Scott Lilienfeld es sin duda uno de los referentes de Psyciencia. En algunos casos hemos traducido o adaptado numerosos artículos suyos, y en otros hemos tomado algunas de sus ideas para formular artículos propios. Por ejemplo, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, son todos artículos que son traducciones o piezas propias que se han beneficiado de sus aportes. A esta altura tendríamos que declararlo escritor honorario de Psyciencia.
Lilienfeld es profesor en la Emory University, en los Estados Unidos. Ha escrito varios libros, el más conocido de los cuales quizá sea: 50 grandes mitos de la psicología popular. Las ideas falsas más comunes sobre la conducta humana, que es de lectura obligada para cualquier estudiante de psicología, como así también decenas de artículos en tópicos muy variados, tanto en journals académicos como en revistas de divulgación.
Lilienfeld es difícil de clasificar. No se dedica exclusivamente a un área o tema de la psicología, sino que investiga y escribe sobre temas dentro de la disciplina que necesitan una perspectiva científica más rigurosa. Lo constante es la perspectiva amable pero escéptica sobre el campo de la psicología, y el soporte constante en la investigación y evidencia disponible en todo lo que escribe.
Y a decir verdad, es alguien a quien todos en Psyciencia admiramos profundamente, por lo cual cuando nos enteramos que iba a estar en Argentina intentamos sobornar a quien hiciera falta para estar allí. Nos referimos, por supuesto, al 2do Congreso Latinoamericano para el Avance de la Ciencia Psicológica (CLACIP), organizado por la Asociación para el Avance de la Ciencia Psicológica (AACP) que se realizó en Buenos Aires. En él, Scott disertaría sobre la práctica basada en evidencia y el papel que los sesgos juegan en ella (algo sobre lo que ha publicado y que Paula José Quintero ha reseñado en este artículo).
Estuvimos haciendo streaming en vivo en Facebook durante una parte de su conferencia, así que si les interesa pueden ver el video de su conferencia, en inglés, (es probable que el video esté disponible eventualmente vía la AACP, dado que lo estaban grabando, pero aún no hemos podido confirmarlo).
Nos encontramos con la agradable noticia de que no sólo no sería necesario sobornar a nadie, sino que la AACP nos invitó a hacer la cobertura del evento y nos trató con mayor amabilidad de la que merecemos. Le escribimos a Scott, quien gentilmente accedió a reunirse con nosotros, con nuestro entusiasmo, y con nuestro inglés con acento entre ruso y mandarín. Paula José Quintero y quien escribe estas líneas nos encontramos con Scott luego de su conferencia, y la entrevista terminó siendo una conversación entre los tres –caótica por momentos pero que hemos pulido un poco para compartirla con ustedes. Descarga el audio de la entrevista en inglés.
***
Hola Scott. Ante todo, gracias por acceder a la entrevista.
Es un placer para mí.
Estaba buscando tu biografía académica, y tengo este pequeño resumen con algunos de los tópicos sobre los que has trabajado. Has escrito sobre recuerdos reprimidos, con Elizabeth Loftus, personalidad psicopática en chimpancés y en humanos, trastorno disociativo de la identidad, EMDR, técnicas proyectivas, Rorschach, terapia de duelo, estrés postraumático, TDAH, prácticas basada en la evidencia en general, terapias potencialmente dañinas, terapia asistida con animales, mitos de la psicología popular, neurociencia, y la lista sigue. ¿Cómo has podido hacer todo eso?
Umm, hay dos trucos. El primero es no dormir demasiado (risas). El segundo es que creo que soy en cierta medida un extranjero para la psicología americana, y en cierto modo creo que he sido afortunado respecto a cuándo obtuve mi doctorado, fue en 1990. Creo que si me doctorara hoy sería mucho más difícil para mí hacer todo eso.
