Muchas personas pueden considerar que son necesarias medidas extremas que impacten a las personas para lograr un “darse cuenta” que las mueva al cambio, o a acompañar y apoyar un cambio. Sin embargo, una nueva investigación indica que las tácticas de protesta extrema tienden a socavar el apoyo popular de un movimiento al alienar tanto a los observadores neutrales como a los partidarios («Supplemental Material for The Activist’s Dilemma: Extreme Protest Actions Reduce Popular Support for Social Movements», 2020).
Los investigadores realizaron seis experimentos con 3.399 participantes en total, en los que evaluaron cómo los diferentes tipos de comportamientos de protesta influyeron en el apoyo a una variedad de causas sociales progresivas y conservadoras, incluido el movimiento Black Lives Matter y el movimiento antiaborto.
Esto sucedió incluso cuando los participantes ya simpatizaban política o socialmente con el movimiento en cuestión, y se halló que las personas tendían a apoyar la posición contraria casi como respuesta a las acciones extremas.
Los investigadores también encontraron evidencia de que las acciones de protesta extremas llevaron a una pérdida de apoyo porque fueron vistas como inmorales. Estas percepciones de inmoralidad se asociaron con sentimientos reducidos de conexión emocional y menos identificación social con el movimiento.
El nuevo estudio está en línea con la investigación que analizó todos los levantamientos masivos en todo el mundo entre 1945 y 2014, y descubrió que las campañas no violentas tuvieron más éxito en lograr una transformación política a gran escala que las campañas violentas.
“Los movimientos sociales enfrentan un dilema difícil: por un lado, una forma muy útil de obtener publicidad generalizada y crear conciencia sobre su causa es participar en comportamientos de protesta extremos. Estos comportamientos son comúnmente abordados por los medios de comunicación y difundidos en las redes sociales. Por otro lado, las personas suelen responder negativamente a los comportamientos de protesta extremos,” dijo Feinberg, autor correspondiente del estudio.
Por supuesto, es probable que haya algunos casos en los que el público considera que las acciones más extremas están justificadas. Los investigadores también señalan que aumentar el apoyo público no es necesariamente el objetivo de las acciones de protesta extrema.
“Por ejemplo, los activistas indignados por el status quo y / o creyendo que el cambio es en gran medida imposible pueden participar en acciones de protesta extremas como una forma de autoexpresión o incluso catarsis sin ningún cálculo estratégico sobre los efectos que tal comportamiento tendrá a largo plazo.” Del mismo modo, incluso si un movimiento planea no involucrarse en comportamientos extremos, un pequeño número de disidentes en el grupo puede incitar a acciones extremas en otros,” señalaron finalmentelos autores del estudio.
Referencia bibliográfica:
Supplemental Material for The Activist’s Dilemma: Extreme Protest Actions Reduce Popular Support for Social Movements. (2020). En Journal of Personality and Social Psychology. https://doi.org/10.1037/pspi0000230.supp
Fuente: Psypost