Todos y todas la buscamos, en cierta manera. Hablamos del concepto de felicidad. Pero, ¿qué es realmente la felicidad? Seguramente habrá tantas definiciones como personas en el mundo, ya que la felicidad, así como el bienestar, son estados (mentales y físicos) totalmente subjetivos. Y en la historia de la filosofía, la literatura y la psicología, encontramos una cantidad casi inacabable de definiciones. Hemos rescatado algunas.
Por ejemplo, Ruut Veenhoven, de la Universidad de Rotterdam, define la felicidad en un artículo como “el goce subjetivo de la vida”.
Pero hay definiciones más filosóficas, como la del filósofo Jean-Paul Margot, quien la define en un artículo para Praxis Filosófica como algo que no se reduce al “bienestar afectivo de un organismo adaptado a su medio”; según él, ser feliz supone que las personas seamos capaces de lograr un equilibrio que supere nuestras contradicciones y conflictos.
Muchos autores han relacionado la felicidad y el bienestar con un estado de armonía mental, de equilibrio y paz interior. Y en el camino hacia estos estados, nos damos cuenta de que no existe una fórmula mágica (y mucho menos, única), para la felicidad. Y esto es porque, como decíamos, no se trata de algo que tenga una definición universal, pues para cada quien este concepto puede variar en función de sus propios sueños, necesidades y características personales.
“La felicidad es la finalidad última de la existencia humana”. -Aristóteles-
Pero, a pesar de que no exista una decisión unánime para definir la felicidad, sí que hay algunas cosas que universalmente nos ayudan a ser personas más felices, como es el caso de:
1. Vivir en el presente
Suena fácil pero, ¿cuán difícil puede ser a veces centrarnos en el aquí y en el ahora? Aunque, una vez que empiezas a hacer este ejercicio, notarás que cada vez será más fácil.
No se trata de dejar de luchar con esos pensamientos que nos hacen preocuparnos por el futuro o que nos llevan hacia el pasado, sino de dejarlos ir y no quedarnos anclados en ellos. Cambiar nuestra forma de relacionarnos con dichos pensamientos. La meditación o el yoga son actividades que nos pueden ayudar a vivir más el presente.
2. Probar cosas nuevas
Aunque esto pueda generar un poco de temor al principio, probar cosas nuevas nos ayuda a descubrir nuevos intereses y nos mantiene viva la curiosidad y la capacidad de asombro que estuvo presente en nuestra infancia, cuando todo en el mundo era nuevo y excitante. Además, cuando probamos cosas nuevas que nos generan placer o euforia, liberamos endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”.
3. Enfocarnos en lo bueno
Esto no significa vivir desde un optimismo naif, en un mundo de fantasías sin problemas ni dificultades, sino que tiene que ver con buscar las cosas buenas que hay siempre en cada situación y aprender a ser agradecidos por ello.
Es una acción muy simple pero que te puede ayudar a cambiar el estado de ánimo para bien. Insistimos, no se trata de no querer ver lo malo y solo centrarnos en lo bueno, sino de saber apreciar las cosas buenas que existen a pesar de las dificultades. Esto también nos ayudará a desarrollar otra habilidad, que es la resiliencia.
4. Ayudar o colaborar
Hay una relación directa entre la felicidad y el hecho de dar; bien sea dar parte de tu tiempo compartiendo con otros o colaborando de otras maneras. La generosidad llena el corazón y alivia nuestras penas. Es una opción ideal para sentirnos felices haciendo a otros sentirse felices también. Podemos ayudar en nuestro día a día a las personas que queremos o también a través de voluntariados, por ejemplo.
5. Rodearse de personas que aporten
Cultivar un estado de bienestar también depende, en gran medida, de las personas de las que nos rodeemos. Hay personas que nos dan vitalidad, buen rollo, ganas de hacer cosas, calma… es decir, que nos aportan cosas buenas.
En cambio, hay otras personas que, ya sea por su forma de ser, o por las dinámicas que establecemos con ellas, nos restan. Y otras que incluso, nos hacen sentir mal, nos chupan la energía. Por ello, rodearse de personas que aporten algo positivo a nuestra vida también se relaciona con un estado de felicidad.
6. Desconectar
Desconectar del trabajo, del estrés, de la rutina diaria, de las preocupaciones… Esto también nos proporciona calma y bienestar, y además, es algo que necesitamos. Necesitamos desconectar de todas estas cosas para conectar con un estado de relajación, parar de vez en cuando, recargar pilas.
Esta acción, no solo nos relaja físicamente, sino que también nos permite tomar distancia de los problemas, ver las cosas con una perspectiva nueva, relativizar y, en definitiva, conectar con el placer de “no hacer nada” o simplemente descansar.
7. Practicar el autocuidado
Cuando hablamos de autocuidado nos referimos a todas aquellas acciones que van en beneficio de uno mismo, y que implican, como su propio nombre indica, cuidarnos.
Tanto a nivel físico como a nivel cognitivo y emocional. Autocuidarnos nos hace sentir bien, y podemos hacerlo a través de diferentes acciones (algunas de las cuales ya hemos hablado), como: comer bien, tener momentos de relax, rodearnos de personas “vitamina” (personas que nos aporten), tomar un baño caliente, cortar vínculos tóxicos, tener una buena higiene del sueño, alimentar nuestras pasiones y hobbies, cuidar nuestro diálogo interno, etc.
¿Cómo cultivar un estado de bienestar?
Hemos hablado de siete “pequeñas grandes acciones” que nos reportan bienestar, y que podemos implementar en nuestro día a día. Pero hay otras muchas cosas aparentemente simples que podemos practicar diariamente y que nos ayudan a ser un poco más felices, como por ejemplo:
Practicar el agradecimiento. No existe nada más poderoso que el agradecimiento para conectarnos con nuestra realidad, con todo lo que tenemos y con los motivos para ser felices (cosas que incluso en los días más oscuros, existen).
Dedicar tiempo para ti. Haz de ti una prioridad y aparta tiempo en tu agenda siempre para ti, aunque sea unos 5 minutos al día. Pero que ese tiempo sea para ti, para hacer algo que disfrutes mucho como dar un paseo, hacer una rutina de cuidado de la piel, ver esa serie que tanto te gusta… En fin, cualquier cosa que te haga feliz.
Meditar. La meditación y los ejercicios de relajación, respiración y visualización son de gran ayuda para ayudarnos a conectar con nosotros mismos y a enfocarnos en el presente. Son una herramienta ideal que además favorece la salud. También puedes probar con opciones ya mencionadas, como el Tai Chí o el Yoga.
Y a ti, ¿qué te hace feliz?
“La felicidad no es algo que se pospone, sino algo que se diseña para el presente”.
-Jim Rohn-
Referencias:
- Margo, J.P. (2007). La felicidad. Praxis Filosófica, 25, 55-79.
- Ruut Veenhoven. (2005). Lo que sabemos de la felicidad. In: León Garduno Estrada, Bertha Salinas Amescua & Mariano Rojas Herrera (coordinadores). Calidad de vida y bienestar subjetivo en México, Plaza y Valdés, S.A. de C.V., México.