Lo digo porque creo que soy más bien un generalista que un especialista, y si bien eso me gusta, es mi estilo intelectual, tiene también un costo, en el sentido de que no tengo un historial de becas académicas, no trabajo principalmente en una sola área por largos períodos de tiempo, cosa que, al menos en los Estados Unidos, se está volviendo cada vez más importante, o incluso esencial, para obtener trabajos académicos y becas de investigación en las universidades. Si estuviera entrando en la academia hoy sería muy difícil para mí obtener un trabajo académico en una universidad porque trabajo en tantas áreas diferentes.
soy más bien un generalista que un especialista, y si bien eso me gusta, es mi estilo intelectual
Pero ese es mi temperamento, ese es mi estilo, me gusta leer con amplitud en muchas áreas, me gusta pensar las cosas con amplitud, y lo que eso significa es que tiene el costo de no trabajar demasiado en una sola área. Soy un poco como mi director de doctorado, David Lykken, que se llamaba a sí mismo un “carpintero básico” , ese era su estilo, construir las bases de algo y luego moverse a otro lugar y trabajar con otras personas. Y creo que ese es mi estilo también, pero, insisto, ese no es un estilo que necesariamente se valore en la academia moderna, al menos en Norteamérica.
Sí, se valora más la especialización.
Sí, la especialización, y creo que la especialización es importante y necesaria en algunos dominios, pero me preocupa un poco que pueda tornarse en hiperespecialización, con personas sabiendo muchísimo sobre una sola cosa. Podemos volver a lo que decía Isaiah Berlin, sobre las diferencias entre los erizos y los zorros . El erizo es el animal que sabe una cosa, un gran tema que conoce bien, mientras que el zorro sabe muchas cosas distintas. Yo soy más bien un zorro pero creo –y esta es mi perspectiva, mi sesgo– creo que es bueno tener una mezcla de personas así en un departamento de psicología. Como les he dicho a varias personas, no querría un departamento de psicología sólo con personas como yo, porque creo que se necesitan personas que trabajen en un solo problema durante largos períodos de tiempo, tratando de resolverlo, eso es realmente importante. Y por otra parte, creo que es bueno tener algunos generalistas en los departamentos, que puedan cruzar las brechas entre las distintas áreas y ayudar a unir las diferentes partes. Esa es mi opinión.
Y te has divertido bastante también…
Siempre me divierto, nunca me aburro de esto.
Sí, tenemos uno de tus últimos artículos, cuyo título es “No te imaginas quién ha escrito eso. 78 autores inesperados de publicaciones psicológicas” (NdT: un artículo publicado en Perspectives on Psychological Science en el cual enumeran publicaciones psicológicas cuyos autores son actrices, músicos, o escritores que no se suelen asociar a la psicología).
Ese es uno de los artículos más divertidos que haya escrito! (risas), fue muy divertido.
Me encantó la sección de metodología del artículo.
Fue muy rigurosa, sí.
Dice la metodología del artículo sobre cómo se llevó a cabo la investigación, y cito: “A través de varias llamadas telefónicas y una cena en un restaurante italiano acompañada de unas cuantas copas de vino…”
Probablemente más de unas cuantas (risas).
¡Es una metodología hermosa!
Sí, sí. Tuvimos mucha suerte porque conocemos al editor, Bob Sternberg, y nos permitió divertirnos un poco con el artículo. Otros editores nos hubieran dicho que no podemos bromear sobre eso, pero Bob tiene un sentido del humor parecido al mío, así que nos permitió jugar un poco con el artículo.
Es un artículo precioso.
Gracias, fue muy divertido. Y de hecho arrojó algunas sorpresas interesantes, porque hay algunas personas muy conocidas de las cuales no se sabe que han publicado artículos en psicología.
Entonces, poniéndonos un poco más serios, siendo que estamos en CLACIP, el Congreso Latinoamericano para el Avance de la Ciencia Psicológica. Sabemos que estás interesado en la percepción que el público tiene de la psicología, hace unos años diste una charla llamada “Por qué muchas personas ven el estudio de la conducta humana como no científico”, y a la luz de eso, quería preguntarte cuál es tu opinión sobre el tema más reciente en el campo de la psicología, la tristemente célebre crisis de replicación de la psicología.
