Ese gran y mítico planeta rojo que conocemos como Marte, es la nueva gran frontera de la humanidad. Con la llegada de los robots a suelo marciano nuestras esperanzas de llevar a una tripulación se hacen cada vez más palpables. Ya existen listas de personas que quieren participar en la primera expedición y se están realizando misiones simuladas. La NASA tiene previsto su primer viaje tripulado para el 2030. El mismo tiene una distancia de 537 millones de kilómetros y tomará cerca de 12 meses para aterrizar en Marte, durante los cuales los astronautas estarán encerrados, solos y con una demora (lag) de comunicación con la tierra de 20 minutos.
“Cuando hay un mal día, no es tan fácil abortar en el espacio.”
Estos factores preocupan a los psicólogos de la NASA, quienes deben encontrar una manera de evitar que los astronautas, confinados en una pequeña cápsula durante varios años viviendo en Marte, puedan resolver problemas con sus compañeros. “Cuando hay un mal día, no es tan fácil abortar en el espacio. Es inherentemente difícil asegurarse psicológicamente de que los astronautas serán capaces de manejar esto,” dice el psicólogo clínico y científico del SETI, Douglas Vakoch. Para ello, la NASA ha destinado 1.3 millones de dólares en un contrato con la Universidad de Michigan para desarrollar un sensor de percepción psicosocial del tamaño de una insignia. Los astronautas llevarían este dispositivo puesto.
Steve Kozlowski, Doctor en Psicología y líder del proyecto explicó a The Verge:
“Los sensores tendrán el tamaño de una insignia, serán diseñados para rastrear los marcadores fisiológicos de la salud psicológica de los astronautas como la presión arterial y el ritmo cardíaco, así como también la dinámica de sus interacciones sociales. No se puede asegurar que nada malo va a pasar, pero un medio coherente de evaluar las interacciones sociales y el estrés es una manera de protegerse contra cualquier resultado negativo.”
En una conversación entre dos astronautas, el sensor podrá monitorear qué astronauta se acercó al otro, cuánto duró la conversación, si sus patrones vocales fueron amistosos o agresivos y quién terminó la conversación. Toda esa información devolverá un feedback sobre su conducta al astronauta.
Crédito: Michigan State University
Kozlowski no quiere que este sensor sea un instrumento de vigilancia, aunque los datos pueden enviarse a la tierra en caso de que haya señales de peligro; más bien, que este sea un dispositivo que le brinde a los miembros del equipo la oportunidad de autorregularse.
En una investigación publicada en el 2010 por Nick Kanas, profesor de psiquiatría en la Universidad de California, sobre la ausencia visible del planeta tierra para los astronautas, se dijo que esto puede incrementar la sensación de aislamiento, la nostalgia, disforia e incluso el pensamiento suicida o psicótico. Y, a diferencia de vivir en la estación espacial, aquellos que vayan a Marte tendrán que esperar 20 minutos para obtener una respuesta desde la tierra. “Imagina a un astronauta queriendo llamar a casa y decir ‘Houston, estamos en problemas’ tendrá que soportar una horrenda espera antes de que pueda recibir alguna respuesta.”
Está apoyando a un programa denominado “Terapeutas Computarizados”
Las disputas y malentendidos entre los astronautas son raramente aceptadas. Según Vakoch, esto se debe a que los astronautas son muy reticentes de aceptar problemas, ya que no quieren perder su estatus de vuelo. Además son sometidos a rigurosas pruebas y entrenamientos individuales y en equipo para asegurarse de su salud mental y de la compatibilidad de personalidad. Aún así todo este programa no siempre funciona. En 1985, una misión rusa fue suspendida, porque se encontró que su comandante era psicológicamente inestable. Kanas agrega que se han encontrado ajustes emocionales y síntomas psicosomáticos en los astronautas mientras estaban en el espacio, pero no se han reportado episodios psicóticos severos.
Pero la NASA no solo invierte en este sensor, también está apoyando a un programa denominado “Terapeutas Computarizados”(una interfaz que provee de diferentes recursos a los astronautas). Y se ha conformado un grupo de psicólogos que están desarrollado un criterio para seleccionar equipos compatibles de astronautas e identificar estresores potenciales y desarrollar estrategias que ayuden a los astronautas a mitigar estas situaciones mientras viajan a Marte. También se suma un estricto proceso de selección, que incluye severas pruebas psicológicas y años de entrenamiento.
Todavía faltan años para que se realice este extraordinario viaje donde intervienen científicos de diferentes especialidades y como vemos, nuestra ciencia, la psicología, juega un rol fundamental para que este sueño de la humanidad se realice con éxito.
Fuente: Theverge
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