Algunas circunstancias nos demandan en algún momento a salir de nuestro habitual espacio de consulta para ofrecer nuestro servicio y visitar a la persona en su propio domicilio al encontrarse en una situación especial: impedidas de caminar por algún accidente, una enfermedad que requiere reposo absoluto y otras circunstancias donde la influencia de un evento fortuito, terrible, convenció a la persona de optar por permanecer en casa y evitar movilizarse por la calle.
Durante estas visitas, que aumentaron este año, he aprendido 6 cosas que quiero compartir con ustedes:
1. Mostrar un tono amable y crear una atmósfera amigable y positiva al iniciar la visita.
Asumiendo que soy bien aceptado en casa, puedo actuar más casualmente y relajado, y la persona será capaz de seguir todas las señales que yo le indique que signifiquen esto: que me siento muy a gusto en su hogar.
2. Usar un lenguaje común -el de la vida cotidiana-, simple, sencillo, con palabras positivas, que inviten esperanza.
Evito usar la palabra “problema” y en su lugar me siento más cómodo usando las palabras “dificultad”, “desafío”, “posibilidades”, “momentos únicos” y “soluciones”. Otra cosa que me sirve: imaginar que estoy de visita en casa de un buen amigo o amiga, que estoy allí para compartir algo más importante que una visita habitual, recordando que la conversación y el lenguaje son la única vía del cambio.
Mantener a la persona en la posición de experta en su propia vida nos permite involucrarnos aún más con los detalles de esa especial situación.
3. Confiar en mi propia intuición.
Esto me ha permitido mantener el respeto por la persona, lo que significa honrar el papel de experto que tiene en su propia vida, recordando nuevamente con esto que soy yo el que está de visita en la vida de la persona y es ella la que elige qué espacios prefiere mostrarme ese día y qué puertas desea abrirme. Mantener a la persona en la posición de experta en su propia vida nos permite involucrarnos aún más con los detalles de esa especial situación.
4. Mantener siempre una visión positiva y esperanzada sobre la relación y el trabajo que vamos a hacer.
Cuando uno mantiene la esperanza, esta se transmite de muchas formas, no solamente a través de las palabras que usamos, también a través de nuestros gestos, nuestra mirada y cualquier otro mensaje no verbal que señalemos. Las personas son bastantes sensibles a esto y encuentran claves allí, incluso cuando tú no has mencionado una sola palabra.
5. Es esencial, prestar atención a la familia de la misma forma como lo hacemos con nuestro o nuestra consultante.
Muchas familias pueden sentirse aisladas en este proceso, sobre todo cuando el terapeuta presta demasiada atención únicamente a la persona que está siendo atendida.
6. Cuando los padres presentan algunas quejas sobre su hijo o hija, esto puede señalar que están buscando algún tipo de ayuda para acceder a sus propios conocimientos y reconocer sus habilidades y recursos como padres.
Algunos padres pueden mostrarse defensivamente acerca de la paternidad que han estado desarrollando, y cuando esto sucede pueden buscar alguna explicación para lo que no ha salido bien, culpando al hijo o la hija. De manera que tenemos dos grandes razones para honrar y ayudarles a normalizar aquello que vienen haciendo y les genera un fuerte sentimiento de culpa y responsabilidad por la vida de su hijo o hija.
Jorge Ayala es el autor del reconocido blog El Terapeuta Estúpido , un espacio donde encontrarás artículos y publicaciones para descargar de la terapia breve basada en las soluciones.