Es una buena pregunta, me alegra que la hayas hecho. Soy un optimista respecto a este tema, creo que en el corto plazo la reputación de la psicología va a sufrir, porque estamos en el medio de una crisis ahora, en mi opinión la crisis de replicación no se trata tanto de que algunos hallazgos no se estén replicando, sino que no sabemos cuántos serían replicables, esa es para mí la crisis, esa incertidumbre. Sin embargo, creo que en el largo plazo, cuando miremos atrás vamos a ver a estos días como muy buenos para la psicología.
¿Por qué es eso?
Porque estamos en lo que quizá sea la avanzada de todas las ciencias, usando métodos psicológicos para mejorar los métodos psicológicos, y los métodos científicos en general. Estamos de hecho observándonos muy de cerca, viéndonos en el espejo y tratando de hacer la mejor ciencia posible. La mejor ciencia involucra escrutinio, auto–críticas, auto–examinación, y creo que en muchas formas, otros campos, y no soy el primero que dice esto, otros campos nos están observando, muchas de las ciencias duras están mirando hacia la psicología como modelo, porque no creo que nadie esté mejor capacitado, salvo quizá las personas en bioestadística y epidemiología, hay muy poca gente mejor capacitada que nosotros para mejorar la ciencia en general, porque entendemos los sesgos que pueden afectar las investigaciones, entendemos cómo corregir esos sesgos, cómo desarrollar métodos que puedan controlar esos sesgos, así que creo que son muy buenos días para la ciencia psicológica porque aun cuando estamos cuestionando mucho de lo que pensábamos haber encontrado, ese cuestionamiento venía siendo necesario desde hacía mucho tiempo y es saludable.
Creo que lo que va a significar para la próxima década o dos es que tendremos que reevaluar mucho de lo que creíamos verdadero, y que tendremos que descartar mucho de lo que hay en nuestros libros de texto, y eso será doloroso, pero al hacerlo estaremos mejorando la ciencia psicológica. Creo que de hecho puede llegar a ser más amplio aún, creo que podemos estar revolucionando la forma en la que se hace ciencia en general, en muchos campos, porque varias de las formas en las que fuimos entrenados para hacer investigación psicológica probablemente no hayan sido muy buenas. Con frecuencia no hemos hecho un buen trabajo distinguiendo investigación exploratoria, no planificada, de la investigación confirmatoria, planificada, creo que es una línea que se desdibuja a menudo. Con frecuencia no hemos sido cuidadosos controlando los propios sesgos del psicólogo, hemos sido bastante ingenuos al pensar que los investigadores en psicología no sufren de estos sesgos. Así que creo que son buenos días para la ciencia psicológica, a pesar de que en el corto plazo las personas se están cuestionando de si la psicología es científica, pero irónicamente creo que estamos siendo más científicos ahora que nunca, porque estamos siendo más rigurosos.
son muy buenos días para la ciencia psicológica porque aun cuando estamos cuestionando mucho de lo que pensábamos haber encontrado, ese cuestionamiento venía siendo necesario desde hacía mucho tiempo y es saludable
Entiendo. Ya que mencionas los sesgos, que han sido uno de los temas de tu conferencia, quisiera hablar sobre sesgos en la práctica clínica. Y sé que has escrito mucho sobre psicoterapias, especialmente sobre la hipótesis del pájaro dodo, y también sobre esta idea de que todas las terapias son como mucho similares entre sí en términos de eficacia, y que en el peor de los casos son inofensivas, que una terapia no puede hacer daño. Sé que rechazas estas ideas, la hipótesis del pájaro dodo y la naturaleza no dañina de las psicoterapias, ¿por qué las rechazas?
La razón por la cual creo esto es porque el veredicto del pájaro dodo no es comprobable, empíricamente es erróneo, no se ha sostenido bien. Creo que incluso las personas que están más a favor de ese veredicto, como Bruce Wampold, creo que incluso él admitiría que no es exactamente verdadero. Creo que Wampold y sus colegas tienen un punto importante, que los factores no específicos son muy importantes en psicoterapia, y probablemente más importantes de lo que nos damos cuenta, y no estoy en desacuerdo con eso. Creo que el debate es cuánto cuentan los factores inespecíficos.
