No sin sentir cierto “celo terapéutico” tengo la tentativa de “domesticar” algunas técnicas que, fuera del contexto clínico y la relación terapeuta – paciente, resultan muy efectivas cuando buscas mejorar la calidad de tus conversaciones. Pero cuidado, no te apresures. Aunque estas técnicas han sido adaptadas para uso general, forman parte de un método mucho más complejo de análisis e intervención del discurso, que requiere del entrenamiento previo de ciertas habilidades terapéuticas conexas a la formación y práctica clínica.
1. Técnica del subrayado
Consiste en repetir textualmente una palabra o frase del discurso de tu interlocutor que se presenta en forma no conclusiva, con la intención de que éste se detenga en ella y vuelva a verbalizarla con más claridad y precisión.
Utilidad: Esta técnica es ideal cuando quieres descifrar verbalizaciones “encriptadas”, o cuando quieres asegurarte de haber entendido una idea, sin predisponerte y prejuzgar, antes de intervenir y decir algo.
Aplicación:
Ejemplo 1: -Interlocutor: Yo pensé que no iba a pasar a mayores.
-Tú: -“pensé”.
Ejemplo 2: -Interlocutor: Quizás no sea el mejor momento para conversar de esto;
-Tú: “el mejor momento”.
Recomendación: La mención de la palabra o frase debe hacerse en un tono sutil. También puedes hacerla en tono de pregunta. Te sorprenderá el efecto que el “subrayado” puede hacer para desencadenar el discurso de tu interlocutor.
2.Técnica del desentendido
Se trata de elegir voluntariamente “no saber”, hasta cierto punto, lo que nos dice nuestro interlocutor con el fin de introducirlo en el hecho de que él mismo, no se entiende.
Utilidad: Es una de las mejores técnicas para presentarle a tu interlocutor el halo de ambigüedad de su propio “decir” cuando éste parece estar traspapelado en la intención de decir algo.
Aplicación:
Ejemplo 1: -Interlocutor: No podemos seguir así. Creo que necesito tiempo y espacio.
-Tú: “No estoy segura de entenderte”.
Ejemplo 2: -Interlocutor: No sé por dónde empezar. Son tantas cosas. ¿Me entiendes?;
-Tú: No sé más de lo que ahora me puedas decir tú.
Recomendación: No te dejes llevar por tus emociones. Muestra serenidad. No pierdas los estribos por muy incómoda o comprometedora que sea la situación.
3. Técnica del manejo de los silencios
Consiste en introducir silencios durante la conversación que denoten explícitamente a tu interlocutor que podría detenerse a detallar a fondo lo que dice. El fin de introducir un silencio es mostrarle a tu interlocutor que deseas escucharlo sinceramente bajo la garantía de que no emitirás ningún juicio de valor contra él.
Utilidad: Esta técnica es muy útil cuando intuyes que existe contenido de fondo que a tu interlocutor le cuesta expresar por considerar íntimo, personalísimo o secreto.
Aplicación: Introduce un silencio cuando tu interlocutor tenga la expectativa de que tú digas algo para acompasar lo que él viene diciendo. Es decir, no digas nada, quédate callado. Aunque sea obvio lo que tú podrías decir en ese momento sólo dilo mentalmente para ti. Acompaña un silencio con lenguaje corporal o gestual. Un gesto facial en el cual la expresividad de tu rostro denote: “¿Y qué más?” es suficiente. Por ejemplo, levantar las cejas o asentir con la cabeza como señal de “Continúa…” resulta muy efectivo.
Recomendación: Una cosa es el manejo de los silencios y otra la “parapsicología telepática”, la cual no existe. Nadie puede leer el pensamiento de nadie como si fuese un texto pegado en la frente. No utilices esta técnica para validar una intuición o sospecha. Utilízala para escuchar sinceramente a tu interlocutor en su fondo.