Los efectos de la música en nosotros son curiosos y muy interesantes: puede influir en la memoria, ayudarte a dormir, ser terapéutico para personas con epilepsia y contribuir a que te recuperes de una cirugía.
Pero no se limitan a eso, su influencia abarca diversos aspectos del ser humano: desde nuestro código genético, pasando por nuestros pensamientos y cuerpo y siguiendo por cómo nos relacionamos en grupos.
En este artículo enumeraremos otras 10 formas en las que la música nos beneficia:
1. Mejora el CI verbal
Practicar piano no solo mejorará tus habilidades musicales, también puede enriquecer tus habilidades visuales y verbales.
Un estudio realizado con niños de entre 8 y 11 años encontró que aquellos que tenían clases de música extracurriculares, desarrollaron mayor CI verbal y habilidades visuales, en comparación con aquellos sin entrenamiento musical (Forgeard et al., 2008).
Puede enriquecer tus habilidades visuales y verbales
Esto muestra que los beneficios de aprender a tocar un instrumento no son puramente musicales, sino que se extienden a la cognición y a la percepción visual.
2. Te da escalofríos
¿Alguna vez has sentido escalofríos en la espalda al escuchar música? De acuerdo con un estudio realizado por Nusbaum y Silvia (2010), más del 90% de las personas lo han sentido.
El poder que tenga el efecto de la música en ti, sin embargo, depende de tu personalidad. Las personas que puntúan alto en “Apertura a la experiencia” (una de las 5 dimensiones de la personalidad) probablemente sientan más escalofríos al escuchar música. En el estudio, las personas que puntuaban alto en dicha dimensión eran más propensos a saber tocar un instrumento musical y a calificar a la música como algo importante para ellos.
3. El efecto de felicidad que nos da la música
Un estudio encontró resultados interesantes con respecto a tratar activamente de sentirnos más felices.
En la investigación, realizada por Ferguson y Sheldon (2013), se les pidió a los participantes que escucharan composiciones clásicas alegres de Aaron Copland, mientras trataban activamente de sentirse más felices. Los participantes sintieron que su ánimo se levantaba, comparados con aquellos que escucharon pasivamente la música.
Estos resultados sugieren que si nos comprometemos con la música, ésta le da a la experiencia poder emocional extra.
4. Cantar juntos nos une
Dado que la música es con frecuencia una actividad social, cantar, componer o escuchar música juntos puede unirnos.
Un estudio que incluyó a 735 estudiantes finlandeses que eran parte de clases de música extendidas, encontró que reportaron mayor satisfacción en la escuela, en casi todas las áreas (Eerola & Eerola, 2013).
Nos ayuda a lidiar con el estrés asociado al tratamiento de enfermedades del corazón
Al explicar los resultados, el autor principal Päivi-Sisko Eerola, dijo:
“Cantar en un coro y la interpretación conjunta son actividades populares en las clases extendidas de música. Otros estudios han establecido que las personas encuentran muy satisfactorio el hecho de sincronizarse con otros. Eso aumenta la afiliación dentro del grupo e incluso puede hacer que las personas se gusten más que antes “.
5. Los efectos de la música en enfermedades del corazón
La música puede ayudarnos a lidiar con el estrés y la ansiedad asociados al tratamiento de enfermedades del corazón.
Una revisión de 23 estudios que incluyeron a casi 1500 pacientes, encontró que escuchar música reduce el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y la ansiedad en pacientes con enfermedades del corazón (Bradt & Dileo, 2009).
6. Por qué la música triste nos da ánimo
Y todos los fanáticos saben que la música puede tener un efecto catártico. Pero sigue siendo raro que la música triste, a algunas personas y bajo las circunstancias correctas, pueda mejorarles el ánimo. ¿Por qué?
Según un estudio realizado por Kawakami et al. (2013), la música triste se disfruta porque crea una mezcla interesante de emociones: algunas negativas y otras positivas.
También percibimos las emociones negativas en la música, pero no las sentimos tan fuertemente.
7. Nos hace ver caras felices
Uno de los efectos de la música es que puede hacerte sentir diferente. Tan solo 15 minutos de música pueden cambiar la forma en que juzgas las emociones en las caras de otras personas.
Una investigación encontró que escuchar brevemente una música alegre hizo que los participantes percibieran la cara de otros como más felices. Lo mismo ocurrió cuando se probó con música triste (al observar las caras, se las percibían tristes). El efecto más grande se vio cuando las personas miraban caras con expresiones neutras (Logeswaran et al. (2009).
Es decir que las personas proyectaban el estado de ánimo transmitido por la música que estaban escuchando, en los rostros de otras personas.
8. ¿La música tiene color?
La música naturalmente hace que las personas piensen en ciertos colores. En diversas culturas, las personas emparejan tipos particulares de música con colores particulares.
En un estudio hecho por Palmer et al. (2013), tanto las personas de México como de Estados Unidos mostraron similitudes particulares al conectar colores más apagados y oscuros con piezas tristes de música; y colores más claros y vívidos con la música alegre.
Escuchar música alegre hizo que percibieran la cara de otros como más felices
Un estudio de seguimiento mostró que estas asociaciones música-color se daban debido al contenido emocional de la música.
9. ¿Podría la música devolverte la visión?
En el 60% de las personas que tuvieron un ACV, las áreas visuales se ven afectadas.
Esto lleva a la “negligencia visual”: el paciente pierde conciencia de los objetos en el lado opuesto al que presenta el daño en el cerebro.
Pero un estudio observó que cuando los pacientes escuchaban sus músicas favoritas, se restauraba algo de la atención visual (Tsai et al., 2013).
Esto quiere decir que tal vez la música sea una herramienta valiosa en la rehabilitación de pacientes que han sufrido un ACV.
10. ¡Los bebés nacieron para bailar!
Los infantes de solo 5 meses responden rítmicamente a la música y parecen encontrarla más interesante que el discurso.
En un estudio se pudo observar que los bebés bailaban espontáneamente con diferentes tipos de música y aquellos que estaban más a tiempo también sonreían más (Zentner y Eerola 2010).
Pareciera que al final es verdad, llevamos la música en la sangre.
Fuente: Psyblog