Una profesora tiene problemas. Está a cargo un grupo de 20 estudiantes que permanentemente vienen quejándose de su labor. Las quejas demandan básicamente un cambio en su actitud y sus exigencias de trabajo. Todos los intentos de solución han sido en vano. Esta situación viene bloqueando la participación de los y las estudiantes. Se refleja en las bajas calificaciones y la falta de compromiso para desarrollar las tareas y trabajos. Están atrapados en el problema.
¿Cómo podemos mover al grupo desde una actitud demandante, donde “el problema es la profesora” y la solución depende de su cambio, hacia una perspectiva donde los y las estudiantes se posicionen también como responsables en el devenir de este acontecimiento y se fijen más en las posibilidades de solución?
Compartí con el grupo de estudiantes algunas preguntas, que orientaron la conversación:
1. ¿Cuál es el problema en este momento?
2. ¿Qué han intentado hacer para resolverlo?
3. Eso que han intentado, ¿ha sido útil?
4. ¿Existen momentos en que el problema con la profesora no ocurra o sea menos intenso?
5. ¿Qué es lo que hacen ustedes en ese momento?
La persona no es el problema, el problema es el problema
6. ¿Y qué es lo que hace la profesora?
7. ¿Cómo logran que eso suceda?
8. ¿Qué diría la profesora que están haciendo ustedes en ese momento, que le permite a ella tratarlos muy bien?
9. Si la profesora estuviera aquí con nosotros, y tuviera que reconocer que existe una clave para que ella pueda hacer mejor las cosas con ustedes, ¿qué es lo que diría?
10. Si ustedes apreciaran esto que está señalando la profesora, ¿cómo harían para que las cosas continuaran mejorando?
11. ¿Qué sería lo primero que empezarían a hacer la siguiente clase para que las cosas se pongan mejor?
12. En un escala del 0 al 10, ¿cuánta confianza tienen de que esto ocurra?
13. ¿Cómo podrían asegurarse de que esto ocurra?
14. ¿Cómo se encargarían de la situación para que esto suceda?
El propósito es orientarnos hacia las soluciones para abandonar la conversación saturada de problemas
Todas estas preguntas tienen una intención y se mueven desde una ética y unos principios particulares: la persona no es el problema, el problema es el problema. Todas las personas cuentan con los recursos necesarios para el cambio y esto es inevitable cuando descubrimos las habilidades y actitudes que nos orientan allí.
El propósito es orientarnos hacia las soluciones para abandonar la conversación saturada de problemas y generar posibilidades enfocándonos en el futuro. Estas preguntas fueron también una invitación para que el grupo pudiera sentirse responsable de lo que estaba sucediendo y no se dedicara únicamente a quejarse de la profesora.
Una semana después los y las estudiantes comenzaron a reportar los primeros cambios. No sólo se habían producido cosas distintas sino además habían cambiado su percepción de la profesora, y su rol en el problema los posicionaba como agentes activos del cambio.
Si abordamos los problemas desde esta forma particular, tenemos que olvidarnos de individualizar estos fenómenos para empezar a verlos más bien como construcciones sociales en cuya configuración y creación, participamos todos.
Artículo previamente publicado en el blog especializado en la terapia centrada en soluciones: El terapeuta Estupido de el reconocido psicólogo Jorge Ayala Salinas.
Imagen: Unidreamer