Las palabras escritas son gran parte de nuestras vidas y de nuestra historia. Aunque no seamos escritores profesionales, podemos encontrarnos con las ganas o el deber de escribir, y ésta no siempre es una tarea sencilla (empezando por el tan temido “síndrome de la página en blanco”). Steven Pinker es un científico cognitivo y lingüista de Harvard, autor de varios libros, que recientemente ha sido ubicado dentro de los los 100 psicólogos más eminentes de la era moderna. En su obra The Sense of Style: The Thinking Person’s Guide to Writing in the 21st Century (El sentido del estilo: La guía del ser pensante para escribir en el siglo XXI), ofrece consejos y guías para escritores basado en investigaciones sobre el modo en que trabaja el cerebro y las formas de aprovecharlo para mejorar las habilidades de escritura (útiles tanto para quien recién piensa que quizás le gustaría empezar a escribir, como para el que le saca chispas a la pluma desde hace tiempo):
1) Cuidado con la “Maldición del Conocimiento”
No es tu culpa que tu escritura no sea clara, en serio. La razón principal es que el cerebro no está programado para escribir claramente. Una vez que sabés algo, asumís que los demás también lo saben.
La “maldición del conocimiento”, explica Pinker, es la inhabilidad que tenemos de imaginar cómo sería no saber algo que sabemos. El escritor no se detiene a pensar en lo que el lector no sabe… y eso lleva a escribir de manera poco clara.
En el libro antes mencionado, Pinker sostiene que la mejor manera de evitar este problema (considerado como el principal problema de los escritores) es mostrando un borrador de tu trabajo a alguien, y averiguar si tiene sentido para esta persona, si puede seguirlo.
“Somos demasiado confiados, a veces al punto del delirio, en nuestra habilidad para inferir qué piensan las otras personas”
“Psicólogos sociales han encontrado que somos demasiado confiados, a veces al punto del delirio, en nuestra habilidad para inferir qué piensan las otras personas, incluso las personas cercanas a nosotros. Sólo cuando le preguntamos a esas personas descubrimos que lo que es obvio para nosotros no es obvio para ellos. Es por eso que los escritores profesionales tienen editores… Ni siquiera es necesario que tus críticos sean una muestra representativa de tu audiencia pretendida. Suele ser suficiente con que ellos no sean vos,” explica Pinker.
2) Sé visual y conversacional
En su libro, Pinker explica que un tercio del cerebro humano está dedicado a la visión, y grandes franjas al tacto, la audición, al movimiento y al espacio. Agrega que muchos experimentos han mostrado que los lectores entienden y recuerdan mucho mejor el material cuando este es expresado en lenguaje concreto que les permita formar imágenes visuales.
Por otra parte, aconseja ser conversacional y pensar en el lector como un igual, destacando que esa igualdad lleva al lector a sentirse como un genio, en cambio, una mala escritura, una escritura que busca impresionar, en el mejor de los casos hará sentir al lector como un tonto (y a nadie le gusta sentirse un tonto), o podría hacer quedar como un tonto al mismo escritor. Un estudio examinó la eficacia de la estrategia utilizada por muchos estudiantes universitarios que admitieron haber aumentado la complejidad de sus vocabularios de manera deliberada para dar la impresión de inteligencia. En algunos de los experimentos se manipuló la complejidad del texto y se encontró una relación negativa entre la complejidad y la inteligencia evaluada.
Para hallar la adecuada simetría entre lector y escritor, Pinker sugiere que imagines que estás en una conversación con un lector que es tan competente como vos, pero que simplemente no conoce algunas cosas que vos si conocés. La idea es orientar al lector para que pueda ver con sus propios ojos algo que vos ya habías notado y que él no ha notado todavía, en lugar de concentrarse en la actividad de las personas que han estudiado sobre el asunto.
3) Ubicá al lector
Contale al lector cuál es tu punto, desde el principio. Un estudio encontró que tener un conocimiento del contexto relevante es un requisito previo para la comprensión lectora.
