La conducta de acoso constituye un problema de salud pública ampliamente reconocido, del cual sin embargo, se posee poca información con respecto a la población adolescente. Durante este período de la vida, se terminan de consolidar las pautas de comportamiento emocional, sexual y social aceptables. Es por esto que es una etapa de gran importancia, no solo para la salud y el bienestar presente, sino también para el futuro.
Alrededor de un 14% de adolescentes sufre alguna clase de acoso
Un nuevo estudio publicado en el American Journal of Preventive Medicine, entrevistó a 1.236 jóvenes de ambos sexos seleccionados al azar, y concluyó que cerca del 14% de las niñas y el 13% de los niños, eran víctimas de algún tipo de acoso. A su vez, el análisis determinó que dichos adolescentes eran más propensos a desarrollar síntomas relacionados con la depresión, como a mantener diversas conductas de riesgo.
Los investigadores, a partir de los datos de la encuesta, los desglosaron en tres tipos de perfiles distintos:
· Uno correspondiente a quienes no eran víctimas
· Otra categoría de personas que tenían una exposición mínima a, y
· La categoría de las víctimas
Se considera que el acoso comprende una serie de comportamientos repetidos no deseados. Por esta razón, los investigadores usaron una lista de 19 indicadores de victimización por acoso, y vieron en que forma se repetían.
Los sujetos se dividieron en los tres grupos, a partir de como respondieron a estos indicadores. El tamaño de las clases fue similar en todos los casos. Un 50% de las niñas y un 53% de los niños, se incluyeron en la categoría de “no víctimas”. Seguido, el 36% de las jóvenes y el 34% de los varones, dentro de la que tenía un mínimo de exposición a conductas de acoso. Y por último, 14% de las mujeres y 13% de los varones, sí calificaban como víctimas de acoso.
El investigador principal Dennis E. Reidy, sostuvo:
“Poco se sabe sobre las tasas y las consecuencias potenciales de la persecución y la victimización en el desarrollo de las poblaciones adolescentes (…) Identificar cómo estas diferentes tácticas de acecho se manifiestan en diferentes combinaciones es crítico porque diferentes perfiles de acoso probablemente confieren grados y formas de riesgo variables. Por ejemplo, una víctima que experimenta principalmente vigilancia por un acosador puede sufrir muchas menos consecuencias físicas, sociales y psicológicas que una víctima de un acosador que muestre más diversidad en este tipo de comportamiento”.
Una vez que los investigadores identificaron los tres tipos de categorías, determinaron aquellos factores potenciales de salud mental y de comportamiento asociados con ser víctima de este fenómeno. Junto con el seguimiento de los indicadores de acoso, la encuesta también preguntó a los adolescentes sobre síntomas psiquiátricos (trastornos del estado de ánimo, estrés postraumático, sentimientos de desesperanza) y conductas sexuales.
Los datos revelaron que los adolescentes que estaban dentro de la categoría de víctimas tenían más probabilidades de reportar síntomas de trastornos del ánimo, además de comportamientos de riesgo y abuso de sustancias; en comparación con los otros dos grupos de jóvenes.
Este estudio demuestra que un porcentaje considerable de adolescentes sufre un comportamiento que repercute negativamente en sus vidas, pudiendo afectar su salud mental no solo en el presente, sino también marcando de forma duradera la forma en la que establecerán relaciones en el futuro. Con respecto a esto último, es un problema que concierne también a quienes toman el papel de victimario, ya que al incorporar estos hábitos conductuales para con otros sujetos, es probable que los continúen repitiendo conforme pasa el tiempo.
La investigación fue publicada en American Journal of Preventive Medicine
Fuente: PsyPost