Todos sabemos, gracias a la gran cantidad de de estudios sobre la actividad física y salud mental, que la actividad física reduce el riesgo de sufrir depresión en los adultos.
Pero, ¿qué sucede con los niños? ¿aplican los mismos resultados? Hasta hace poco no se tenían datos que sustentaran que el mismo efecto protector de la actividad física y eso motivó a que los investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología desarrollara un estudio de seguimiento de cientos de niños durante cuatro años para evaluar si la actividad física se correlacionaba con los síntomas de la depresión.
En total fueron 800 niños. El seguimiento empezó cuando tenían 6 años de edad y terminó cuando cumplieron 10. La actividad diaria se midió con acelerometros (un dispositivo que está incluido en los celulares modernos y que permite medir la cantidad de pasos y movimientos).
Una vez recopilados y evaluados todos los datos se encontró que mayor actividad física predijo menos síntomas depresivos. Por otro lado, la investigación aclara que la conducta sedentaria no predijo síntomas depresivos en los niños.
“Es importante saber esto porque sugiere que la actividad física puede ser usada como un método de prevención y de tratamiento para la depresión en los niños.” dijo Silje Stensbekk, coautor del estudio.
La investigación está disponible en el número de febrero de la revista Pediatrics.
Fuente: Psypost