La ansiedad comprende un estado físico y mental caracterizado por sentimientos de angustia o aprehensión ante situaciones que el individuo percibe como peligros o riesgos.
A nivel orgánico, la ansiedad manifiesta síntomas en el plano corporal que incluyen principalmente palpitaciones, sudoración excesiva, tensión muscular, temblores, náuseas, indigestión, mareos y desmayos.
Si bien la ansiedad (como el miedo o el estrés) son experiencias biológicas y cognitivas naturales en cuya ausencia la evolución de la especie se habría visto entorpecida, la ansiedad a niveles descontrolados conlleva una seria afectación que disminuye la calidad de vida, perjudica la autoestima y la toma de decisiones y puede impedir que una persona se desempeñe adecuadamente en sus tareas cotidianas.
Cuando la ansiedad se vuelve frecuente y aumenta su intensidad, la sintomatología podría pasar a ser afirmativa como criterio de diagnóstico para algún tipo de trastorno de ansiedad, a saber:
- Trastorno de ansiedad generalizada, donde el sujeto tiene miedos o preocupaciones recurrentes, así como una sensación persistente de que algo malo va a ocurrir.
- Trastorno de pánico, que consiste en ataques de repentino e intenso terror, en especial respecto a cuándo y cómo se producirá el próximo ataque.
- Trastorno fóbico, donde el individuo se ve afectado por un temor irracional ante un objeto o situación específica, incluso cuando no existe un peligro real.
- Trastorno obsesivo – compulsivo, que se caracteriza por pensamientos recurrentes e indeseados que el sujeto no puede controlar y que dan a lugar a conductas rituales que la persona realiza para librarse de las compulsiones.
- Trastorno por estrés post-traumático, donde el sujeto presenta secuelas psicológicas de un suceso desagradable y es acosado por recuerdos persistentes del evento.
La amabilidad podría ayudar a personas con ansiedad social a mejorar su autoestima
El tratamiento para los trastornos de ansiedad incluye comúnmente tanto psicoterapia como medicación, y la mayoría de las veces se obtienen resultados satisfactorios. No obstante, vivir con ansiedad exacerbada o con un trastorno de ansiedad diagnosticado marca una fuerte diferencia en el día a día de una persona, ya que supone una dificultad para controlar sus propios sentimientos y emociones y un desafío mayor para desenvolverse adecuadamente en un entorno social.
“los actos de amabilidad podrían contrarrestar las expectativas sociales negativas”
Por fortuna, investigaciones realizadas en torno a la ansiedad y métodos para su tratamiento han identificado prácticas alternativas de fácil aplicación que podrían ayudar a las personas cuya calidad de vida se ve afectada por altos niveles de ansiedad.
Un estudio publicado en la revista científica “Motivation and Emotion” señala que realizar actos de amabilidad podría ayudar a las personas con ansiedad social a mejorar su autoestima, reducir la preocupación de no desenvolverse correctamente ante los demás y hacer que se sientan más cómodos al momento de establecer interacciones sociales.
Para la realización del estudio se tomó en cuenta la mejora en el desempeño social de un grupo de participantes a quienes se les pidió realizar actos de amabilidad como lavar los platos de sus compañeros de piso, un segundo grupo que fue expuesto a diversas situaciones de interacción social sin el complemento de realizar actos de amabilidad y un tercer grupo que no fue sujeto a ningún entorno especial, y que sirvió como grupo de control.
La investigación permitió concluir que los individuos que realizaron actos de amabilidad mostraron una reducción significativa en la tasa de evitación y ansiedad social.
Según la doctora Jennifer Trew, del departamento de psicología de la Universidad de British Columbia y co-autora del estudio, los actos de amabilidad podrían contrarrestar las expectativas sociales negativas al promover percepciones y expectativas más positivas del entorno social de una persona.