Pinker explica que los lectores siempre tienen que completar los antecedentes, leer entre líneas, conectar los puntos. Y eso significa que ellos aplican su propio conocimiento anterior para entender el texto en cuestión. “Si no saben qué conocimiento anterior aplicar, cualquier pasaje de escritura será tan superficial y elíptico que será incomprensible.”
Básicamente, el escritor tiene que mostrarle claramente al lector cuál es el tópico del texto y cuál es el punto. Muchos escritores son renuentes a hacer esto porque piensan que le quitaría el suspenso al texto. Pero lo cierto es que el suspenso no es útil si las personas no tienen idea de lo que estás hablando y dejan de leer después del primer párrafo.
El escritor debería dejar claro a los lectores qué es lo que está tratando de alcanzar
El lector debería saber adónde lo está llevando el escritor a medida que avanza. En el libro The Sense of Style, Pinker sostiene que “el lugar exacto en que el punto de un texto es presentado es menos importante que el imperativo de divulgarlo en algún lugar no muy lejano del principio.” Reconoce que existen comediantes, ensayistas y autores de novelas de misterio que pueden construir la curiosidad y el suspenso y luego resolverlo todo con una revelación repentina, pero todos los demás escritores deberían esforzarse por informar (y no por asombrar), y eso significa que deberían dejar claro a los lectores qué es lo que están tratando de alcanzar.
4) No hace falta que sigas las reglas (pero intentalo)
Cuando se trata de escribir correctamente no hay una policía del lenguaje. Los diccionarios no son libros de reglas, dice Pinker, es más, los editores de diccionarios leen mucho y se mantienen atentos a nuevas palabras o nuevos sentidos usados por muchos escritores en muchos contextos, y adhieren o cambian las definiciones de manera acorde.
Es cierto que seguir las reglas hace que nuestra escritura sea mejor, en promedio, pero se recomienda la creatividad. El lenguaje es cambiante, y es mejor conocer las reglas antes de romperlas.
¿Cómo aprender las reglas sin tener que volver a las clases de primaria?
5) Lee, lee… y lee un poco más
Las guías para escribir son excelentes herramientas, pero cualquiera que quiera mejorar su escritura necesita leer mucho.
Pinker opina que para convertirse en un buen escritor, uno debe pasar mucho tiempo inmerso en los textos, permitiéndose empaparse de miles de idiomas, construcciones, figuras de discurso y palabras interesantes, para desarrollar un sentido de escritura en su mejor estado. “Convertirse en escritor requiere saborear y analizar la ingeniería inversa de ejemplos de buena prosa, que nos den algo a que aspirar y nos permitan llegar a ser sensibles a las miles de cosas que van en una buena oración, las cuales no son posibles de deletrear una por una.”
Nunca dejes de aprender.
6) Escribir bien = Revisar
Ser un buen escritor no significa que escribas las palabras perfectas en el primer intento, sino que le dediques tiempo a tu trabajo para refinarlo.
La buena escritura requiere revisar y volver a arreglar
“Muchos de los consejos sobre escribir bien son realmente consejos sobre revisar. Porque muy pocas personas son lo suficientemente inteligentes como para ser capaces de establecer cierta apariencia de un argumento y expresarlo en forma clara al mismo tiempo. La mayoría de los escritores necesitan dos pasadas para alcanzar eso, y después de que han llegado a la idea es tiempo de refinar y pulir. Porque el orden en que las ideas se le ocurren a un escritor es muy pocas veces el mismo orden en el que son mejor digeridas por el lector. Y a menudo, la buena escritura requiere revisar y volver a arreglar el orden de lo que introdujiste para que el lector pueda seguirlo con facilidad,” sostiene Pinker.
En palabras de Pinker, el lenguaje evoluciona constantemente. Todos podemos aprovechar estas estrategias para mejorar nuestra escritura, ya sea que lo hagamos como un simple hobbie, por nuestro trabajo o de manera profesional, para mantenerla en privado o deleitar (esperemos) al público con nuestras piezas.
Fuente: Bakadesuyo