Creo que es probablemente verdadero, que Wampold tiene razón en que si nos limitamos a las psicoterapias bona fide –aquellas que han sido razonablemente bien investigadas, que tienen bases teóricas razonablemente plausibles– en algunas condiciones, como depresión por ejemplo, la variación en efectividad dependiente de las técnicas específicas es de sólo de un diez o quince por ciento, algunas personas dirían incluso menos que eso.
Eso es probablemente verdadero, creo que tenemos que darnos cuenta, sin embargo, que esos estudios de eficacia están restringidos a psicoterapias bona fide, pero cuando se sale al mundo real, en donde los terapeutas están haciendo toda clase de cosas, y a menudo cosas locas, la variación en efectividad dependiente de las distintas técnicas de tratamiento va a ser mucho, mucho más grande.
También hay bastante evidencia acumulándose, si bien creo que aún necesitamos más evidencia, de que la variación dependiente de los factores específicos versus inespecíficos va a variar dependiendo del trastorno al que se estudie. De modo que para algunas condiciones como depresión, que es principalmente un trastorno de baja moral, las personas se sienten desesperanzadas, probablemente en tanto seas un terapeuta razonablemente competente y puedas inspirar esperanza, probablemente vayas a resultar de ayuda, así que para depresión es probable que varias intervenciones ayuden, y ayuden más o menos igualmente bien, aunque creo que hoy más y más evidencia está sugiriendo que los tratamientos de activación conductual, que ayudan a las personas a moverse, a salir de la cama, ayuden más que otros. Pero para otras condiciones, como Trastorno Obsesivo Compulsivo, creo que los factores específicos son mucho más influyentes, las terapias basadas en exposición son bastante superiores. Hay datos recientes sugiriendo que para bulimia nerviosa los factores específicos son mucho más importantes. Asi que creo que eso va a variar dependiendo del trastorno al cual se considera.
También has escrito que algunas psicoterapias pueden de hecho producir daño, no sólo ser inefectivas, sino que pueden ser potencialmente dañinas. ¿Cuáles dirías hoy que tratamientos potencialmente dañinos?
Creo que Debriefing es probablemente dañina para algunas personas, creo que muchas de las intervenciones coercitivas con delincuentes juveniles, como los programas Scared Straight, sobre los que hay alguna evidencia de que son dañinos. Creo que los tratamientos que reorganizan los recuerdos e identidad de las personas, los tratamientos de recuperación de recuerdos, los tratamientos que intentan traer las llamadas “personalidades alternativas” en pacientes que creen tener trastorno disociativo de la identidad, esos tipos de tratamientos pueden ser bastante peligrosos, porque cuando se modifica la identidad de las personas, el pasado de las personas, el sentido de quiénes son, a menudo se pueden causar grandes daños, particularmente si se los persuade de que han sido abusados, por ejemplo, en esta vida o incluso en vidas pasadas, como algunos de estos tratamientos afirman.
Creo que un error que he cometido en mi propio trabajo –escribí un artículo en 2007 hablando sobre terapias potencialmente dañinas, y me gustó cuando lo escribí, pero creo que en retrospectiva desearía haber escrito más acerca de los terapeutas potencialmente dañinos. Creo que la analogía entre factores específicos y no específicos en la efectividad de la psicoterapia aplica aquí también, creo que es importante identificar las terapias potencialmente dañinas, pero crecientemente he estado pensando que quizá es igualmente importante considerar terapeutas particulares que pueden ser dañinos más allá de su modalidad terapéutica. Y necesitamos más trabajo sobre eso. Hay literatura antigua al respecto, que abarca terapia grupal, el trabajo de Yalom, pero creo que hay razones para pensar que terapeutas que son muy evaluativos, confrontativos, que no apoyan, o que son autoritarios con sus pacientes, esos terapeutas pueden causar bastante daño, y muchas de las historias que he oído sobre personas que resultaron dañadas por sus terapias fueron con terapeutas así, extremadamente prejuiciosos, hipercríticos y que no apoyaban a sus clientes cuando estos necesitaban alguien que los escuchara. Así que creo que necesitamos considerar los estilos de los terapeutas tanto como a las modalidades particulares de terapia que pueden ser dañinas.
