Creo que la mayoría de las personas podemos estar de acuerdo en que tener a cargo a un niño es de todo menos sencillo. Muchas veces nos vemos desarmados ante sus preguntas, requerimientos y problemas. También nos puede dar temor hacer o decir algo incorrectamente y lastimarlos. Definitivamente cada día es una aventura y no hay un libro que tenga todas las respuestas las situaciones que puedan darse, pero las estrategias parentales que conozcas y utilices puede ser claves.
Primero que nada empecemos por recordar que nadie es perfecto, todos cometemos errores. En segundo lugar, no asumamos que hay que tener talentos naturales para ser padres. Las habilidades que se requieren pueden ser aprendidas.
En su libro What Great Parents Do: 75 Simple Strategies for Raising Kids Who Thrive (Qué hacen los papás excelentes: 75 estrategias simples para criar niños que prosperan), la psicóloga Erica Reischer, comparte estrategias parentales efectivas, basadas en investigaciones y en su experiencia clínica. Abajo encontrarás 5 estrategias parentales que aparecen en su libro:
Cambia tu comportamiento primero
Reischer escribe: “sos el instrumento de cambio en tu relación con tu hijo (o con cualquier otra persona). Así que si querés que tus hijos cambien, cambia vos primero. Pensá en el comportamiento específico que te gustaría que tu niño cambiara. Ahora pensá en tu propio rol, preguntate: ¿Cómo estoy contribuyendo a la situación/conducta/respuesta?”
Recorda que nadie es perfecto
Por ejemplo, digamos que querés que tu hijo deje de interrumpirte. Preguntate: ¿Paro lo que estoy haciendo y me enfoco en sus cuestiones cuando me interrumpe? Porque si lo haces, prácticamente estás recompensando la conducta, por eso lo siguen haciendo.
Una vez que hayas localizado tu parte en el comportamiento problema, la autora recomienda que te concentres en cambiar la forma cómo interactuas con tus niños en relación a esta cuestión.
Empatizá con tus niños
“Empatizar puede ser la herramienta más poderosa que tienen todos los padres y siempre está disponible”, escribe Reischer. Empatizar con el niño significa ponerle atención, hacerle sentir que es escuchado, visto y entendido. Además nos ayuda a crear un ambiente seguro para expresar emociones, ya que te das cuenta de sus emociones y las validas.
No significa que necesitas cambiar la situación. Es decir que, por ejemplo podés empatizar con tu hijo, quien se siente frustrado por tener que limpiar su cuarto; pero eso no significa que lo vayas a hacer por el.
La autora da un ejemplo específico de cómo hacer esto. Como dijimos antes, su hijo está molesto por tener que limpiar su cuarto antes de irse a la casa de su amigo Juan, usted puede decir algo así: Sé que estás molesto por tener que esperar para ir a la casa de Juan. Puedo ver por qué te sentirías frustrado (reconocemos sus sentimientos). A mi tampoco me gusta cuando tengo que esperar para hacer algo que me gusta (validamos sus sentimientos).
Tomá responsabilidad por tus errores
Como dijimos al principio de este artículo, nadie es perfecto y como padre probablemente cometas muchos errores. Así aprendemos y crecemos. De acuerdo con Reischer, es muy importante tomar responsabilidad por nuestros errores y pedir disculpas. No solamente estás mostrando respeto por tus niños, si no que también los estás moldeando, al darles ejemplo de integridad. Les estás enseñando qué hacer cuando cometan errores.
Empatizar crear un ambiente seguro para expresar emociones, ya que las reconoces y validas
Ayuda a tus niños con ensayos
La práctica es clave para el aprendizaje. Es por esto que la autora sugiere realizar ensayos para practicar conductas nuevas y reducir rabietas u otros comportamientos problemáticos. Por ejemplo, si tu hijo tira cosas cuando se enoja, practiquen qué hacer cuando está calmado. Pídale que pretenda estar enojado y no arroje cosas. Asegúrese de recompensarlo por intentar y también cuando lo ve intentarlo en una situación en que en verdad este enojado, aunque solo sea un intento parcial.
La simulación puede utilizarse con otras conductas también, como ponerse el uniforme de la escuela o guardar sus juguetes cuando termina de usarlos.
Que tus acciones sean coherentes con tus valores
Probablemente hayas escuchado esto miles de veces: los niños nos observan todo el tiempo y aprenden de lo que ven. Y lo entendés muy bien, pero a veces no te das cuenta el mensaje que están enviando. Cómo cuando entre gritos y chancletas voladoras les comunicás a tus hijos que la violencia no es forma de resolver problemas.
A veces sucede en formas todavía más sutiles. Reischer nos cuenta de una familia que estaba preocupada porque su hijo se comportaba como mal perdedor cuando su equipo no ganaba. Los padres estaban sorprendidos porque ellos mismos no le daban ese ejemplo, no se molestaban si el equipo perdía y siempre le decían que ganar no era importante. Pero al conversar más con la madre acerca de las actitudes familiares hacia los deportes, ella mencionó que su esposo era fan de los Yankees y que cada vez que perdían se enojaba mucho y a veces le gritaba a la TV.
Es muy importante tomar responsabilidad por nuestros errores y pedir disculpas
La autora recomienda hacer una lista de 5 o 10 valores que te gustaría enseñarles a los niños (por ejemplo, compasión, honestidad, responsabilidad). Luego, por cada valor, considerá qué decís y cómo modelas estos valores. Poné atención a las formas en que tu conducta no es coherente con el mensaje deseado.
Por ejemplo, ¿les hablamos a los niños sobre la importancia del hábito de la lectura, pero miramos televisión la mayor parte de la noche?
Esperamos que estas estrategias parentales les sirvan en la aventura diaria de ser padres. Recordemos que podemos aprender y ejercitar (los niños nos dan muchas oportunidades para esto) las habilidades parentales.
Fuente: PsychCentral