El año pasado Alejandra y yo adquirimos un Kindle Paperwhite para comprar libros digitales en la casi infinita librería de Amazon. La idea era que compraríamos los libros, nos turnaríamos para leerlos y después los comentábamos.
La idea por un tiempo funcionó, el Kindle es muy bueno para leer novelas y literatura de ficción, pero no cuando deseas profundizar en un tema académico, cuando necesitas escribir notas en los márgenes de las páginas o cuando deseas retroceder rápidamente unas páginas para repasar un concepto del libro.
Así que decidimos volver a los libros tradicionales. A los libros que se pueden subrayar, escribir y releer rápidamente. Además, con el formato tradicional los podríamos coleccionar en la biblioteca que queremos construir. Otro factor que facilitó nuestra decisión de volver a los libros tradicionales fue que en Panamá tenemos rápido acceso a la librería de Amazon Compramos en Amazon porque ahí tenemos mayor acceso a cualquier tipo de libro que queramos, en inglés o en español. En Panamá las librerías son pocas y usualmente no traen los libros que buscamos de psicología, ya sea porque son muy nuevos o tan especializados que no les conviene traerlos., lo que significa que podemos comprar los libros que deseemos y los tenemos en nuestras manos en cuestión de 4 o 5 días, sin que sus precios se incrementen mucho, gracias a los bajos impuestos de importación que hay en Panamá.
A menudo me encuentro guardando libros por comprar con la esperanza de leerlos todos. Este año empecé con la biografía de Oliver Sacks y ahora estoy en el segundo capítulo de Brainwashed: “The Seductive Appeal of Mindless Neuroscience” de Sally Satel y el reconocido investigador Scott Lilienfeld, que habla de la obsesión de referirnos al cerebro para explicar todas las conductas. Pero siento que me distraigo mucho y no avanzó en la lectura como me gustaría. Quiero seguir el ejemplo de grandes lectores como Bill Gates, que prácticamente lee un libro por semana.
Necesito un plan que me ayude a centrarme en mi objetivo, un plan sencillo que se ajuste a mi rutina, mi trabajo y con el cual pueda llevar un registro de mi avance de lectura y que funcione como un motivador para no distraerme.
El plan
No intento inventar un método nuevo, ni nada por el estilo. Confié en a la inteligencia colectiva de la internet y me encontré con el fantástico artículo de Shane Parris para la popular plataforma de publicaciones web Medium, que propone una idea espectacularmente sencilla para probar.
El plan consiste en comprometerse a leer 25 páginas por día. Parece muy poco, pero la idea es fijar un objetivo específico que se pueda cumplir y que permita obtener resultados a corto y largo plazo.
A corto plazo me ayudará a comprometerme todos los días con la lectura y sentiré que puedo cumplir con lo propuesto, que tendré un control diario sobre la lectura que debo hacer por muy larga que parezca. A largo plazo, más específicamente al terminar el año, habré leído 8,475 páginas. Eso significa alrededor de 17 libros de 500 páginas. Nada mal ¿no?…
Hagamos las matemáticas. A los 365 días que tiene el año, les restamos a cada mes 2 días en los que no pudimos leer por cualquier eventualidad o compromiso. Al año también le restamos los días de navidad y de vísperas de año nuevo. Lo que da como resultado 339 días de lectura x 25 páginas, nos da como resultado las 8,475 páginas.
Pero probablemente lea un poco más, Parris explica que al plantearse el objetivo de las 25 páginas terminó leyendo más páginas de lo propuesto. Así que quizás acabe leyendo alrededor de 10,000 páginas.
25 páginas por día, sin excusas.
Pero no tengo tiempo para sentarme y leer de corrido 25 páginas ¿Cómo hago?
En mi caso particular no me funciona mucho leer en la cama porque me duermo enseguida y no podré avanzar con el plan, así que busqué una opción más acorde con mi rutina, mi trabajo y las horas que debo pasar en el tráfico en mi día a día.
Una vez leí sobre crear una rutina de lectura en las tres comidas diarias, porque nos ofrece un momento de paz que usualmente las otras personas suelen respetar también. Leer durante las comidas diarias me ofrece tres momentos específicos al día, que me ayudarán a forjar el hábito de la lectura y los distribuiré así: 8 páginas en el desayuno; 8 páginas en el almuerzo y 9 páginas en la cena.
Este es el plan que yo seguiré, es el plan original de Parris, pero no significa que debes seguirlo al pie de la letra. Puedes modificarlo según tus necesidades y objetivos específicos de lectura. Puedes proponerte leer 10 páginas por día, 10 minutos o 500 palabras, puedes usar la medida que desees. Lo importante es que te ciñas al plan, que seas constante y al final podrás adquirirás el hábito de la lectura y terminarás esos libros que tanto deseas.
¿Tienes otro plan de lectura? Compártelo en la sección de comentarios y ayúdanos a conocer otras estrategias.