Toda conducta ocurre en un contexto ambiental. Hay un conjunto de circunstancias físicas en las que se encuentra un organismo. Si bien todo lo que existe en el ambiente puede, potencialmente, influir en la conducta, solo nos enfocaremos en esos aspectos que tienen una relación funcional con las respuestas de un individuo. Es importante notar que el mismo organismo puede ser considerado ambiente, ya que el cuerpo es una fuente constante de antecedentes y consecuencias (Johnston y Pennypacker, 2009, citados en Cooper, Heron y Heward 2020).
Estímulo
Cuando un analista de conducta habla del ambiente utiliza el término estímulo. Las personas contamos con células receptoras que detectan cambios en los estímulos tanto fuera como dentro del cuerpo. En análisis de conducta aplicado nos ocupamos mayormente de los estímulos que ocurren fuera del cuerpo, ya que son accesibles a la observación y manipulación. Las células receptoras pueden clasificarse en:
- Exteroceptores: detectan estímulos externos, permiten la visión, gusto, olfato, audición y tacto.
- Interoceptores: detectan estímulos provenientes del interior del cuerpo (por ejemplo, un dolor de cabeza).
- Propioceptores: permiten los sentidos kinestésico y vestibular (movimiento y balance).
La forma en que el ambiente influye en la conducta es a través de los cambios en los estímulos (ocurrencia del estímulo), como opuesto a un estímulo estático.
Dimensiones
Una clase de estímulo es cualquier conjunto de estímulos que tengan en común elementos de una o más de las siguientes dimensiones:
- Formal: se refiere a tamaño, color, intensidad, peso, posición espacial relativa a otros objetos.
- Mediada socialmente: ejemplo, tu madre te pregunta si quieres más comida.
- No mediada socialmente: ejemplo, luz roja del semáforo.
- Temporal: la conducta es afectada mayormente por cambios en los estímulos que ocurren antes y después de ésta.
- Antecedentes: condiciones ambientales o cambios estimulares que ocurren antes de la conducta. Ejemplo, ver a un conocido que me saluda en la calle (A) y saludar (B), o escuchar la alarma de incendio (A) y salir del edificio (B). Toda conducta tiene sus antecedentes, que cumplen un importante rol motivacional y de aprendizaje tanto si la persona o el analista de conducta se dan cuenta de ello como si no.
- Consecuencias: Cambio estimular que ocurre luego de la conducta de interés. Algunas consecuencias (especialmente las que son importantes en relación al estado motivacional) y ocurren muy pronto luego de la conducta, tendrán una fuerte influencia sobre las conductas futuras.
Tanto los estímulos antecedentes como las consecuencias pueden ser:- Socialmente mediadas: Por ejemplo, la maestra pregunta “¿cuánto es dos más dos?” (A), respondes 4 (B), la maestra te felicita (C).
- No social: Por ejemplo, veo la máquina para recargar tarjeta del bus (A), deposito la moneda (B), mi tarjeta queda recargada ( C).
- Funcional: algunos estímulos ejercen un control poderoso sobre la conducta, otros tienen efectos retardados y un último grupo parece no afectarla. El cambio en los estímulos puede entenderse mejor por medio de un análisis funcional. Los estímulos pueden tener una o dos funciones a la vez:
- Aumentar o disminuir inmediata pero temporalmente la conducta. Por ejemplo, correr en dirección a un lugar con techo al ver que empieza a llover.
- Aumentar o disminuir la conducta de una forma más lenta pero permanente. Por ejemplo, llevar un paraguas cuando vea un día nublado, ya que anteriormente me ha agarrado la lluvia sin uno y me he mojado.
Fuente: Cooper, Heron & Heward (2020), Applied Behavior Analysis 3er Edition. Editorial Pearson.