Introducción a la polémica suscitada por la oración gestalt
Aunque la llamada oración gestalt fue formulada por Fritz Perls en un contexto sociocultural muy concreto como el de la sociedad americana de los años sesenta, sigue siendo para muchos una especie de verdad absoluta que siguen con adoctrinado fervor. Sin embargo, y aun considerando que las interpretaciones que surgen de esta oración pudieran tener sentido en la década en cuestión, no ocurre así en un marco social como el actual que cuenta con unas expectativas distintas y distantes en lo que a demandas y prioridades respecta. Muy probablemente, la proximidad a la posguerra mundial de los sesenta invistió aquella época de unas singularidades que se vieron potenciadas por la incapacidad de los norteamericanos para desligarse de muchas adhesiones que les hacía funcionar mal como individuos y propiciaron el individualismo como una alternativa o remedio curativo.
Sin embargo, no deberíamos olvidar que, desde su nacimiento como una revisión de la teoría psicoanalítica freudiana, la Terapia Gestalt aportó la innovación –entonces revolucionaria– de una transición del pensamiento individualista a un pensamiento postmodernista, lo que, en principio, se opondría al individualismo que destila la oración gestalt objeto de este artículo, una contradicción que de momento dejaremos en suspenso a la espera de analizarla en el momento oportuno…
Hagamos algo de historia
A fin de ubicar al lector, podría resultar didáctico acudir a los orígenes y recordar que la Terapia Gestalt nació en Nueva York en 1951 cuando el matrimonio Perls, junto a un grupo de intelectuales, entre los que cabe destacar a Paul Goodman y a Isadore From, mantuvieron incontables y fructíferas reuniones en las que las ideas de Perls fueron tomando forma hasta adquirir la entidad suficiente para que Goodman –dotado de una gran facilidad en el arte de escribir, al menos mucho mas que Fritz Perls– las transcribiera convirtiéndolas en texto. Fue así como, en 1951, se publicó una obra titulada Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana en la que aparecieron como coautores Fritz Perls, Ralf Hefferline y Paul Goodman, obra que es conocida como PHG,abreviatura formada con la primera letra de los apellidos de cada uno de ellos. Esta obra supuso un hito ya que se erigía como el texto fundacional que sentó las bases teóricas de esta escuela de psicoterapia y por primera vez se denominaba Terapia Gestalt a esta nueva corriente.
Habría que incidir en que la principal revolución de la Terapia Gestalt fue la transición de un modelo de pensamiento individualista a un modelo de campo, en el que ya no era la unidad cuerpo-mente quien sentaba las bases del concepto del holismo al incluirse también el entorno. Así, el objeto de la psicología y de la psicoterapia dejaban de ser la psique o el sujeto y pasaba a ser “la experiencia” de la persona que tiene lugar en el campo que constituye un organismo y su entorno.
Perls evoluciona en sus postulados
En la transición de la década de los cincuenta a los sesenta, Fritz Perls experimentó un profundo cambio en su posicionamiento, tanto fue así que renunció a los orígenes y fundamentos de la corriente gestáltica por él creada cuando se trasladó a California para enseñar la Terapia Gestalt mas como forma de vida que como un modelo de terapia.
Fritz Perls dejó el Instituto de Nueva York bajo la dirección de su esposa, Laura Perls, migró a la costa Oeste de los Estados Unidos y en 1964 se incorporó al Instituto Esalen de California, un centro especializado en la educación alternativa de corte humanista que posibilitaba la realización de estudios interdisciplinarios que generalmente no eran atendidos (o eran abiertamente rechazados) por el establishment académico tradicional. Este punto de inflexión marcaría la escisión o cisma de lo que, a partir de entonces, serían las dos corrientes de la Terapia Gestalt que aun hoy dividen a esta disciplina: la Gestalt Teórica de Costa Este y la Gestalt Ateórica de Costa Oeste.
Gestalt teórica versus Gestalt ateórica
En la historia de la Gestalt norteamericana encontramos pues dos corrientes contrapuestas en su modo de conceptualizar la Terapia Gestalt: de un lado tenemos la llamada Gestalt de la Costa Este (New York, Cleveland) interesada en la sistematización teórica y fundamentalmente en la Teoría del Self contemplada en el PHG o texto fundacional. De otro lado, que no sería descabellado considerar opuesto, encontramos la Gestalt de la Costa Oeste (Esalen, California) a la que Claudio Naranjo denomina “experiencialismo ateórico” y cuyas características –según este autor– son un “intuicionismo que se reconoce como tal” y que no contempla como base teórica la Teoría del Self.
Maticemos algunos aspectos que diferencian y oponen a ambas vertientes:
- La Terapia Gestalt vertiente teórica de la Costa Este (en lo sucesivo la llamaremos Gestalt de la Costa Este), está constituida por un amplio grupo de pensadores, representantes del marco de esta corriente terapéutica, filosófica y humanista que carece de un líder o cabeza visible y adalid de la misma. Por el contrario, La Terapia Gestalt vertiente ateórica de la Costa Oeste (en lo sucesivo la llamaremos Gestalt de la Costa Oeste) considera a Fritz Perls como un mito o una suerte de gurú de quien su discípulo, el psiquiatra Claudio Naranjo, sería una especie de profeta.
- Tras su traslado a California y la incorporación al Instituto Esalen (1964), Perls dió un golpe de timón a la Terapia Gestalt al entrar en un una dinámica que aun muchos identifican con el movimiento hippy, y unas prácticas de terapias alternativas que se distanciaron del marco teórico fundacional contemplado en el PHG. Mientras tanto, su esposa Laura, en Nueva York, se mantenía fiel a los orígenes de la Terapia Gestalt y a su marco teórico.
