La actividad física produce múltiples beneficios para quien la realiza. También sucede esto a nivel mental; se sabe desde hace tiempo que es incluso un factor protector contra el deterioro cognitivo. Sin embargo, en el caso de los adultos mayores, a medida que envejecen y algunos experimentan deterioro cognitivo, tienden a ser menos activos físicamente.
Amber Watts, profesora asistente de la Universidad de Kansas, afirma:
“La actividad física es muy importante para la función cerebral. Sabemos que para las personas que viven con enfermedad de Alzheimer (EA), la actividad física puede ayudarles a funcionar mejor, enlentecer el deterioro y ayudarles con síntomas como la agitación, la vagancia y el insomnio.”
Según Watts, se sabe muy poco acerca de los patrones de actividad de las personas que experimentan las primeras etapas de EA. Por ejemplo, se carece de datos sobre cómo la progresión de la enfermedad en sí juega un papel en la disminución de la actividad física diaria.
Parte de este problema es que se supone que no son activos físicamente. Sin embargo, señala Watts, su investigación demuestra que en las primeras etapas de la enfermedad son capaces de ser activos, solamente necesitan ayuda.
La actividad física puede ayudar a quienes padecen Alzheimer a funcionar mejor, enlentecer el deterioro y combatir síntomas como la agitación, la vagancia y el insomnio.
Con un colega del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, Vijay R. Varma, estudiaron la actividad física diaria de 92 voluntarios, con y sin EA en el Centro de Enfermedad de Alzheimer de KU, en Kansas City.
Los participantes llevaron acelerómetros Actigraph GT3X + durante una semana.
“Encontramos que las personas con EA tienen diferentes patrones diarios de actividad que las personas sin EA. Ellos pasan menos tiempo en actividad de intensidad moderada, pero tiene que ver con la hora del día, son mucho menos activos por la mañana, cuando la mayoría de las personas están en la cima de la actividad, y eso puede influir en los cuidadores y las personas que están tratando de ayudar a las personas con demencia”.
La mejor actividad para realizar es caminar, afirma Watts. Es de bajo riesgo, seguro, cualquier persona puede hacerlo, no requiere equipo específico, y se puede hacer en cualquier lugar.
La mejor actividad física es caminar. Es segura, no requiere equipo específico y se puede hacer en cualquier lugar.
Hay otras actividades como estiramiento, tai chi, las tareas del hogar, la jardinería, caminar alrededor del centro comercial. Las personas con EA no tienen que ir al gimnasio, solo necesitan hacer algo que los mantenga en movimiento y les impida estar sentados continuamente.
Este estudio aporta información relevante para conocer los patrones de actividad de las personas en etapas iniciales de EA, y desarrollar estrategias específicas de intervención, que puedan optimizar por un lado la actividad física, y por otro mejorar otros aspectos de la vida en estos sujetos, como por ejemplo el sueño.
La investigación actual se ampliará en una nueva en la que participarán voluntarios del Centro de Enfermedad de Alzheimer de KU. Los investigadores están interesados en entender cómo el sueño nocturno y los niveles de actividad interactúan y se influyen mutuamente.
En The University of Kansas pueden acceder a la publicación original.
Fuente: ScienceDaily