirtió Bloomfield. “Pero hemos proporcionado un mecanismo plausible de cómo el estrés crónico puede aumentar el riesgo de enfermedades mentales al alterar el sistema de dopamina del cerebro.”
“Ahora se necesita más trabajo para comprender mejor cómo los cambios en el sistema de dopamina causados por la adversidad pueden conducir a la vulnerabilidad a las enfermedades mentales y la adicción,” agregó el Dr. Oliver Howes, autor principal del estudio y profesor de Psiquiatría Molecular en el Instituto de Ciencias Médicas de Londres MRC y King’s College de Londres.
Referencia bibliográfica:
McCutcheon, R. A., Bloomfield, M. A. P., Dahoun, T., Mehta, M., & Howes, O. D. (2019). Chronic psychosocial stressors are associated with alterations in salience processing and corticostriatal connectivity. Schizophrenia Research, 213, 56-64. https://doi.org/10.1016/j.schres.2018.12.011
Fuente: Psychcentral