Tiene sentido, si hablamos de factores comunes que son beneficiales, hablar de factores comunes que pueden ser perjudiciales.
Absolutamente.
Y luego está el problema de cómo impactar en ello, porque se puede hacer una lista de terapias que son potencialmente dañinas, pero no es tan fácil hacer una lista de terapeutas.
Es así. Y también está la pregunta de qué tan maleables son estas cosas. Hacemos supervisión, así que asumimos que podemos cambiar algunas de estas cosas. Por un lado, probablemente se puedan modificar estas cosas en cierta medida, por otro lado, quizá haya algunos estilos de personalidad que… digamos, si Donald Trump fuera mi terapeuta, no estoy seguro de cuánto podría mejorar… (risas). Y hay algunos terapeutas que tienen un poco un estilo así, quizá se puedan cambiar algunas de esas cosas tempranamente, o quizá sea necesario regularlas en los programas de tratamiento. He visto algunos terapeutas así, es poco común, pero he visto a lo largo de mis años algunos estudiantes que describiría como extremadamente narcisistas, y esos son rasgos de personalidad bien establecidos que quizá sean difíciles de cambiar a través del entrenamiento. Es una pregunta interesante, no tengo la respuesta a ella.
necesitamos considerar los estilos de los terapeutas tanto como a las modalidades particulares de terapia que pueden ser dañinas
También pensábamos en las terapias de conversión para personas homosexuales…
Sí, las terapias reparativas. Sí, me han criticado por no incluirlas en el artículo, y quizá hubiera debido incluirlas pero en esa época investigué sobre qué terapias había evidencia clara de daño, y no había evidencia disponible sobre esas terapias en ese momento. Hoy hay una evidencia creciente al respecto. Mi suposición es, y tengo que considerarlo más detenidamente es que en este momento hay evidencia suficiente sobre el potencial daño al menos con respecto a un subconjunto de esas terapias, particularmente aquellas que son coercivas.
Bien, eso fue interesante. Cambiando de tema, recientemente hemos leído Brainwashed, muy lindo libro que has escrito en colaboración con Sally Satel.
Sí, Sally escribió la mayoría del libro, así que ella merece la mayoría del crédito, y muy merecidamente.
Así es. El libro es sobre las afirmaciones exageradas de la neurociencia y el uso excesivo de explicaciones basadas en el cerebro. Y en el libro hay una frase tuya –o de Sally, no lo sé–, y cito el libro: “surgen problemas cuando adscribimos demasiada importancia a las explicaciones basadas en el cerebro y no suficiente importancia a las explicaciones psicológicas o sociales“
Sí. Eso es probablemente algo que he escrito yo.
Bien, y hoy las neurociencias y las explicaciones basadas en ellas son muy populares, entonces, ¿por qué dirías eso, que las explicaciones basadas en el cerebro pueden ser problemáticas?
No quiero hablar por Sally, pero creo que ella estaría de acuerdo conmigo, pero mi preocupación no es tanto que haya un interés aumentado en el cerebro o en las neurociencias, de hecho creo que es algo saludable, y creo que durante un tiempo en psicología hemos estado muy “descerebrados” como disciplina, no consideramos suficientemente los niveles neuronales de explicación. Mi preocupación es que en algunos dominios nos estemos volviendo “desmentalizados” –y eso es el subtítulo del libro. A lo que me refiero con eso es que estamos subestimando el nivel psicológico de explicación. Ciertamente necesitamos entender los correlatos neuronales y quizá los sustratos de cosas como las adicciones, depresión, y así, pero al mismo tiempo se trata de sólo un ángulo, sólo –y estoy usando esta expresión con mayor frecuencia, ‘lentes’ de explicación, en lugar de niveles de explicación– sólo un lente de explicación. Lentes de explicación a través de los cuales entender un problema.
