1. Se trata sólo de pensar positivamente
“¡Ah, entonces se trata de ver todo con optimismo!” Pues no, no se trata de eso. Cuando en terapia centrada en soluciones hablamos de enfocarnos positivamente, nos referimos a explorar e identificar los recursos que verdaderamente tienen las personas y no a ser desmesuradamente optimistas y estar dando aliento sin haber encontrado un motivo. No podemos hacer afirmaciones sobre algo que no ha sido explorado. Lo positivo está, tradicionalmente, en haber desafiado el discurso del déficit para centrarse en los recursos y fortalezas de las personas, y haber enfocado la conversación en las cosas útiles, al margen del problema.
2. Es superficial
Afirmando además que la terapia breve centrada en soluciones carece de efectos reales de cambio porque no se ocupa “verdaderamente” del problema. Desde esta perspectiva, para que ocurra el cambio, debemos ocuparnos del problema, profundizando en las causas hasta llegar a la raíz para poder ayudar a las personas a salir adelante. Pero para eso están las innumerables investigaciones –visita la web de Alasdair McDonald, para conocer muchas de ellas– y sobretodo el feedback que las personas pueden brindarnos tras la experiencia y el proceso usando terapia breve centrada en soluciones, demostrando que no sólo puede ofrecer resultados útiles sino que además estos se pueden mantener con el paso del tiempo.
3. Es una moda actual
Pues no. Winbolt menciona en su libro algo interesante: sabemos desde el trabajo de algunos pioneros como Freud, Ferenczi, Otto Rank y otros más, que las personas acuden sólo a unas cuantas sesiones de terapia. Desde los años 30, la literatura nos ha mostrado que la terapia breve era comprendida ya como una modalidad de trabajo. Así que, aunque podamos afirmar que la terapia breve centrada en soluciones tiene su origen en el trabajo de Milton Erickson y posteriores desarrollos como los del MRI y Steve de Shazer, se venía haciendo terapia breve desde hacía muchísimos años. Otras investigaciones también han dado cuenta de que el promedio que mantiene una persona es de 6 sesiones.
4. El terapeuta limita el tiempo de trabajo
La terapia breve centrada en soluciones no prescribe ningúnn número determinado de sesiones. Para nada. Cada proceso marca su número de sesiones. Si bien podemos obtener buenos resultados rápidamente, la brevedad es siempre consecuencia de la forma en que nos posicionamos dentro de la conversación, más que un propósito. Winbolt menciona una afirmación de Jerome Frank -yo sospecho que la cita la extrajo del recomendable libro de Frank, “Persuasion and Healing: A Comparative Study of Psychotherapy”- que es muy interesante: “la duración de la terapia parece depender en gran medida de las expectativas del terapeuta”. De manera que tanto terapeutas que practican una terapia de larga duración y terapeutas que practican una terapia más corta, “obtienen resultados según su propio marco de referencia”. Winbolt remata estas citas señalando que los estudios indican que las expectativas del cliente acerca de la duración de la terapia, son influenciables y, paradójicamente cuando se les menciona que existe un número máximo de sesiones disponibles y suelen usar un presupuesto para esto sabiendo anticipadamente, las personas concluyen con la terapia, mientras que cuando no se les menciona un número específico o tentativo de sesiones de trabajo, tienden a dejar la terapia antes de terminarla.
5. Es insensible con la necesidad de las personas de ser escuchadas
Algunas personas necesitan de tiempo para hablar del pasado, situar las circunstancias por las que vienen a consulta en relación con algo que sucedió en un marco histórico. Ningún terapeuta sensible le negará esa oportunidad, está claro, y si bien la terapia centrada en soluciones trabaja para ayudar a que la persona pueda moverse pronto de esa historia única o dominante adoptando específicamente una postura orientada hacia el futuro, también podemos reconocer el pasado cada vez que sea necesario para la persona, pero sin convertirlo exclusivamente en el foco de nuestra atención.
6. Se trata sólo de hacer la pregunta del milagro y buscar soluciones
“Al cliente le resulta difícil encontrar soluciones, así que moví el trabajo hacia otro enfoque”, es otra de las acostumbradas afirmaciones de quienes no han entendido bien el trabajo. “El cliente se encuentra muy atrapado en el problema así que decidí utilizar otro modelo”. “Es incapaz de pensar en las soluciones”. Incluso algunas personas señalan que resulta muy ofensivo hablar de milagros cuando estamos frente a una persona que atraviesa una situación realmente difícil. La pregunta del milagro es para nosotros un dispositivo y no una oportunidad de ofrecer una esperanza de que efectivamente un milagro sucederá y cambiará las cosas. Tampoco se trata del elemento principal sobre el que giran todas las conversaciones. Como afirma Mark Beyebach cada vez que tiene la oportunidad en alguno de los ejercicios que desarrolla en los seminarios, “la pregunta del milagro es sólo el comienzo” de algo más complejo. También hay una percepción equivocada cuando se afirma que el propósito es diseñar una solución para la persona, es decir, que tiene que salir de la consulta con una solución para el problema. Lo que llamamos “soluciones” son más bien algunas alternativas que han sido creadas en la conversación considerando situaciones donde el problema estuvo ausente y las personas pudieron vivir de una forma realmente deseada y útil. El proceso de construir soluciones tiene que ver con el descubrimiento de recursos, fortalezas y habilidades usadas en estas situaciones útiles. No se trata de ofrecer una lista de opciones diseñadas por el terapeuta para acabar con el problema y que se convertirán en “la solución”.
7. Se trata de mirar el mundo color de rosa
Uno de los propósitos de la terapia breve centrada en soluciones es reconocer y trabajar desde el marco de referencia de las personas, adoptando su modo particular de “ver el mundo”. No se trata de imponer ninguna visión más optimista ni de animar a ver las dificultades como “simples obstáculos de la vida” o como “pasajes y oportunidades”, ni mucho menos para animar a las personas a pensar que los problemas finalmente pasan y vendrán tiempos mejores. Hacerlo, es totalmente deshonesto.
Y tú, ¿cuál de estos mitos y malentendidos has escuchado con mayor frecuencia?
Artículo previamente publicado en el El Terapeuta Estúpido, el blog especializado en Terapia Centrada en Soluciones de Jorge Ayala Salinas y cedido para su publicación en Psyciencia.