Para muchos el sonambulismo no es más que un fenómeno inofensivo que puede convertirse en una divertida anécdota para contar entre amigos. Pero un nuevo estudio publicado en la revista Sleep y liderado por el neurólogo e investigador Yves Dauvilliers, encontró que esta condición puede inducir conductas violentas que derivan en graves consecuencias para la calidad de vida de los sonámbulos.
El 17% de las lesiones requieren atención
médica para el sonambulo o para su pareja
“Hemos encontrado al comparar con el grupo control, que los sujetos con sonambulismo tienen una alta frecuencia de somnolencia durante el día, fatiga, insomnio, depresión, ansiedad y una calidad de vida alterada”. El sonambulismo se considera usualmente como una condición benigna, pero puede ser una condición realmente seria que no debe ser ignorada,” aseguró Dauvilliers.
El sonambulismo es una parasomnia que afecta al 4% de la población adulta e incluye una serie de conductas complejas que ocurren durante los despertares del movimiento ocular no rápido (NREM). Durante un episodio de sonambulismo el cerebro está parcialmente despierto, dando lugar a complejos comportamiento sin conocimiento consciente de las acciones.
Los resultados de la investigación demostraron que el 22.8% de los sonámbulos presentan episodios nocturnos y el 43.5% de los sujetos presentados episodios semanales. Además se encontró una correlación positiva del 58% entre los comportamientos violentos relacionados con el sueño, incluyendo un 17% de lesiones que requieren atención médica en el sonambulo o en su pareja. Entre las lesiones mencionadas se puede encontrar: hematomas, hemorragias nasales y fracturas. Uno de los participante de la investigación reportó múltiples fracturas y un serio trauma craneal luego de saltar por la ventana de un tercer piso.
El sonambulismo es una parasomnia que
afecta al 4% de la población adulta
Los resultados también permitieron conocer diferentes factores desencadenantes de los episodios de sonambulismo, en el 59% de lo casos los eventos estresantes fueron: fuertes emociones positivas, privación del sueño, etc. Y con menos frecuencia la ingesta de alcohol o drogas. Todos estos factores incrementan la inestabilidad de las ondas lentas del sueño y del NREM.
Según los investigadores, este es el estudio prospectivo más grande realizado con una cohorte compuesta por 100 sujetos que tenían entre 18 y 58 años de edad y que fueron diagnosticados con sonambulismo entre los años 2007 y 2011; además de los 100 sujetos pertenecientes al grupo control. Se utilizaron entrevistas, cuestionarios estandarizados y evaluaciones objetivas por medio del polisomnógrafo, un instrumento especializado para investigar las características clínicas, las consecuencias y la comorbilidad del sonambulismo.
Fuente: JournalSleep