Pasar la noche anterior a un examen en vela, quemando pestañas, puede ser más estresante y agotador que fructífero, esto lo sabemos (muchos por experiencia). Ahora, ¿es suficiente con descansar adecuadamente esa última noche antes del examen? Parece que no: un estudio encontró que la calidad y duración del sueño durante el mes y la semana previos a la mesa examinadora podrían explicar cerca del 25% de las variaciones en el rendimiento académico (Okano et al., 2019).
Metodología: esta investigación se realizó utilizando como herramienta objetiva de seguimiento y registro de la duración del sueño al dispositivo Fitbit. Se recolectaron datos cuantitativos del sueño de 88 estudiantes, en el transcurso de un semestre, con el fin de relacionar medidas objetivas de duración, calidad y consistencia del sueño con el rendimiento académico de examen a examen, y en general en el contexto de un campus universitario grande y real.
Todos los estudiantes (que tenían una edad promedio de 18 años) estaban inscritos en el mismo curso de introducción a la química en el MIT y usaron Fitbits durante todo el semestre.
Según explican sus creadores, los dispositivos Fitbit utilizan una combinación de los patrones de movimiento y frecuencia cardíaca del usuario para estimar la duración y la calidad del sueño.
A lo largo del curso de química, los estudiantes tuvieron 9 pruebas, 3 exámenes parciales y un examen final. Al final del semestre, los investigadores calcularon el puntaje académico general de cada estudiante en función de la suma de sus desempeños en todas estas pruebas.
Resultados: Al comparar los datos del sueño de los estudiantes con sus puntajes académicos generales, los investigadores encontraron:
- Aquellos que durmieron más durante el semestre y los que mostraron una mejor calidad de sueño obtuvieron puntajes académicos generales más altos. Por el contrario, los estudiantes con mayor inconsistencia en el sueño tuvieron puntajes académicos más bajos.
- La calidad, la duración y la consistencia del sueño explicaron casi el 25% de la variación en el rendimiento general de los estudiantes.
- Ni la duración del sueño de un estudiante ni la calidad del sueño la noche anterior a un examen parcial o una prueba, tuvieron un efecto en el rendimiento de un estudiante en esa prueba.
- Las estudiantes mujeres mostraron mejor calidad y sueño más constante que los varones, y tuvieron puntajes académicos generales más altos que ellos. Sin embargo, cuando los investigadores controlaron la calidad del sueño, la ventaja académica de las mujeres desapareció, lo que sugiere que las diferencias de género en el rendimiento académico podrían explicarse por el comportamiento del sueño.
- Al observar la calidad general y la duración del sueño de los estudiantes en el mes (y semana) previo a cada prueba, se encontró una correlación significativa entre las medidas del sueño y el rendimiento.
A partir de estos hallazgos, concluyen los autores que el sueño constante durante el tiempo en el que se está produciendo el aprendizaje (semana o mes anterior al examen) se relacionan con el rendimiento académico, no así la cantidad de sueño que se tuvo la noche anterior a la evaluación.
Limitaciones: advierten los investigadores que no pueden estar seguros de si otros factores mediadores como el estrés, la ansiedad o los rasgos de personalidad, podrían afectar simultáneamente el comportamiento del sueño como el rendimiento académico. Si bien existe amplia evidencia que sugiere que el sueño ayuda al rendimiento académico, las correlaciones no implican causalidad, se necesitaría un estudio controlado con manipulaciones experimentales para determinar la causalidad.
Referencia bibliográfica:
Okano, K., Kaczmarzyk, J. R., Dave, N., Gabrieli, J. D. E., & Grossman, J. C. (2019). Sleep quality, duration, and consistency are associated with better academic performance in college students. NPJ Science of Learning, 4, 16. https://doi.org/10.1038/s41539-019-0055-z
Fuente: Psypost