Tomemos adicción, sobre lo cual tenemos un capítulo completo en nuestro libro. Sally en particular es una experta en adicción, trabaja a medio tiempo en un centro de adicciones. Claramente hay una contribución genética en muchas formas de adicción, no hay discusión allí, vulnerabilidades genéticas que juegan un papel en el cerebro; también sabemos que en casos extremos de abusos de sustancias o alcohol pueden dañar la corteza frontal y otras partes del cerebro.
estamos subestimando el nivel psicológico de explicación
En cierto nivel estas cosas están relacionadas con el cerebro, pero por otro lado, no es la única perspectiva. También sabemos que la adicción es función de las expectativas, es una función de motivaciones e impulsos, creo que eso es pasado por alto por las personas que afirman que la adicción es una condición crónicamente recidivante, esa es la posición de nuestro Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIDA), y los datos dicen que eso no es cierto. La mayoría de las formas de adicción, tomemos uso de heroína, no siempre son recidivantes y de por vida, muchas personas logran abandonarla. Y también sabemos que los adictos pueden responder, y de hecho responden, a incentivos, incentivos psicológicos como por ejemplo si les dicen que se les va a hacer un test, o si se les da dinero por ser testeados, a menudo se les va a hacer difícil pero van a dejar de consumir, y muchos por sus propios medios.
Nuestra preocupación es que enfocarse tan intensamente en las explicaciones basadas en el cerebro, en el nivel o lente de explicación cerebral, ignora otros niveles o lentes de explicación importantes: motivaciones, expectativas, susceptibilidades, apertura a las contingencias ambientales, que son incluso más importantes para el tratamiento y prevención.
Así que mi preocupación no es que no deberíamos observar a ese nivel, sino que puede distraernos de otras formas útiles de entender e intervenir.
Entonces, si se toma el nivel neurológico como única causa, no se presta atención a variables sociales…
Eso también es correcto.
Si se toma la depresión como un desorden cerebral entonces la intervención única es medicación…
Por supuesto. Tomemos control por estímulos, por ejemplo. Nuevamente, hablamos de que existe una susceptibilidad genética al abuso de alcohol, y eso es algo que no discutimos, pero también sucede que cuando una persona con un trastorno por abuso de alcohol está volviendo a su casa a menudo puede tomar una decisión, puede pasar al lado de un bar en el cual hay amigos e ir al bar a beber, o pueden decir “hoy voy a desviarme un par de cuadras para no pasar frente al bar porque sé que si paso por ahí me voy a tentar“, entonces la agencia y la elección también juegan un papel aquí, por lo cual decirle a esas personas que tienen una condición crónica y recidivante que está fuera de su control no es saludable y creo que incluso puede ser perjudicial.
Algo similar al experimento del Rat Park, en el cual ratas adictas a la morfina dejaban de consumirla si se les daba acceso a una jaula con un ambiente más rico.
Oh, sí. Y los datos muestran eso claramente. Cuando a las personas o animales se les da acceso a alternativas que también activan el sistema de la dopamina, por ejemplo, que produce placer, cuando tienen esas alternativas tanto animales o humanos van a elegir esas alternativas. Similarmente entonces, y los conductistas han hablado mucho al respecto, reforzar diferencialmente otras conductas, conductas alternativas, es ciertamente un tratamiento efectivo para la adicción porque muchas de estas personas están aburridas o experimentan una falta de placer o disfrute en sus vidas, y proporcionar formas alternativas de disfrutar la vida puede ser efectivo.
veo a la ciencia como un abordaje que está asociado con un conjunto de herramientas diferentes
Sin que necesariamente haya un cambio previo en el cerebro.
Es correcto. Pero eventualmente todo cambia en el cerebro en algún nivel, pero la pregunta es si el punto de intervención tiene que ser una intervención biológica directa o si puede ser una intervención psicológica, que por supuesto va a afectar indirectamente al cerebro, esa es la pregunta.
Eso es interesante. Bien, y entonces, mi última pregunta, volviendo a donde empezamos. En 2007 escribiste un artículo con una pregunta por título: “¿Puede la psicología convertirse en una ciencia?”
Fue un mal título… (risas)
¿Sí? ¿Por qué?