- En cierto modo, la Gestalt de la Costa Este se caracterizaría por la intelectualización y el respeto al marco teórico y la metodología en el modo de abordar la relación terapéutica, mientras que la Gestalt de California devendría en visceral, intuitiva, teatral y catártica.
La Oración Gestalt
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p style=”text-align: center;”>“Yo soy yo y tu eres tu
<
p style=”text-align: center;”>Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y,
Tu no estas en este mundo para cumplir las mías.
Tu eres tu y yo soy yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,
y coincidimos, es hermoso.
Sino, pocas cosas tenemos que hacer juntos.
Tu eres tu y yo soy yo” (Fritz Perls)
Una vez leída con detenimiento, la Oración Gestalt creada por Perls, a la que muchos consideran un mantra capaz de ayudar en mil conflictos o una llave que les abra las puertas a un pleno conocimiento, es fácil concluir que, en su contenido, dicha oración no encaja con los planteamientos gestálticos.
Habida cuenta de cual fue la evolución de Perls y su trayectoria vital-biográfica-existencial, es muy probable que cuando formuló la famosa oración, lo hiciera en un momento puntual y sólo como una herramienta pedagógica que le ayudara a difundir su modelo, sin tener en cuenta la difusión que alcanzaría, los efectos a que daría lugar, la polémica que generaría y las consecuencias negativas que tendría para una disciplina seria y ajustada a un marco teórico y metodológico como es la Terapia Gestalt de la vertiente teórica y ortodoxa, es decir, la de la Costa Este.
Consideremos que en nuestro actual contexto social y cultural, esta “oración” lleva implícita una invitación al egotismo, entendiendo como tal la concesión de una de excesiva importancia a sí mismo y a las propias experiencias vitales que podríamos resumir en la tendencia a hablar o escribir de modo excesivo sobre si.
Hay un egotismo patológico que supone la interrupción del proceso de contacto. Se trata de una forma vivir en constantemente aislamiento y con una gran dificultad para el intercambio con el entorno. Es una actitud rígida que, como forma de vida, puede dar lugar a una personalidad narcisista.
Hay también un egotismo sano que supone el cierre de la frontera-contacto y constituye, no la imterrupción sino la retirada del entorno. Podríamos explicarlo simplificando que, cuando ya se ha satisfecho la necesidad y ha finalizado el intercambio con el entorno, surge un período de retirada, de relajación, en el que es posible la asimilación de la experiencia.
Soy consciente de la complejidad que estos conceptos le puedan suponer al profano por tener que enfrentarse y asimilar en unas cuantas líneas algo que requiere años de formación, pero así como ha sido preciso dejar constancia del egotismo, lo es igualmente dar unas pinceladas a lo que la Terapia Gestalt entiende por contacto. Dicho del modo mas sencillo e inteligible, el contacto es la operación que tiene lugar entre el “Yo” y el“No-Yo”, es decir, entre el organismo y su entorno. Hay que tener en cuenta que ningún ser vivo puede sobrevivir sin entorno y que la función fundamental del contacto es la supervivencia (respirar, comer, protegerse) de tal modo que el “Yo” (organismo) irá al encuentro –en el entorno– de aquello que es “No-Yo” y que constituye una novedad.
¿Y que tiene esto que ver con la oración gestaltica? , se preguntarán muchos, sin duda con razón.
Teniendo en cuenta que la Terapia Gestalt mantiene la teoría de que nacemos con la potencialidad de relacionarnos igualitariamente, y que es a través del contacto (es decir en el encuentro con el otro) donde nos enriquecemos, la oracion formulada por Perls deja de ser gestálticamente coherente –si se me permite expresarlo de este modo–, tanto que para que cobre un verdadero sentido, se impondría reestructurarla, por ejemplo como hizo la reputada Psicóloga Clínica y Terapeuta Gestalt Carmen Vázquez quien, a modo de respuesta-reacción a la oración de Perls, la modificó dejándola como sigue:
“Yo hago mis cosas y tú haces las tuyas.
En muchas de las cosas que hago, tú tienes mucho que ver,
Y en muchas de tus cosas yo he contribuido.
Yo puedo ser yo contigo mientras tú puedas ser tú conmigo.
Yo seré yo mientras tú seas tú;
Y aunque por casualidad nos hayamos encontrado,
Continuemos juntos o separados,
Nuestra vida nunca volverá a ser la misma ya que
Nuestro encuentro nos habrá enriquecido” (C. Vázquez Bandín)
Personalmente, y si me encontrara en la tesitura de tener que escoger una de las dosoraciones, me decantaría por la versión ‘modificada’ de Carmen Vazquez, y lo haría con la contundencia y el respeto que igualmente les otorgo a quienes opten por escoger la primera, la ‘original’ y creada por Fritz Perls, muy a pesar de no comulgar con ella en algunos de sus planteamientos. Podría resumirse este personal planteamiento en una frase de Jean-Marie Robine extraída de su libro Manifestarse gracias al otro:
“Sin el otro, no se abre nada. Sin el otro, no existe nada. Sin el otro, el self no existe; sin el otro, la expresión no existe; sin el otro, no existe la palabra”
Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es
1 comentario
Cordial saludo
Bueno, creo que sería más eficiente, sí se ve desde este punto de vista:
Tú sin mi, no eres nadie, yo sin ti, no soy nadie. En todo sentido, siempre nos necesitaremos…
Hasta pronto.
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