Cuando hablamos del perfil de un joven o una joven con autolesiones lo primero que se viene a nuestra mente es una persona con historia de problemas de salud mental, depresión, baja autoestima, dificultades familiares y problemas para regular sus emociones no deseadas. Es un perfil útil en ambientes clínicos, pero incompleto. Así lo demuestra una investigación publicada en el Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, que logró detectar otro grupo mucho más grande de jóvenes con conductas autolesivas sin historia de psicopatología que suele pasar desapercibido.
La investigación
La investigación se llevó a cabo en el Reino Unido y utilizó los datos del Millenium Cohort Study, un estudio longitudinal de niños y adolescentes que cuenta con una gran cantidad de datos conductuales, físicos y socio emocionales recolectados desde que los participantes tenían 9 meses. La muestra estuvo conformada por 10,827 personas (50% mujeres) que habían completado el Strength and Difficulties Questionarie (SDQ) y el Mood and Feelings Questionnarie (MFQ). Con los datos de estas escalas se detectaron 1,284 adolescentes que se habían autolesionado (74% mujeres). La investigación también añadió un grupo control de 900 participantes sin historia de autolesiones.
Datos sobre las escalas
- SDQ: es una escala validada y utilizada en entornos clínicos y de investigación que cuenta con 25 ítems, los cuales completan los cuidadores y que evalúan los problemas de salud mental y de comportamiento de los niños (de 3 a 16 años).
- MFQ: escala de autoinforme confiable y validada de los sentimientos y comportamientos depresivos en niños y adolescentes (de 6 a 17 años) que completaron cuando tenían 14 años. El ítem que se utilizó como indicador de autolesión fue: “¿En el último año te lastimaste a propósito?”.
Para evaluar los resultados y comparar los perfiles de autolesiones, los investigadores utilizaron algoritmos de inteligencia artificial que permitieron detectar la relación entre diferentes factores de riesgo que se habían agrupado en 6 dominios principales:
- Salud infantil (por ejemplo, sueño, consumo de alcohol).
- Salud mental infantil (por ejemplo, problemas emocionales, autoestima)
- Salud mental del cuidador (p. ej., limitaciones de salud).
- Entorno donde se ubica el hogar (por ejemplo, tenencia de la vivienda, seguridad del vecindario).
- Relaciones con los compañeros (p. ej., calidad de las amistades).
- Adversidad (p. ej., intimidación).
Resultados
El equipo identificó dos subgrupos distintos entre los jóvenes que se autolesionan, con factores de riesgo significativos presentes desde los cinco años, casi una década antes de que informaran sobre las autolesiones. Si bien era probable que ambos grupos experimentaran dificultades para dormir y baja autoestima a los 14 años, otros factores de riesgo difirieron entre los dos grupos.
- Grupo 1: Es el grupo (n=379) que encaja con los modelos explicativos de las autolesiones. Eran jóvenes con una larga historia (desde los 5 años de edad) de problemas de salud mental que fueron empeorando con el tiempo y sufrían de bullying antes de autolesionarse. Sus cuidadores también eran más propensos a presentar problemas de salud mental.
- Grupo 2: Fue el grupo más grande (n=905) y no tenía problemas psicopatológicos, que usualmente se asocian con las autolesiones. Sus comportamientos autolesivos fueron más difíciles de predecir en la niñez. Pero eran más proclives a tomar riesgos, eran más susceptibles a la presión de grupo y la impulsividad; y tenían menos apoyo social y familiar. Los autores hipotetizan que este grupo no externaliza sus dificultades porque no se sienten seguros con sus amigos y familiares. También pueden encontrar dificultades para conectar con sus cuidadores y amigos.
Recomendaciones
Con estos resultados los investigadores proponen intervenciones específicas para cada grupo:
- Grupo 1: La psicopatología persistente en el grupo 1 sugiere que se deben aplicar escalas tempranas para detectar problemas de salud mental y ofrecer acceso a intervenciones eficaces que puedan reducir el riesgo de autolesiones y que puedan mejorar su salud mental a corto plazo. También es necesario implementar programas antibullying en la infancia, porque es un factor de riesgo que incrementa drásticamente las autolesiones y la psicopatología infantil. Para esto se deben llevar a cabo intervenciones dirigidas por profesionales de salud mental en las escuelas, programas antibullying basados en la evidencia y entrenamiento a los maestros, porque son los primeros en detectar los problemas de autolesiones en los adolescentes.
- Grupo 2: El grupo sin psicopatología, representa un desafío porque es más difícil asistir a aquellas personas en la población general que no buscan atención. Sin embargo los investigadores sugieren que se debe facilitar el acceso universal a programas y materiales de habilidades de resolución de problemas y conflictos. También consideran que se debe agregar entrenamiento para mejorar el sueño y el descanso. Las dificultades de sueño se relacionaron directamente con la conducta autolesiva y también con problemas de regulación emocional, trastornos del estado de ánimo e incrementar el riesgo de suicidio.
Conclusiones
La conducta autolesiva es un problema muy preocupante y predominante en la adolescencia y debe ser una prioridad establecer los factores y perfiles tempranos de riesgo que nos permitan detectar a los niños, niñas y jóvenes para ofrecerles los medios, tratamientos y recursos de prevención de la conducta autolesiva. Gracias a esta investigación sabemos que no solo existe un subgrupo clínico con factores de riesgo con psicopatología temprana y que debemos estar atentos a los jóvenes con dificultades para resolver problemas, impulsivos y susceptibles a la presión de grupo.
Referencia del estudio: 1. Stepheni Uh, Edwin S. Dalmaijer, Roma Siugzdaite, Tamsin J. Ford, Duncan E. Astle. Two Pathways to Self-Harm in Adolescence. Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, 2021; DOI: 10.1016/j.jaac.2021.03.010
Fuente: ScienceDaily