Bueno, estaba siendo provocador. Es un mal título por dos motivos. En primer lugar creo que la psicología misma no es una psicología unificada, hay algunas áreas de la psicología que son más científicas que otras, así que creo que es un poco amplio. En segundo lugar, creo que no es una cuestión de “sí o no”, creo que es un proceso de volverse científica. Estaba siendo un poco provocador, pero creo que mi punto es que aún falta mucho por recorrer. Irónicamente, mi opinión es que en los últimos años, con la crisis de replicación, nos hemos vuelto más científicos que nunca porque empezamos a observarnos más de cerca, lo cual sé que es una posición un tanto heterodoxa, soy un forastero en este aspecto porque las personas ven esto y ven a la psicología volverse menos científica mientras que yo sostengo lo opuesto, que ahora estamos comenzando a observar bien de cerca nuestros sesgos y encontrar formas de compensarlos. Pero, disculpas, no quería interrumpirte…
No, para nada. Mi pregunta sería justamente eso ¿qué consideras que es la cosa más importante que necesitamos, como campo, para convertirnos en una ciencia?
Es una gran pregunta. Creo que como respuesta amplia, lo más importante que las personas necesitan para volverse mejores científicos –y también he tenido que hacerlo yo, aunque es una lucha– es ser concientes de sus propios sesgos. Creo que ese es el corazón de lo que la ciencia es. No soy un creyente en “el” método científico, pero creo que hay métodos científicos, veo a la ciencia como un abordaje que está asociado con un conjunto de herramientas diferentes, y las herramientas que usamos en psicología son muy diferentes de las que usan nuestros colegas en geología, astrofísica, o química, pero en cualquier caso, todas estas herramientas están diseñadas para minimizar, no eliminar, sino minimizar sesgos de distintos tipos. En particular sesgos de confirmación, algo hacia lo cual todos somos propensos, todos somos susceptibles a ellos por el hecho de ser humanos, a buscar evidencia consistente con lo que creemos, a confirmar nuestras hipótesis, a negar, descartar, o destruir evidencia que las refute. Es algo que librados a nuestro arbitrio todos vamos a hacer, porque somos humanos. os científicos son humanos y tienen hipótesis, y si hay algo en juego –que no tiene que ser necesariamente dinero, a pesar de que pueda ser un interés, sino el hecho de tener algo en juego, de haber dedicado esfuerzo o energía en algo que se cree muy fuertemente–, van a encontrar aquello que están buscando muy a menudo.
Y la ciencia es el mejor conjunto de herramientas que la especie humana ha desarrollado para minimizar las chances de engañarse a sí misma. Así que mi perspectiva es que las personas necesitan entender eso, y entender que el pensamiento científico no ocurre naturalmente a los humanos. Ha habido una tendencia en la psicología del desarrollo, que no creo que sea útil, a considerar a los bebés como científicos naturales, y creo que ese es un error serio, de hecho. Los bebés son naturalmente curiosos, sin duda, y testean sus hipótesis, pero no son científicos porque tienen la mitad del asunto. Son buenos encontrando patrones, pero no son buenos discriminando qué patrones son genuinos y qué patrones no lo son. Y a causa de nuestra propensión a los sesgos es probable que encontremos patrones allí donde no los hay. La ciencia intenta discriminar qué patrones, qué relaciones son reales y cuáles no lo son. Si las personas pueden entender eso, yo estaría muy contento.
Gracias por tu tiempo.
Ha sido un placer.
Notas al pie de página:
- ¿Puede hacer daño una psicoterapia? ↩
- Los 10 mandamientos para ayudar a los estudiantes de psicología a distinguir la ciencia de la pseudociencia ↩
- “Yo soy visual” – El mito de los estilos de aprendizaje ↩
- Hablar bien no cuesta nada: Algunos términos psicológicos que deberíamos evitar ↩
- ¿Por qué las psicoterapias inefectivas aparentan funcionar? ↩
- El gran enemigo de la verdad: Los 10 mitos más populares de psicología ↩
- ¿Es el Rorschach una herramienta útil en la clínica? ↩