En Psyciencia siempre lo decimos, la mente y el cuerpo están vinculados inextricablemente y los problemas de una suelen estar relacionados con los del otro. Aun así, algunas quejas corporales parecen tan basadas en lo físico que es difícil imaginar que cualquier terapia hablada pueda ayudar a que mejoren, pero a veces sí pueden. Abajo dejamos 6 ejemplos de esto:
Infertilidad
Dado el rol que el estrés puede jugar en el proceso de embarazarse, tiene sentido pensar que el tratamiento psicológico también puede ser efectivo en mejorar la fertilidad. Una revisión hecha en el 2009 encontró que la psicoterapia mejoró las probabilidades de embarazo de los participantes. Otros estudios han encontrado resultados parecidos, pero la idea de utilizar psicoterapia en estos casos todavía no ha cobrado relevancia.
Dolor de cabeza
Cuando te duele la cabeza, lo más probable es que no tardes en agarrar una de esas pastillas que alivian el dolor y, en casos severos, los médicos pueden recetar medicación. Sin embargo, un estudio reciente sugiere que la psicoterapia podría prevenir que muchos dolores de cabeza se materialicen.
Estudios anteriores habían demostrado que terapias basadas en mindfulness podrían reducir el dolor crónico, así que científicos de la Universidad de Canberra y otros lugares de Australia quisieron saber si una versión abreviada de esta terapia podría ayudar a personas con dolores de cabeza de tipo tensional crónico (el tipo más común), y en un estudio piloto, (publicado en Behavioural and Cognitive Psychotherapy) los investigadores asignaron a los participantes al grupo control o al grupo que recibiría 6 sesiones de terapia basada en mindfulness divididas en 3 semanas. Los que participaron en ésta última, tuvieron significativamente menos dolores de cabeza que los que integraban el grupo control. Otro estudio reciente, encontró que la terapia psicodinámica breve podría ser más efectiva al tratar migrañas y dolores de cabeza por tensión en niños que los cuidados estándar.
Insomnio
Las personas que tienen problemas para quedarse dormidas o mantener el sueño lo suficiente como para sentirse descansados, suelen ser tratados con sedantes. Las más populares son las benzodiacepinas como el Valium y el Xanax, o las Z-drogas, como Lunesta y Ambien. Hay evidencia que sugiere que la Terapia Cognitivo Conductual puede funcionar igual o mejor que esas drogas para manejar el insomnio, especialmente a la larga.
En 2009 se realizó un ensayo aleatorio controlado que encontró que las personas que sufrían de insomnio y recibían TCC se dormían más rápido y más sólidamente que aquellas que tomaban sedantes, y a los participantes que recibían ambas intervenciones no les fue mejor que a los que sólo recibieron terapia. En 2012, una revisión de 5 ensayos controlados concluyó que las personas con insomnio que recibían TCC estaban más satisfechas con su sueño y dormían mejor que aquellos que tomaban medicación para dormir.
Fibromialgia
Dolor intenso en articulaciones y músculos, fatiga y depresión son los síntomas característicos de esta enfermedad, que rutinariamente se trata con antidepresivos y medicación para el dolor. Las drogas populares para tratar la fibromialgia (Lyrica, Savella y Cymbalta) varían en eficacia y, por supuesto, tienen efectos secundarios.
Cada vez más estudios sugieren que la TCC también puede ayudar. Un estudio aleatorio controlado del 2011 encontró que, en pacientes con fibromialgia, la TCC redujo el dolor tan bien como lo hace el régimen estándar de drogas y mejoró la calidad de vida y percepciones de dolor más dramáticamente. Otro análisis coincidió, encontrando que las intervenciones psicológicas, especialmente la TCC, tienen un pequeño pero notable efecto reductor del dolor en pacientes con fibromialgia, similar al observado en las terapias con drogas.
SII
O Síndrome del Intestino Irritable es un trastorno gastrointestinal crónico, que suele incluir síntomas de dolor abdominal, hinchazón, diarrea y constipación. Las medicaciones para estos casos pueden ayudar a las personas con los últimos dos síntomas. La dieta y los cambios en el estilo de vida son una parte esencial del tratamiento, y muchos expertos reconocen la importancia de tratar los síntomas psicológicos porque del 50 al 90% de los pacientes tienen trastornos mentales co-ocurriendo con el SII (como ansiedad, depresión y fobia social).
Un nuevo metaanálisis publicado online en el Journal of Psychosomatic Research, examinó datos de 48 ensayos aleatorios controlados que investigaban el efecto de las intervenciones psicológicas en el SII. Y encontraron que los síntomas mejoraron cuando la angustia psicológica disminuyó. Los enfoques que mejor funcionaron fueron los que enfatizaron el vínculo entre los síntomas y los pensamientos, incorporaron estrategias de automonitoreo y afrontamiento y proveyeron feedback y apoyo empático en general.
DSF
O Disfunción Sexual Femenina es un término abierto que incluye cuestiones pertenecientes a la exitación sexual, el deseo, el orgasmo o el dolor relacionado al sexo. La queja más común es el bajo deseo que experimentan algunas mujeres y que puede afectar su calidad de vida.
Las compañías farmacéuticas continúan buscando el “viagra femenino” con poco éxito, aunque algunos componentes se encuentran en los primeros estadios de ensayos clínicos. Mientras tanto, los investigadores han encontrado un enfoque psicológico prometedor.
En un estudio publicado el año pasado en Behaviour Research and Therapy, 68 mujeres asistieron a 4 sesiones de terapia basada en mindfulness de 90 minutos de duración, consistentes en meditación, Terapia Cognitiva y educación; mientras que otras 49 mujeres fueron asignadas a un grupo de tratamiento retardado. Los resultados mostraron mejoras significativas en el deseo sexual, la excitación, lubricación y satisfacción en el grupo mindful, además de menos síntomas de depresión que también predijeron las mejoras sexuales.
Aunque si estás en tratamiento con pastillas por alguna de estas enfermedades, no recomendamos suspenderlo, sí nos parece interesante que conozcas y consideres estas opciones y hables sobre esto con un profesional.
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Fuente: Scientific American